Capítulo 9

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Estoy impactada. Impresionada...en shock.

¿¡Que coño está haciendo él aquí!?

Mis piernas no paran de temblar, siento que mi pecho está caliente y lo único que hago es morderme las uñas de las manos, mientras miró a Christopher dirigirse a la barra, mis ojos viajan por toda su espalda hasta llegar a su gran trasero ¡Pero que culo el que tiene!

Amara me mira un poco extrañada, me pasó la mano por la cara, están húmedas !Estoy sudando! De pronto siento el inmenso calor que se cierne sobre mí. ¿Pero que me pasa?, ¿Por qué estoy así? Christopher se voltea y mis ojos impactan con los suyos.

¡Que la tierra me trague! Se queda mirándome por un rato, creo que no me reconoce, pero cuando me reconoce y sabe quién soy me regala una leve sonrisa y yo sin saber que hacer, se la devuelvo, las piernas aún me tiemblan y siento que todo mi cuerpo suda. Amara interrumpe el cruce de miradas que tengo con Christopher y pregunta:

—¿Todo en orden?

—Si—pestañeo, la miró por un rato, pero automáticamente mi mirada vuelve a Christopher, es como un imán.

—¿Qué miras tanto?

—Nada—no apartó la mirada de Christopher. Entonces se da vuelta para ver lo que miró tanto y dice:

—¡Oh por dios! Con razón estás así, ¿Que hace ese hombre aquí?

—¿Lo conoces?—aparto la mirada rápidamente de Christopher y la miro.

—La pregunta es ¿Quien no lo conoce?

La miró confundida por unos segundos y entonces me dice:

—Tiana, Christopher Harrys es un multimillonario y además es guapísimo, todo el mundo lo conoce, cada vez que entra en un lugar, las mujeres cuchichean cosas pervertidas que les gustaría que él les hiciera o que les gustaría hacerle. Se les bajan las bragas con su presencia.

Suelto una risa y disimulo lo incómoda que me he puesto con lo que ha dicho. Recuerdo lo que me dijo Isaac, ahora todo tiene sentido. Christopher Harrys es un multimillonario muy guapo y ninguna mujer se resistiría antes sus encantos...creo que ni yo misma lo haría.

Vuelvo a mirar hacia donde está Christopher, pero no lo encuentro, ¿Dónde se ha metido? Miró hacia varios lados pero no encuentro su presencia. Es mi oportunidad. Es mi oportunidad de salir rápidamente del restaurante, para irme al trabajo sin que Christopher me vea.

Cojo a Amara del brazo y salimos del restaurante, más rápido que Speedy González. Tomo aire cuando estoy afuera y en mi mente salto de la alegría. Estoy tan feliz por no haber cruzado ninguna palabra con ese ser, solo fue un cruce de miradas y luego desapareció como por arte de magia.

                               ☕︎☕︎☕︎☕︎

Mi llegada al restaurante es a las siete de la mañana. Amara me recibe con un gran abrazo, saludo a todos, menos a Isaac ya que no lo veo en la barra,  me dirijo al almacén, me hago una coleta alta en el cabello y me dirijo a la oficina en busca de Isaac para saludarlo y que sepa que ya llegué.

Entro sin tocar la puerta.

—¡Mierda Tiana!—Isaac abre los ojos como platos, está levantado, tiene los vaqueros por las rodillas y su bóxer tiene la forma de una montaña. También abro los ojos como platos e inmediatamente cierro la puerta.

¿Pero que carajos?, Fue mi culpa, no debí entrar sin permiso, es su oficina y puede hacer lo que quiera en ella. Aprieto mis manos, me pegó a la puerta y digo:

—Isaac cuanto lo siento yo...yo—me corto—no fue mi intención verte así.

—No, tranquila Tiana—se queda en silencio un rato y luego prosigue—la culpa fue mía—no se que decir, tomo aire y suelto:

—Bueno, estaré en la barra por si me necesitas.

—Vale, te veo allá—dice y yo me dirijo a la barra.

Trago grueso, esa imagen jamás saldrá de mi cabeza, no puedo creer aún, que ví a Isaac en bóxer y con su amiguito erecto. Admito que la cara de Isaac me dió un poco de risa, pero no es el momento para burlarse de eso, ahora solo tengo que trabajar como cada día.

Me quedo en la barra esperando a que una persona se acerque para atenderla. Siento que la mano de alguien se posa en mi espalda y yo pegó un brinco.

—Hey tranquila, soy Amara, no soy un fantasma—dice y yo suelto una risita.

—¿Qué quieres?

—Bueno, esa señora quiere que la atiendas—señala con los ojos a una señora que está sentada en una de las mesas, mirando hacia la ventana.

—¿Quién es?

—No lo sé, solo quiere que tú la atiendas.

Me quedo un poco confundida, no conozco a ningúna señora, me acerco a la mesa y digo:

—Buenos días, ¿En qué la puedo ayudar?

La señora se gira y nuestros ojos se encuentran, mis ojos la reconocen enseguida, los abro un poco, no puede ser, ¿Qué hace la señora Brenda aquí?

—¿Que acaso has visto un fantasma?—me da una sonrisa.

—¿Cómo está señora Brenda? No, solo que me pareció extraño verla aquí.

—Bueno, me dió curiosidad por venir.

—Que bueno—finjo una sonrisa—¿Qué desea?

—Pues lo principal, primero quiero hablar con tu jefe y lo otro es, un café grande y un emparedado.

—¿Hablar con mi jefe?

—Así es, hablar con tu jefe.

—¿Qué quiere hablar con mi jefe?

—Nada que a usted le importe, son cosas de negocios, solo dígale que la señora Brenda lo espera afuera.

¡Pero que pesada! Si fuera la dueña del restaurante la corriera ahora mismo, pero no lo soy, así que lastimosamente me tengo que aguantar sus palabras.

—Ok—digo con mi mejor sonrisa y me voy directo a la oficina, si sigo acá un rato más escuchando sus palabras, me volveré loca y le arrancaré el cabello. Abro la puerta del corredor y tropiezo torpemente con Isaac.

—Wow, ¿Todo bien? Te ves apresurada—me agarra el hombro y me mira fijamente.

—Si, solamente te estaba buscando.

—Ah, ¿Por qué me buscabas?

—Pues una señora te espera afuera, quiere hablar algo contigo—finjo una sonrisa.

—¿Señora?

—Si, se llama Brenda.

—No conozco a ningúna señora que se llame Brenda—se rasca el cuello.

—Debió haberse confundido con tú padre.

—Probablemente. Iré a ver qué necesita—dice y se dirige a la mesa en donde esta la señora Brenda, mientras que yo me dirijo a la barra. Sirvo el café en un vaso grande, si tuviera la oportunidad le echaría dos gotas de veneno al maravilloso café.

Tapo el café y le digo a Amara que preparé un emparedado, me doy vuelta para llevarle el café a la señora Brenda, entonces me sorprendo y por poco se me cae el café de las manos, cuando veo a Christopher en la barra.

¿¡Pero qué coño hace aquí!?

Enséñame lo que sabes (En pausa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora