7. Hablando con la luna, tratando de llegar a ti.

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Por la noche en casa de los Minamoto Tiara y Teru se encontraban cenando, Kou no cocinaba así que Teru tuvo que encargarse de ello, y aunque su comida no siempre tuviera un buen sabor por lo menos era comestible.

—Princesa, ¿me ayudas a llevarle la cena a Kou?

Después de que Tiara asintiera repetidas veces con la cabeza Teru tomó una bandeja y colocó la comida para su hermano, luego ambos subieron por la escaleras hasta el cuarto de Kou. Entonces Teru le entregó a Tiara la comida diciendo: —Si no te abre la puerta, llámalo, a ti te hará caso.

Tiara susurró "bien" y mientras tocaba vio a su hermano mayor yendo a su cuarto. Luego de unos segundos se abrió la puerta delante de ella, Kou sonrió al ver a su hermana.

La pequeña había vuelto a su cuarto luego de preguntarle a Kou cómo estaba, pero mientras cepillaba sus dientes para acostarse en su cama llamaron a su puerta.

Teru, como casi todas las noches había venido a conversar con ella sobre su día ya que se entraba ocupado la mayor parte de la tarde con cosas del colegio. Tiara comenzó a hablar y sacó unas hojas de sus cajones: —Nii-chan, había olvidado mostrarte el cuento que hice, la maestra me felicitó cuando lo leyó —entregó las hojas a su hermano y se sentó en el borde de la cama.

El título era: "Una fotografía a la luna."

Había una vez un chico al que le gustaba tomar fotos, pero no era muy bueno en ello. A pesar de eso era bastante estricto y tenía una regla, solo podía fotografíar lo que le gustaba e importara. Y como no tenía amigos, él hablaba con la luna, incluso creía que ella podía concederle deseos. Una noche de luna llena el chico tuvo un pensamiento: "La luna es muy hermosa, debería tomarle una foto". Así que tomó su cámara y capturó a la luna en una fotografía. La luna se sorprendió al ver la foto porque era muy, muy bonita, se sintió tan feliz que cumplió uno de los deseos del chico. Él podría ser un excelente fotógrafo, todas las fotos que tomara serían obras de arte, pero había una condición, la luna siempre se había sentido hermosa por encima de todos exceptuando a los humanos, así que le dijo que no podía fotografíarlos o de lo contrario perdería el talento concedido. El chico aceptó sin preocupaciones, después de todo nunca le gusta tomar fotos de personas. Pasó mucho tiempo y el chico se volvió un joven reconocido por las hermosas fotos que hacía, ganaba muchos premios y muchos lo querían. Hace unas semanas había conocido a un chico en una exposición de sus obras en el museo, él como tantos otros le había dicho que era muy talentoso y que lo admiraba mucho, pero el chico le preguntó si podría conocerlo, algo que nadie le había dicho, porque de lo que siempre hablaba con los demás era de sus fotografías y no de sí mismo. Un día el chico conocido por sus fotografías perdió en un concurso contra un novato, él nunca había experimentado la pérdida así que se puso muy triste y lloró mucho; el chico que conoció la otra vez lo encontró, le preguntó qué le ocurría y cuando le contó el otro lo abrazó fuerte y le dijo: "Ganes o no, mientras ames lo que haces, lo hiciste bien". El chico lloró más así que el otro le ofreció que fueran a caminar para que pudiera calmarse. Lo acompañó todo el día. Mientras el chico se distrajo y volteó, el fotógrafo aprovechó el instante para tomarle una foto. Y cuando le preguntó qué es lo que fotografiaba él respondió: "Quien sabe, quizá algo muy importante para mí". Esa noche la luna lo castigó quitándole la habilidad que tenía, pero él no lloró, porque a pesar de haber perdido, también ganó. En toda su vida nunca sintió que había ganado algo por sí mismo hasta ese momento. Ganó un amigo, uno de verdad.

—Mi princesa es muy talentosa —dijo Teru acariciando su cabello—, tu cuento es hermoso.

Tiara sonrió diciendo: —Kou-nii me dio muchas ideas cuando me mostró las fotos de Mitsuba-kun —luego susurró mirándolo— ¿Quieres que te cuente un secreto? Mitsuba-kun no se ha ido, él habla con Kou a través de la luna.

Teru le hizo muchas preguntas a Tiara y ella respondió con toda honestidad, parecía creer en cada palabra que le había dicho Kou sobre Sousuke, pero cuando preguntó ella pareció dudar: —¿Cuándo podrá venir Mitsuba-kun a jugar con nosotros?

El mayor había venido a hablar sobre ello exactamente, había meditado sobre las palabras adecuadas para decirle, sin embargo seguía dudando sobre si era demasiado brusco para ella.

—Tiara, él no va a volver.

La menor abrió los ojos en grande, su carita reflejaba tristeza, ella tartamudeó "¿por qué?"

Él ya no está con nosotros, está descansando en otro lugar.

Las lágrimas se habían acumulado todo este tiempo en sus ojos y solo se permitieron caer cuando ella dijo: —¿Murió...?

Esa noche Teru se quedó sentado a un lado de la cama hasta que su hermana durmiera, consolándola y limpiando cada lágrima que ella derramaba.

Cuando salió del cuarto de la menor un pensamiento cruzó por su mente. Él podía consolar a su hermana, pero ¿quién podía secar las lágrimas de su hermano?

•••

—Nene-chan, el presidente te está buscando.

Acababan de terminar las clases, todo el mundo se apresuraba para regresar a sus casas, incluyendo a Yashiro Nene, quien estaba de espaldas y había sido sorprendida por Aoi, su amiga.

"¿Un chico me busca?" "¿El presidente?" Murmuró.

Finalmente Nene tomó su mochila y giró a ver al guapo chico por el que más de la mitad del colegio suspiraba, incluyéndola.

—Nene-chan, que suerte tienes —susurró Aoi.

"En absoluto, ni siquiera sé cómo tratar a los chicos", pensaba.

Se dirigió hacia la puerta, que es donde el mayor la esperaba, luego este dijo: —Yashiro-san, lamento molestarte, pero ¿me darías algo de tu tiempo?

¿Esta vez limpiaré baños u organizaré documentos? Quiso decir la menor, pero solo pudo tartamudear un: —Claro, Minamoto senpai.

Caminaban hacia la salida del colegio, no parecía haber apuro alguno porque el mayor caminaba lentamente, pero su rostro se notaba su preocupación, tenía el ceño fruncido y la mirada fija al piso, Nene se puso más nerviosa cuando lo escuchó decir: —Quiero que me ayudes con algo, conoces a mi hermano Kou, ¿verdad?

Ambos se detuvieron en medio del camino, ya fuera del colegio.

—¿Qué pasa con él? —preguntó preocupada.

La única razón por la que Minamoto Teru pudo salir temprano del colegio fue porque Akane aceptó encargarse de las cosas del consejo estudiantil. Y para no encontrarse con Kou le pidió a Yokoo y Satou que lo distrayeran hasta que se fuera. Le murmuró a Nene que no podía decírselo aquí y que irían a otro lugar. Así ambos partieron hacia una cafetería cercana, el mayor pidió algo para Yashiro y cuando tomaron asiento él comenzó diciendo: —Quiero que sepas que si no fuera por la gravedad de esto no habría venido a ti y ventilaría la vida de mi hermano —parecía agotado, Nene nunca lo había visto de esa manera—. De hecho, eres la única que puede ayudarme.

Kou se negaba a hablar con él, ignoraba a Yokoo y Satou la mayor parte del tiempo, a Tiara la había envuelto en su mundo antes y a la madre de Mitsuba parecía no querer escucharla. 

Minamoto inició contando la larga amistad que había entre los Minamoto y Mitsuba, alguna que otra anécdota y por último un tema que nunca se tocaba, la muerte de Sousuke. A pesar de que todo fue dicho con el tacto necesario Yashiro no pudo evitar derramar un par de lágrimas, pero cuando escuchó lo siguiente su pecho se apretó y su corazón dolió más: —Kou tenía una relación más profunda con Mitsuba, no era como yo o mi hermana, Yashiro-san; creo que ellos eran pareja —dio un largo suspiro—. No sabía qué hacer cuando me enteré por mi hermana que él decía verlo todos los días y que hablaba con la luna, esperando que sus palabras pudieran llegar a él...

Nene no habló ni se movió del lugar, así que el mayor siguió hablando: —Pronto se cumplirá un mes del fallecimiento de Mitsuba, no puedo permitir que se siga haciendo esto, así que...

Talking to the moon; MitsukouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora