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LEYENDA

LA PARTIDA (Prologo)

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Ángeles, hermosos seres místicos que controlaban la paz de la Tierra desde tiempos remotos. Nunca tenían contacto con seres humanos pero su presencia era obvia de sentir, eran suaves y cálidos como el nido de los pichones, protegían  a la humanidad desde lo más alto de los cielos sin ser vistos siquiera una vez por ellos.
Toda esta realidad se mantenía hasta el día de la guerra con los dragones oscuros, liderados por un tirano cuyo rostro nadie  pudo ver nunca. De grandes alas con una luminosidad infinita guiaba a los seres asquerosos y repugnantes con aspecto de reptil a través del campo lleno de humanos.

"Mis hermosas bestias, destruid todo lo que tengan a su paso y procuren no dejar absolutamente nada, ni sus recuerdos" Con un grito de victoria asegurada los Oscuros saltaron a la batalla en medio de espadas y lanzas. "Nunca podrán vencernos con tan rudimentarias armas mis queridos amigos, realmente tenían razón los otros  ángeles... Son tan tontos que ni vosotros mismos podéis defenderse solos" Alzando vuelo, el ángel de luz saco una hoz encantada con el mas nefasto poder de la historia "Nada podrá salvarlos, nada"

Después de eso, aquel pueblo fue olvidado. Solo quedo un ser humano dispuesto a que su raza renaciera. Su nombre, Yertre, el mago más poderoso de entre todos los seres vivos que circulaban en el ahora inhóspito planeta, había perfeccionado el 'domo de la victoria' según el debido a que permitido a los humanos tener una sola esperanza en el al haber sobrevivido. No tenía ni idea de cómo ni de que haría para hacer renacer a todos sus hermanos, era muy joven y no hace mucho tenia descubiertos sus poderes, no estaban ni desarrollados como para utilizarlos en logro tan grande.

Paso día tras día pensando que hacer, hasta dejaba de lado sus necesidades como comer o beber solo por ver la mejor opción. Lentamente las ideas comenzaron a surgir del interior de su mente. Recrearía a los humanos a partir de lo más simple del universo, una tierna semilla. Reunió los pocos libros de magia que quedaban desde el incidente con la 'Bellísima Luz' y se sentó en el centro de un círculo que contenía semillas de diferentes especies de plantas. Había semillas de manzana, roble, ceibo, pera, naranja, melón, sandía y de otras frutas cuyo nombre es totalmente un trabalenguas.

"Luz etérea te llevaste,
un mundo sin igual,
ahora lo regresas, 
para poderlo recrear"

De a poco de cada una de las tiernas semillitas fue surgiendo una pequeña planta que fue tornándose de un color piel pálido a medida que evolucionaba hasta convertirse en un hombre alto y musculoso o en una mujer hermosa y con labios de color rojo manzana. Yertre estaba realmente emocionado al ver que su extraño experimento realmente funcionaba. No podía contener su fuerte estado de alegría, tenía que ir y abrazar a uno de ellos lo más pronto posible.

"Dónde estamos?" Pregunto una de las chicas acercándose a él totalmente atemorizada e intimidada por él después de sentir sus brazos en ella. 

"Están en lo que alguna vez fue Further, el pueblo o asentamiento más grande de la humanidad" le respondió un poco triste a la chica.

"Y quién soy yo?" le volvió a preguntar al afligido joven.

"Una semilla"

"Una semilla? Cómo es que puedo ser una semilla?" Dijo asustada mirándose las manos y los pies "Es imposible."

"No te asustes… Eras…emm cómo decirte… Una semilla, Una muy bella semilla que de un fruto salió y germinó hasta convertirse en un humano" Yertre hizo que sus nuevos compañeros se sentaran alrededor de él para explicarles lo que había sucedido antes de que llegaran a la vida como humanos.