Y me preguntaba yo si aquello podía ser verdad, si de verdad yo era esa que se reflejaba en el espejo de esta habitación oscura, oscura como mis ojos, oscura como mi alma.
Nunca me imaginé así, en este estado, tan demacrada por la sociedad. ¿Cómo había terminado así con solo 17 años que tengo?
¿Y todo esto para qué? Yo solo quería cumplir mi sueño, y ese sueño ha conseguido quitarme todo lo que tenía, mi vida. Ha conseguido destruirme.
Desde niña ser gimnasta ha sido todo lo que he querido, convertirme en una de las grandes como Nadia Comanecci, Almudena Cid, Evgenia Kanaeva, Maria Petrova...
Y lo único que he conseguido es que se rieran de mi, he sido humillada y he quedado debilitada tanto psicológica como físicamente. Tantos entrenamientos, tantas dietas, haber sido tan estricta, haber renunciado a tantas cosas para ser perfecta no ha servido más que para estar como me veis ahora, sola en una habitación oscura, con cicatrices por todo mi cuerpo en las que se leen palabras como gorda, fea, estúpida, retrasada... y pesando nada más que 40Kg en un altura de 1,70m.