Dos años y medio pasaron, en los que, después de ir al registro donde por fin figuraba Kagami como padre de Taiki, y muchas insistencias por parte del pelirrojo en salir con él, formalizaron su relación, y ahora se encontraba como se encontraba; embarazado y a punto de dar a luz.
-Kagami, ¿cuándo mierdas me vas a subir a quirófano? No aguanto más, joder -protestó, después de otra contracción.
-Está preparado, pero Daiki, tú debes dilatar más, en cuanto dilates, nos vamos. Tú respira, todo va a ir bien -lo trató de tranquilizar, acariciándole los cabellos. Kuroko entró en la sala de la mano del pequeño Taiki.
-Joder Kagami, ¿y cuánta maldita dilatación llevo?
-Mide tu boca, Daiki -lo regañó al percatarse de la presencia de su hijo. Después, lo examinó-. No dilatas, sigues con 5cm solamente.
-¿Todavía? ¿Y por qué la epidural no me está haciendo efecto?
-No te la he puesto, Daiki -Takao llegó, también lo examinó y después observó el monitor.
-¿Qué? Por qué joder, si ya sobrepaso los 4cm.
-¿Te duele mucho papi? -preguntó preocupado Taiki-. ¿Mi hermanito se está portando mal y te está haciendo daño?
-No se está portando mal, no te preocupes -le sonrió.
-Kagami-kun... -llamó la atención Kuroko, observando el monitor del bebé.
-Daiki, escúchame, te voy a hacer una cesárea, ¿vale?
-Kagami, ¿qué diablos está pasando?
-No estás dilatando y no podemos llevar un parto natural, no podemos esperar a que termines de dilatar -explicó-. Venga, nos vamos.
Kagami llamó a un celador y subieron hasta quirófano, no sin antes despedirse primero del pequeño Taiki, que se encontraba preocupado por ver a su papi sufrir y ansioso porque estaba a poco tiempo de conocer a su hermanito.
-No te preocupes, Aomine-kun -dijo Kuroko-. Todo va a salir bien.
-Venga, todo está listo -el pelirrojo se colocó al lado de Daiki.
-¿Vas estar presente? -preguntó sonriéndole, se sentía más tranquilo si Taiga se encontraba a su lado.
-¿Acaso lo dudabas? Por supuesto que sí.
-Los privilegios de ser doctor, que no tiene que esperar fuera como todos los padres -bromeó el de cabellos celestes.
-Tú no te preocupes que yo voy a estar a tu lado y supervisando que todo salga perfecto, ¿vale? -el moreno asintió recibiendo un beso por parte de su pareja.
-Dai-chan, vamos a empezar, ¿vale? -intervino Satsuki, quién atendería su cesárea.
-¿Y tú? ¿No deberías estar con Taiki? ¿Con quién lo has dejado?
-Está con Takao-kun, no te preocupes. Ahora cuenta del 1 al 100, Aomine-kun.
-Es del 100 al 1 -corrigió-. Además, a ti no te toca quirófano.
-Lo cambié para poder entrar contigo, no pienso perderme el nacimiento de mi sobrinita.
-La madre que te parió... -su protesta quedó en apenas un susurro porque la anestesia terminó por hacer efecto, aunque no se encontraba dormido del todo, aunque sí un poco flojo.
Satsuki comenzó con la cesárea, mientras Kagami supervisaba todos sus movimientos con nerviosismo.
-¿No está sangrando mucho? -se preocupó.
-Está sangrando lo normal, no pasa nada -respondió la fémina, cansada de las preguntas del padre-. Como sigas así, te saco de mi quirófano, Kagamin.
-Estás muy pesadito, Kagami-kun, todo está saliendo bien.
-Taiga... me pones de los nervios.
Kagami siguió preguntando y diciéndole cosas a Satsuki, sin afán de ofenderla, lo hacía sólo porque se encontraba nervioso y ansioso, no porque la de cabellos rosados estuviese haciendo algo mal.
Al final, Momoi terminó cansándose y lo echó, a regañadientes y protestas, del quirófano.
Después un tiempo que para él pareció eterno, Kuroko salió para decirle que ya podía pasar.
-Kagami-kun, Momoi-san quiere que entres.
-Eso es que ha pasado algo -se alarmó, y entró con rapidez-. ¿Qué pasó? ¿Daiki y el bebé?
-Kagamin, cállate de una vez y ven aquí de una vez.
El pelirrojo se quedó petrificado en cuanto sus ojos enfocaron la escena más hermosa que había visto en toda su vida. Lentamente, se acercó hasta la camilla, dónde su Daiki tenía entre sus brazos a su primera hija.
-¿Has visto qué cosa más pequeñita? -habló con somnolencia Aomine-. ¿Quieres cogerla? -en una respuesta silenciosa, extendió sus brazos para tomar a la nueva integrante de su familia.
-Es hermosa -dijo sin apartar la mirada de su pequeña-. ¿Está todo bien con ella? ¿Y contigo?
-Papá gallina, ya te han dicho que ambos estamos bien.
-Bueno, ¿nos van a decir por fin qué nombre han elegido? -se impacientó Momoi-. ¿O se lo piensan guardar hasta el día del bautizo?
Ambos padres se miraron sonriendo y respondieron a la vez; -Se llama Aoi.
-Es tan hermoso como su nombre. Además, pareciéndose a ti y teniendo tu cabello, le viene perfecto -sonrió Kuroko.
Después de revisar todo y que tanto padre como bebé estuvieran en perfectas condiciones después de la cesárea, llevaron a Aomine a una habitación, donde Takao junto a Midorima, llevaron al pequeño Taiki para que conociera a su nueva hermanita.
Kagami tomó a su hijo en brazos y lo sentó en la cama entre él y Daiki, quién tenía en sus brazos a la pequeña Aoi.
Aomine observó a su familia, feliz. Desde que supo de su condición, se maldijo a él y a su existencia, durante su adolescencia se estuvo maldiciendo una y otra vez por haber nacido así, se sentía vergüenza y asco, se consideraba una aberración.
Hasta que cambió de padecer y quiso querer tener un hijo. Sus amigos Satsuki y Kuroko, desde su infancia lo apoyaron y estuvieron con él, igual que cuando quiso tener un hijo por inseminación artificial.
Y ahí gracias a Kagami, quién por cumplir una apuesta con su hermano Tatsuya, donó su semen y gracias a eso nació el pequeño Taiki, completamente sano y quién se convirtió en la luz de sus ojos.
Pero el destino no iba a detenerse hasta volver a juntar su vida junto a la de Kagami una vez más, convirtiéndolo en su residente, apareciendo en la vida de Taiki, conociéndolo, y posteriormente ampliando su familia con la pequeña Aoi.
Gracias a su condición, conoció a las tres personas más importantes de su vida.
ESTÁS LEYENDO
Rojo y Azul (KnB)
FanfictionConjunto de Drabbles KagaAo que tienen relación entre sí.