Overlord: El pueblo oculto de Ijaniya

El pueblo que no se somete

En la cadena montañosa ubicadas en la frontera noreste del Imperio Baharuth y la Alianza Ciudad-Estado, se encuentra ubicado un pequeño poblado; un lugar bastante austero para el gusto de un exigente observador.

Un vistazo rápido revelaría que la arquitectura de dicho lugar no estaba exactamente orientada a la comodidad. En lugar de eso, saltaba a la vista que estaba construido de una manera que dificultaba la visión desde la distancia. En otras palabras, era una aldea compuesta de pequeñas cabañas de madera que estaban construidas a una distancia considerable una de la otra y sus tejados estaban construidos enteramente de paja o hiedra silvestre para confundirse mejor con el paisaje.

Eran cabañas simplonas que no excedían un solo piso de altura, incluso se podría decir que tal poblado estaba abandonado, ya que sus habitantes no podían ser vistos recorriendo los senderos del poblado; era un auténtico pueblo fantasma.

No obstante, la realidad era otra, ese pequeño y destartalado poblado, sí que tenía habitantes; muchos de ellos de hecho. Simplemente no estaban a la vista, muchos estaban en el interior de sus pequeñas cabañas o en el interior de lo que a simple vista parecia ser un pozo de agua que estaba ubicado justo en el centro del poblado.

El antes desocupado lugar cobró vida repentinamente cuando una mujer de un aspecto bastante agradable a la vista, salió de aquel pozo. Similar a una comadreja revisando los alrededores de su madriguera, asomando solo sus ojos para revisar el paisaje circundante en busca de algún intruso indeseado, antes de finalmente permitirse salir y dejar que su cuerpo completo estuviera a la vista.

Era una chica con una figura bastante delgada, su tono muscular era considerable, pero no demasiado, tenía la proporción muscular adecuada como para no ser considerada una mujer musculosa, sus curvas eran delicadas y ergonómicas, indicando que era una persona bastante ágil cuanto menos.

La ropa que portaba daba testimonio de aquello, una ligera y resistente maya de algún tipo de metal ligero podía observarse por encima de las zonas descubiertas de su cuerpo, por encima de esa fina maya de metal, portaba una armadura de cuero con algunos agregados decorativos, junto con algunos accesorios como correas, una bufanda y un listón de un bonito color verde que decoraba su rubia cabellera.

Cuando la chica salió de aquel pozo, se desperezó estirando su cuerpo de una extraña manera, casi parecía tener intenciones de lastimar su columna al realizar un arco tan pronunciado hacia atrás. Luego dio otro rápido vistazo a los alrededores y se encogió de hombros perezosamente.

El nombre de esa joven mujer era Tira, la actual líder del pueblo de Ijaniya. Si bien Ijaniya es el nombre de un poblado, también es el nombre de una organización de asesinos; Una organización afamada y temida en el Imperio Baharuth.

Tira observaba la imponente belleza de la cadena montañosa que rodeaba su poblado, cuando escuchó el característico graznido de un cuervo que sobrevolaba la zona. Luego de verificar que no era nada poco común, estiró su brazo hacia el cielo y en respuesta el cuervo se posó delicadamente sobre su mano.

En la pata del cuervo había un pequeño pergamino amarrado con una cuerda, por lo que, con extremo cuidado retiro la cuerda y luego de tener el pequeño pergamino en su mano, hizo una extraña posición de manos para desbloquear el contenido del pergamino.

Con aquella señal, el pergamino no solo cambió de color, también en tamaño, convirtiéndose en un pergamino de un tamaño considerable.

—"¿Me pregunto si habrá alguna misión que valga la pena en esta ocasión?" se quejó mientras desenvolvía el papel "Veamos, es una petición para cazar a un Margrave." su expresión lucia claramente decepcionada mientras continuaba su lectura "Que aburrido..." volvió a quejarse, o ese fue el caso hasta que revisó cuidadosamente el pago por el trabajo, el remitente y el nombre completo del Margrave.

Una gigantesca sonrisa se dibujó en la antes aburrida expresión de Tira, la petición que había recibido era lo suficientemente jugosa como para justificar que la organización bajo su mando se pusiera en movimiento.

—"¡Jajaja! Ya era hora, empezaba a cansarme de esas aburridas peticiones hechas por nobles llorones, pero esto sí que es interesante." Tira parcia disfrutar de un poco usual buen humor, lo que atrajo la atención de otra persona que estaba dentro del pozo del que ella había salido anteriormente.

—"Es muy raro escuchar su risa, mi señora ¿Acaso ha recibido un trabajo interesante?"

Quien preguntaba era un hombre flaco, extremadamente delgado, tanto que confundirlo con una momia no sería nada raro y como para resaltar aún más ese último rasgo, su cuerpo literalmente estaba cubierto de vendas.

—"Ese es el caso, Aiyo ¡Mira!" Tira le arrojó el pergamino con aparente felicidad.

Aiyo, quien parece más una momia que un ser humano, tomó cuidadosamente el pergamino arrollado que volaba hacia él y luego revisó cuidadosamente el contenido. Después de unos minutos, respiró profundamente, sus pulmones hacían un sonido ronco y silbante por alguna razón desconocida.

—"Por la naturaleza de la misión, supongo que enviará a Fuka, ¿cierto?"

—"¿Qué? ¿No es un poco injusto que no pensaras siquiera en que yo participaría?"

—"Mi señora, sabe muy bien que no podemos arriesgarnos a que la líder de la organización sea atrapada y menos tras la aparición de ese peligroso Reino de no-muertos."

—"¡Vamos! No seas aguafiestas, no todos los días nos ofrecen esta cantidad de oro. Además, el hecho de que el contratante sea la Teocracia Slane y que objetivo sea: Nimble Arc Dale Anoch, uno de los cuatro caballeros imperiales, solo lo hace más interesante. Además, nosotros no pertenecemos al Imperio, por lo que no estamos subordinados a ese tal Rey Hechicero." ante la afirmación, Aiyo solo pudo suspirar con resignación.

—"No puedo negarme a sus órdenes, pero al menos póngalo a votación entre los 4 veteranos."

—"¡Eres un aguafiestas!"

Tira parecía infeliz e inconforme por el comentario de su compañero, pero ese no era el caso en absoluto. Rápidamente entró al pozo después de dar un par de elegantes piruetas en el aire, y justo antes de que su cuerpo dejara de ser visible, una gigantesca sonrisa de expectación y satisfacción se dibujó en las comisuras de sus labios.