A los quince entendí que nadie me adoptaría, "ya es grande", "este ya está criado", "quiero uno más joven", "no tenes una nena", ¿Qué somos?, ¿Juguetes de colección?, ¿Animales desamparados?, si éramos todo eso y también éramos personas.
En ese lugar mi clan solo era de tres personas Lupe (16 años cara de princesa y carácter de camionero) Ito (17 años raro y con un pasado pesado) y después estaba yo, (15 años el más chico del clan, libre y rebelde).
Después de almuerzo, Ito solía salir a dar una vuelta, solo y siempre a escondidas, por una puertita que estaba al fondo del patio justo detrás de un árbol, un árbol como el que me caí a los 10 años.
Decidí seguirlo, aunque me hubiera gustado no haberlo hecho, me hubiera gustado que me lo contara él, me hubiera gustado no enterarme, no estaba preparado para eso.
Ese día Ito volvió tarde, más tarde de lo normal. Lo espere mientras me fumaba un cigarrillo, recostado sobre el césped mal cuidado que rodeaba el árbol, me vio y se sorprendió.
Milo; Te vi ¿Por qué lo haces?
Ito; A veces por placer y por la plata obvio, y también porque busco a alguien.
Milo; Pero eso es peligroso ¡No podes seguir con eso ¡¿Hace cuánto haces esto?
Ito; Vos no entendes nada.
Milo; Perdón por no entender nada.
Esa noche en los ojos de Ito vi tristeza, yo tenía miedo que en mis ojos el viera repudio y desilusión.
Luego de esa pequeña e incómoda charla nos fuimos a dormir.
Cuando desperté el ya no estaba, espere apoyado en el árbol, pero no llego, ese fue un día gris para mí y Lupe.
Ella no lo vio salir, es la que se levanta más temprano en todo el orfanato, dice que le gusta ver el sunset le encuentra esa magia al nuevo día.
Volvimos a la habitación, revisamos las cosas de Ito y solo encontramos una caja vieja con una carta.
30/04/2019
Lupe, entramos a este lugar casi al mismo tiempo, éramos dos nenes chicos y asustados, cuando te vi llorar en el portón mientras tus tíos se alejaban en su fitito color verde manzana, entendí que vos serias como la hermanita que no me dejaron tener, Te cuidé hasta donde pude, te amé y te voy a amar siempre, perdón por hacer esto solo. Pero acá yo, no me puedo quedar más.
Te perdono, yo a los quince tampoco entendí lo que me pasaba ni porque lo hacía, solo sabía que esto me sacaba y me va a sacar del pozo en la que vivo, me sacaría de ese orfanato que tan mal me hace.
Los quiero gracias por su amistad.
Lupe lloro, mientras se aferraba a esa carta escrita en papel viejo, con tinta color rojo. Yo entendí que lo último era para mí, solo me senté a los pies de la cama donde dormía Ito, no podía dejar de pensar en él, en lo que vi y en mi forma de reaccionar, no debí reaccionar de esa manera, quizá si mi reacción hubiera sido otra Ito hoy estaría entre nosotros.
Pasaron dos semanas desde que él se fue y todos los días, teníamos la esperanza de que volviera. Solo nos sentábamos bajo el árbol en silencio a esperar que entrase por la puerta del fondo.
Una noche, ella quiso que habláramos, sentados frente el portón, ese portón al que ella se aferró cuando sus tíos la abandonaron. Llevo la carta, decía que de esa manera Ito, iba a estar presente, mientras yo me prendía un cigarrillo ella empezó a contarme su historia.
Cuando ellos fallecieron yo tenía cinco. Me quede a cargo de mi tía y su marido al principio ellos nos trataban bien pero después de un tiempo ambos se hicieron adicto a la cocaína, el alcohol y otras cosas más, así tiraron parte del dinero que mis padres nos dejaron.
Cuando mi tía estaba con alguno de sus "amigos especiales"
"Amigo especial", la interrumpí.
Clientes, mi tía es prostituta. Dijo Lupe con la voz seca.
Cuando ella estaba ocupada, este hombre Juan Dres. Su marido el me tocaba, me violo muchas veces, mi tía nunca me creyó y una noche callo la policía, el hombre fue detenido durante 24 horas, no fue detenido por abuso, sino por posesión de artículos ilegales. Cuando regreso a la casa golpeo mucho y muy fuerte a mi tía, ella me culpaba a mí por los golpes que él le daba.
La mañana siguiente desperté dentro del auto, ese día me abandonaron a mí.
El día que me dejaron acá fue el más feliz de mi vida y también el más triste.
Feliz porque ese hombre no volvería a tocarme, triste porque con ellos se llevaron lo único que me quedaba, mi hermanita dos años menor que yo, no lloraba por mí, lo hacía por ella, porque ya no estaría yo para protegerla.
Milo: ¿No la búscate nunca? ¿No sabes nada de ella?
Lupe: Si la busque, Ito me ayudaba con eso, pero nunca encontramos nada.
Esa fue la primera vez que Lupe me conto parte de su historia.