II

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Otro día lluvioso que pasaba encerrada en casa. Quería acompañarlo, pero Alrick insistía en no querer ver enferma a su esposa. Había surgido un imprevisto en su trabajo y se le solicitaba asistir de inmediato. Amelia deseaba que de un momento a otro lo cancelaran y así él podría quedarse para no tener que salir con aquel tempestuoso clima, además de querer pasar el resto de la tarde a su lado, mofándose de las absurdas películas que se hacían llamar románticas.

El rubio la consoló, asegurándole que volvería en unas pocas horas. Se despidió con un beso y partió en su automóvil. La mujer, que lo observaba desde el umbral de la puerta, suspiró.

"Te veré luego, amor" murmuró, entró y cerró la puerta tras de sí.

Se mantuvo distraída un buen rato, reparando el modificador de voz, leyendo un libro y completando el diseño de un invento que tenía planeado.

Las horas pasaron y el cielo se oscureció. La lluvia no cesaba, al contrario, caía con más fuerza que antes. Amelia se preguntó cuál sería el motivo por el que su esposo tardaba tanto, pero relajó su mente con la idea de que se trataba de un asunto muy importante, que requería de su inteligencia para poder ser solucionado.

Esbozó una sonrisa, "no sé qué hice para merecer a alguien tan increíble como él" pensó. Al avanzar más la noche, sus ojos se inundaron de cansancio logrando hacer que se quedara dormida en el sofá, con la dulce voz de Alrick resonando en su cabeza a modo de arrullo.

Un sonido la despertó. Vio su reloj, eran las 2:36 AM. El teléfono estaba sonando. Se levantó somnolienta y también algo desconcertada. Atendió la llamada, pero la voz del otro lado de la línea no era la de su marido.

- Disculpe, ¿estoy hablando con Amelia Hughes? - Preguntó un hombre con tono severo.

- Sí - Respondió.

Lo que escuchó a continuación hizo que se le viniera abajo todo su mundo.

My Person | Infinity TrainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora