T R E S

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« ¿En serio creyeron que haría algo malo en mi primer día? »

Eso fue lo que dije hace unos pocos minutos. ¡¿Qué estas haciendo?! Me reclamo a mi misma.

— Resolveremos el error que hay en su horario, y dígame... ¿Se ha logrado acoplar al sistema que manejamos aquí?— pregunta amablemente el director, es un hombre que aparenta tener cincuenta y algo de años, su postura demuestra formalidad, un hombre de sumo respeto y estrictamente profesional.

—Si, hasta ahora...— hablo hasta que un ruido de afuera me interrumpe.

— Disculpe señorita Aldrich. ¿Me permite un momento?— se disculpa y sale de su oficina para verificar que todo esté en orden.

Me paro de la silla para buscar en las gavetas del escritorio, me coloco en cuchillas y solo estiro el cuello para revisar si aún no viene, en dos de las gavetas encuentro 5 teléfonos. Mierda, nunca me describió como era.

Enciendo cuatro de ellos excepto uno con un estuche rosado con una mano sacando el dedo medio, ya que no creo que sea su estilo, y espero a que enciendan.

A medida que encienden introduzco la contraseña, no era el primero, ni el segundo, y espero que los otros dos enciendan.

Vamos, vamos, por favor. Muevo los dedos ansiosa sobre el escritorio.

El tercero enciende y coloco la contraseña.

¡Por fin!

Busco entre la galería, escucho pasos. Mi corazón se acelera y mis dedos comienzan a sudar.

No entres en pánico, no entres en pánico.

Encuentro las fotos, y las borro inmediatamente. Nerviosa meto los teléfonos y me incorporo de nuevo en mi asiento.

La puerta se abre, y en ese segundo observo el teléfono con estuche rosado en el suelo, debajo del escritorio.

Esto tiene que ser una maldita broma.

« ¿En serio creyeron que haría algo malo en mi primer día? »

Camina y regresa a su silla observando el reloj en la pared. —Supongo que deberá retirarse, en cinco minutos tendrá su próxima clase.

— Así es, tan solo me preguntaba. ¿Que actividades extracurriculares hay? Estoy pensando en unirme a un club.

— Ah si, aquí tengo unas hojas con esa información que te podrían ayudar para decidirte. — Abre uno de los cajones, y con sumo cuidado arrastro el teléfono con el pie hasta que quede debajo de mi zapato.

— Debe estar por aquí. — se para para buscar en la estantería detrás de él. Y cuando se gira me agacho para recogerlo y colocarlo en mi bolsillo.

Toma al menos 8 trifoliares y me los pasa.

—Se lo agradezco mucho señor, tenga un feliz día. — me despido respetuosamente y salgo de ahí.

Al salir los chicos me miran expectantes, y pecas se encuentra pálido.

—Pasen. — indica la secretaria. Sus miradas vuelven a mi y yo les guiño el ojo. Y un suspiro de alivio como si hubieran vuelto a la vida.


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—¿Es verdad que no irás a la fiesta de bienvenida? Es muy de mala educación no ir a fiestas que se organizaron en tu honor. — El novio de Gisselle mete sus cosas en el casillero, el cual esta desgraciadamente a la par del mío.

— ¿Y tu nombre es? — pregunto indiferente porque no me importa la respuesta,  y cierro mi casillero de mala gana.

— Theo, creo que no tuvimos un buen comienzo ayer.— Y me mira de pies a cabeza, y luego vuelve a mi cara.— Mi novia está en el comité de bienvenida, no quiero verla decepcionada, así que ve.

Responde con molestia en su voz.—Que invitación tan cordial muchísimas gracias, así me dio más ganas de ir, adiós. — digo sarcástica.

— No te estoy preguntando. Solo ve o....

— ¿O qué? —Interrumpe Aday apareciendo detrás de mi de la nada.

Sus amigos aparecen junto a mi, y Aday coloca un brazo en mi hombro.

— Nada, tan solo es una buena oportunidad para socializar. — responde tajante y me da una mirada de pocos amigos.

— ¿Te estaba molestando?— pregunta Nathan.

— No es nada, solo no me da buena espina. ¿Cómo les fue?

— ¡Nos salvaste la vida! — responde Jean con cierta alegría que hizo que sonriera.

—¿Iras la la fiesta de hoy?— inquiere Aday.

—No lo sé, no es que sea mucho de fiestas y no conozco a nadie.

—  ¿Y nosotros qué?— Jean contesta haciéndose el ofendido.

Ruedo los ojos y sonrío dándome por vencida.

—Ok, ok, los veo allá.

El pelirrojo me guiña el ojo y yo también lo hago, no porque le este siguiendo la corriente sino siento algo extraño en el ojo y decido ir al baño a inspeccionarlo.


Al entrar observo que tengo una pestaña en el ojo. Intento quitármela, cuando casi lo logro la luz comienza a parpadear y a hacer un sonido extraño.

Me acerco al espejo de nuevo y el foco se rompe a mis espaldas haciéndome sobresaltar. Un escalofrío recorre mi cuerpo junto con una mala sensación. Me giro al ver espejo y me quedo perpleja.

—¿Pero esto qué es?

Doy unos pasos atrás, el espejo esta roto, y esta escrito en rojo.
Huye

Como si el pánico se hubiera apoderado de mi salgo corriendo por la puerta. Pero al abrirla ya no me encuentro en la escuela. Sino... ¿En un bosque?

Al exhalar una nube de humo sale de mi nariz, me estoy congelando, me abrazo a mi misma intentando conservar el calor.

¿Donde estoy?

Lo único que veo es oscuridad, árboles con hojas amarillas y rojas, pero es todo. Me giro como para buscar la puerta.

¿Cómo es que aquí es otoño si estamos en verano? Y lo más importante...

¿Cómo llegue aquí?

TRUE DARKNESS ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora