11.Trullafilia

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Jaebeom abrió los ojos lentamente, no sintió el calor de siempre a su lado, por lo que optó por despertarse. Fue directamente a la cocina para poder beber un poco de agua, en la mesa había una nota junto a un vaso de jugo y un sándwich.

"Cariño, estaré en la azotea, subes para que me ayudes, comete todo por favor, o me sentiré mal"— con amor Jinyoungie

Sonrió al leer la nota, tomó el desayuno rápidamente. Al terminar se cambió para poder subir a la azotea, era miércoles seguro Jinyoung estaría en su jardín improvisado. Lo encontró llenando algunas macetas con tierra, no podía creer que hasta haciendo eso Jinyoung se veía realmente hermoso. Fue hasta él, el castaño notó su presencia sonriendo al chocar sus miradas, se levantó limpiando los restos de tierra.

— Buenos días, cari...— no pudo terminar de hablar ya que el pelinegro lo besó, tomando posesivamente su cintura — Beomie — gruñó

— Buenos días bebé — habló luego de separarse, su Jinyoungie se veía tan tierno con ese sombrerito y algunas manchitas de polvo en sus mejillas — mi hermoso bebé — dio varios besos en la mejilla de su novio, le importaba un pepino que esté todo sucio — eres tan lindo

—hyuuung — rio con ternura

— te amo, te amo, te amo, te amo — siguió besando sus mejillas — tu carita se ensució mi amor, pero igual te sigues viendo hermoso, te amo, te amo — no dudó en seguir besándolo

— yo también te amo Beomie — lo abrazó — ¿terminaste de comer todo?

— mmmm...si— dijo sin soltarlo —pero aún tengo hambre...quiero comerte a ti — susurró en oreja para luego morderlo

—hyung, tengo que terminar aquí, no sé porque te dije que subieras — sintió los besos húmedos que Jaebeom dejaba en su cuello

— porque me amas — dejó un último beso

—lo hago — sonrió

—vamos Jinyoungie, solo será un rato — el menor rodó los ojos

—primero terminaré de plantar esas semillas, claro que me vas a ayudar, y luego podemos hacer lo que quieras, ¿capisci? — el pelinegro gruñó

— está bien, lo tomaré, pero me ofende muchísimo

— sí, sí, si, ya, ve a traerme más sacos de fertilizante

Con otro gruñido el pelinegro se alejó yendo a traer más bolsas de fertilizante que estaban en el primer piso, luego de recoger todo fue hasta la cocina sacando dos botellas de agua. Subió nuevamente a la azotea, Jinyoung se encontraba de rodillas acomodando algunas macetas, dejó los sacos a un lado, para colocarse detrás del menor.

— oh Jinyoungie — le bajó los pantalones hasta los muslos, dejando expuesto el hermoso trasero del menor.

—¡hyu-hyung!, ¿Qué rayos haces? — quiso moverse, pero el pelinegro se presionó más contra su cuerpo

—solo un ratito — sus escurridizos dedos tanteaban la entrada del castaño

—pe-pero hyung alguien nos verá —el mayor llevó sus dedos a su boca para ensalivarlos, el castaño lo detuvo —si quieres hacerlo, sabes que esto no me gusta primero — el mayor sonrió, tomó una silla para poder sentarse, Jinyoung gateó hasta quedar entre sus piernas

—ves, ahora no te importa nada, Oh, Jinyoungie — gimió apenas la cálida boca de su novio apresó su pene de forma fantástica, comenzando a succionarle.

El tiempo pasaba tan lento que parecía como si se hubiera detenido. No escuchaban nada de su alrededor, ni siquiera a las personas que estaban en las terrazas vecinas. La lengua de Jinyoung se paseó por el glande del mayor con lentitud, torturándolo placenteramente. Siguió chupando a gusto, introdujo gran parte del pene en su boca, pero eso no satisfizo del todo al pelinegro, puesto a que en un solo movimiento de caderas toda la erección invadía su boca, rozando su garganta. Comenzó a mover su cabeza, succionando con energía mientras miraba a su novio a los ojos, compartiendo el deseo y la lujuria que sentían por el momento y el otro. Jaebeom mantuvo sujeto sus cabellos, guiando el ritmo de esta misma.

÷ F E T I C H E S ÷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora