Capítulo 14.

320 30 17
                                    

Natalia.

La misma Olga me diría estúpida en estas circunstancias, me diría que si alguien lloraba por su ex era porque no lo había superado y que por lo tanto, no debería hacerme ilusiones con que esa relación durase o algo por el estilo. Sin embargo, yo comprendía algo y ese algo me hacía vibrar en una rabia que casi no podía controlar, y es que Juliana la seguiría afectando, sobre todo si llegaba a tratarla mal, porque ellas antes de novias habían sido amigas y llevaban una historia de casi una vida juntas.

Tenía rabia, pero no porque Makis llorase, sino porque Juliana la había dañado y la había hecho sentir mal; tenía el corazón apretado, pero era porque la chica que había dicho amarla con locura, volcaba la tortilla y usaba todas sus armas con el fin de dañar lo más posible, sin siquiera considerar que en algún momento, fueron más que solo dos ex tirándose mierda a cuanto podían.

La abracé fuerte, escuchando como sus sollozos se apagaban de a poco. — Es una bárbara. — Susurré arrastrando suavemente mis uñas por su nuca. — Una cavernícola que no tiene derecho a tratarte de esa manera, aunque esté dolida. — Mis labios terminaron por besar su frente con delicadeza. — Y se lo haré saber, porque no permitiré que te trate de esa manera, nunca.

—Por favor, no. — Susurró tirando de mi camisa. — No quiero que tenga problemas por mí.

—Eres importante para mí, Makis. — Respondía ese susurró, negándome a soltarla porque no quería dejar de sentir ese calor que me hacía sentir en las nubes. — Quiero protegerte, aunque sea de las cosas más pequeñas, porque tu solo te mereces felicidad infinita.

—No lo haga. — Pidió casi en un susurró. — Ya no quiero que más gente salga dañada.

Sus ojitos llenos de lágrimas se clavaron en los míos, removiéndome el alma hasta el punto más íntimo, ese que lugar especial que solo había sido tocado una vez en mi vida. Barrí cuidadosamente las lágrimas que se habían deslizado desde sus ojitos, suspirando casi de una manera cómica cuando su piel cálida contrastó con la mía. Miré sus labios semi abiertos, casi tan rojos como una sandía madura a la que yo deseaba hincarle el diente descaradamente.

—Te quiero. — Jadeé completamente rota por ese deseo ardiente que parecía crecer cada vez más. — Te quiero, Makis.

Sus brazos se enrollaron en mi cuello desesperadamente, tirando de mi hasta franquear los centímetros que nos separaban, fundiéndonos en un beso dulce, lleno de tantos sentimientos que casi me provocó gritar de alegría al sentir la entrega absoluta de su lengua acariciando mi labio inferior. Presioné su boca con más fuerza, rindiéndome ante la idea por fin estar experimentando esa euforia, esa calidez y ese amor que parecía crecer a cada segundo. La besé de una y mil formas, apenas dándome espacio para tomar cortas respiraciones entremedio porque no demoraba en volver a besarla.

—Quédate. — Pedí a ras de sus labios.

—No puedo. — Renegó un tanto acongojada. — Tengo que ir con mi mamá y mañana tengo que salir porque me toca hacer un turno doble en la mañana en la lancha así que...

—Yo te llevo. —Supliqué aún empecinada en tenerla ahí, conmigo. — Me levanto más temprano, te preparo el desayuno para llevar, hago lo que quieras pero no te vayas. — Makis iba a hablar para decir algo, pero me adelanté un poco, solo porque quería darle un sinfín de opciones para que se quedara. — Te puedes quedar con Sophie o en la habitación de invitados, no es necesario que te quedes en mi habitación. Podemos llamar a tu madre y decirle que Sophie pidió que te quedaras, podemos decir todo lo que quieras, pero por favor, quédate.

Makis acarició mis mejillas cuidadosamente. — ¿Por qué está tan empecinada que me quede? ¿Por qué me lo pide como si fuese necesario para que siguiera viviendo?

Mar de amores. (G!P) - [Makia] (Ventino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora