Capítulo 3

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La azabache iba a paso rápido con el gorro de su sudadera puesta, mientras caminaba sin prestarle la mínima atención a su entorno su celular parecía que explotaria de tantas notificaciones que le llegaban, muchos mensajes que ella intuía que eran ...

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La azabache iba a paso rápido con el gorro de su sudadera puesta, mientras caminaba sin prestarle la mínima atención a su entorno su celular parecía que explotaria de tantas notificaciones que le llegaban, muchos mensajes que ella intuía que eran de su encargada legal.

A los 5 minutos empezo a vibrar su celular en señal de que la estaban llamando.

Seguía caminando hasta que llegó a él condominio Gold, tocó el timbre de la entrada, abrieron el gran portón eléctrico para darle paso, se quedó unos minutos pensando en si pasar o no, pero al final solo suspiro mirando al cielo con un pequeño gruñido pasando el portón.

«Menuda mierda...» — pensó.

Camino en uno de los caminos de el gran condominio, hasta que se encontró a Thomas Wagner, uno de los muchos chicos adinerados que vivían en ese mismo condominio.

— Uy Mikasita Mikasita, se ve que tu tía esta muy enojada, ¿te fugaste?. — solto una pequeña carcajada.

— Meh, da lo mismo, al final exagera casi siempre por cualquier cosa. —encoge los hombros — espera, ¿tu como sabes que se le safaron los cables?. — pregunta ella.

— Cúando pase por ahí se escuchaba y se miraba por la ventana como estába frustrada de que no contestarán unas llamadas, que supongo que era respecto a ti, se veía bastante sacada de sus casillas, buena suerte con eso. — responde el rubio.

— Si, gracias supongo.

Se despidieron partiendo cada quien por su lado, no le dio importancia a el asunto, llegó a la puerta de su casa y la abrió con su llave.

Al hacer esto no lo pensó 2 veces en subir las escaleras a toda prisa para su habitación.

—¿¡A dónde crees que vas Mikasa?!, ¿¡Dónde diablos estabas y porque no contestabas mis mensajes y llamadas?!, en primer lugar, ¿con que permiso saliste?. — esa voz de una fémina apareció detrás de ella al pisar el quinto escalón.

La ojigris seguía de espaldas, apretando los labios y mirándola de reojo.

— Salí a dar una vuelta, eso es todo, y no conteste el celular porque estaba en media calle, no tienes porque hacer escándalo, Kiyomi. — respondió Mikasa serenamente.

La mujer con rasgos orientales fruncio el ceño.

— Mikasa, no puedes salir cuando te venga en gana, tienes que consultarme a mi o a Sebastián a donde iras y con quien iras, y mírame cuando te hablo jovencita. — en lo último levantó un poco el tono de voz haciéndolo más firme.

La mencionada se voltio para mirarla indiferente, acompañado con un pequeño suspiro.

— Bien, como sea. — se limitó a contestar, retomando su subida en las escaleras.

𝑆ℎ𝑒'𝑠 𝑎 𝐿𝑎𝑑𝑦 ᴱʳᵉᵐⁱᵏᵃ [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora