1.Hierofilia

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Era Domingo y Jaebeom no fallaba a sus tradiciones, todos los domingos eran de iglesia, claro que era un fiel creyente, a su manera. Si las personas se enteraran que es gay, nunca volvería a pisar dicho lugar. Como dicen para la iglesia los homosexuales no están permitidos así como los adictos al sexo, comida y todas esas cosa que están en los mandamientos.

—¡oh!, hijo que gusto verte por aquí — la señora Woo lo saludó

—igualmente señora Woo

—¿vienes solo? -ambos entraron a la iglesia tomando asiento en una de esas largas bancas

—si, mi novia no me pudo acompañar —mintió

Siguieron hablando hasta que el padre ingresó, todos los asistentes se pusieron de pie, incluyendo Jaebeom, tuvieron la primera oración, como todos los domingos el coro deslumbraba con su presentación. Leyeron algunas párrafos de la biblia, lo que no entendía el pelinegro era que algunos presentes se ponían a gritar de la nada, elevar sus manos, otros hasta lloraban.

El culto terminó a las pocas horas, en ese entonces el padre llamó a Jaebeom, todos ya se habían retirado de la iglesia, solo se quedaron los dos. El padre le dijo algunas cosas y le recomendó leer algunos párrafos mas de la biblia, de paso tener que reprenderse hasta que sus gustos por los hombres desaparezcan. ¿Cómo lo sabía?, aunque no crean los "ayudantes" del padre le contaron uno de sus secretos la cual hizo en el confesionario. Eso lo cabreó muchísimo, ya que lo que se dice ahí, se queda ahí. Ahora tenía que escuchar todo el sermón del padre cada domingo. El padre le regaló una biblia y un crucifijo, para que así el señor pudiese estar con él cuando lo necesite.

Al terminar la charla, fue al supermercado por algo de comida, seguro su novio estaría en la cama viendo alguna serie o película, Jinyoung era como él, bueno, casi, el castaño también creía en Dios pero a su manera, esa era a no entregarse a ninguna religión , no creer ni en pinturas y todas esas cosas, solo creía en el que estaba en el cielo...a veces se olvidaba de sus creencias.

—bebé, ya llegué —avisó el mayor dejando lo que compró sobre la mesa —¿Jinyoungie? —llamó nuevamente, subió las escaleras yendo hasta su habitación, las cortinas estaban cerradas, esas luces led que le había comprado a su novio, resaltaban de un tono color rojo, algo confundido dejó el crucifijo y la biblia sobre la mesita de noche

—¿Beomie?, ¿llegaste?

—si bebé, ¿Dónde estas?

—ahora salgo...—el mayor se sentó en la orilla de la cama esperando a su novio

Tal fue su sorpresa, que a la hora de que su chico salió quedó con la boca abierta, este vestía una túnica que solo le cubría la parte de arriba, guio su mirada mas abajo, el castaño llevaba unas pantis y lencería blanca. Jinyoung le regaló una de esas sonrisas que mas le gustaba. Se acercó lentamente a él.

— hoy fui una monjita mala, necesito que me castigue —parpadeó un par de veces

— ¿Quién soy yo para negarme? —sonrió

El menor se echó en el regazo del mayor dejando su culo a la altura de las manos del pelinegro, Jaebeom se mordió el labio inferior, su novio sabía como hacerle caer en el pecado.

Levantó la túnica que estorbaba, besó ambos globos, dando suaves masajes, llevó su mano a la nalga derecha dándole una fuerte palmada, haciendo jadear al menor, hizo lo mismo un par de veces más con ambas nalgas, luego tomó la biblia que le había regalado el padre, esa cosa no era muy grande pero si estaba hecho de cuero, levantó el objeto para tirarlo en esos perfectos globos, la zona se encontraba roja, pasó nuevamente su lengua, ésta se encontraba caliente.

÷ F E T I C H E S ÷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora