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La primera vez que Jungkook entro a una iglesia tenia capaz unos seis meses de vida, iba en brazos de quien sería su madre quien caminaba con otras tres personas (de las cuales dos no recuerda haber visto de nuevo si lo piensa un poco más…) a su alrededor camino al altar donde un viejo hombre vestido con túnicas largas color hueso lo esperaría para, claramente contra su voluntad, mojar su cabeza haciéndolo llorar por el frio que el claramente no quería, para darle bienvenida a un lugar al que él mismo no había pedido entrar, pero-, bueno, gustosos los invitados.

La segunda vez capaz Jungkook ya era más consciente de sí mismo como para al menos caminar por su cuenta por esos pasillos largos y ruidosos para su gusto, mas aun así recuerda que cuando esa linda señorita caminaba por el principal mientras él junto con algunas de sus primas, las cuales ahora rememorando no volvió a ver, tiraban pétalos de flores que, para su gusto, olían mal, aunque regresando al hilo de pensamiento, para Jungkook esa mujer no parecía disgustada ni con el mal olor de esas flores tan convencionales como tampoco por el sonar de sus finos tacones blancos contra el suelo, escandaloso. Pero ella parecía feliz mientras caminaba hacia un desgraciado que fingía felicidad parado sobre el altar.

¿Es que acaso ese altar los hacia infelices? Porque al buscar nuevamente en la nebulosa de su memoria, la tercera vez en un templo del señor fue un cajón laaargo y de madera brillante lo que estaba sobre ese ya interesante altar… capaz este Jungkook de siete años no podría comprender el significado de su abuelo paterno recostado entre los afelpados lados de ese féretro, pero el ver al resto de su familia llorar por tener que despedirse le hacía creer que nuevamente ese altar hacia sufrir a alguien. Pero no entendía, ¿Acaso el dormir en ese lugar era tan feo que todos a su alrededor lloraban o era que ellos preferirían ser quienes estaban ahí? ¿Por qué envidiar ese lugar si su madre le había dicho que en su momento todos estarían ahí? Todos tendrían su turno, no había porqué angustiarse, aunque Jungkook se preguntó cuánto faltaba para que le tocará a él.

La verdad es que esas dudas no se resolvieron para el pequeño Jungkook hasta unos cinco años más adelante cuando el concepto de la muerte resulto ser algo más entendible que lo creía posible, pues el comprender que de un segundo a otro alguien ya no estaría más a su lado porque no seguiría en el mismo plano de conciencia que él lo abrumo a ser su padre quien ocupo ese lugar en el cajón, y Jungkook no quiso verlo en ese jodido altar, porque… ¿Por qué ese altar hacia infelices a los hombre acaso o simplemente era momentáneo el entender que la infelicidad podía ser mas que la condicionada al género y la circunstancia de quien estaba allí?

Pero como hacerle entender eso a las lágrimas que no cesaban aun meses después… porque Jungkook amaba a su padre y a sus doce años lo tuvo que ver dentro de una caja que aunque fuera adornada en flores no dejaba de ser eso. Una caja. Una caja llevándose una vida, recuerdos, aventuras, sueños y esperanzas y claramente la inocencia del pelinegro que aún no entendía como algo tan común como que su padre fuera al trabajo terminaría en el jamás regresando…

Y capaz su duelo duro poco más de un año y se negó a subir a un auto en el proceso de aceptación, pero el tratar de entender porque su madre seguía yendo a esa iglesia para pedir y rogar y lo habría arrastrado con ella un par de veces… y Jungkook no entendía, y se aseguró de no pisar ese lugar hasta no entender lo que sea que debía para poder comprender como su madre seguía pidiendo por su padre si este había muerto aun cuando ellos pedían constantemente por salud y bienestar, el que claramente le fue negado.

Capaz a sus dieciséis años Jungkook ya debería entender cómo funcionaba la religión y saber que los milagros no parecían cumplírseles a todos mas algunos si lo hacían, pero… su madre rogo tanto… siguió religiosamente lo dictado… ¿Por qué entonces era ella la que había caído tan enferma? Y la leucemia era más aterradora que lo que el nombre pudiera parecer, y los años la consumieron rápidamente y el juraba más de lo que debería…

Por lo que siguiendo lo que el ruego de su madre significaba, Jeon Jungkook se atrevió a pisar una iglesia por séptima vez y con total libertad de hacer, también con clara necesidad. Porque lo primero que Jungkook hizo al entrar en esa vacía iglesia fue ir hasta ese tan maldito altar y arrodillarse a rogar que su madre no sufriera más.
Porque ese niño llorón bautizado en ese mismo templo tenia veinte años y seguía tan desconcertado como la primera vez que entro ahí.

—¿Qué gano rogándote si aun así me quitas todo? —susurro a lo que el supuso era el tan benevolente dios que su madre amaba. —¿Por qué te pido si lo mismo terminare llorando como con mi padre…?

Y capaz su grito silencioso no lo había sido realmente en la ausencia de cualquiera en esa iglesia, porque Jungkook sintió una mano acariciar su espalda con delicadeza mientras una persona vestida de negro se arrodillaba a su lado, y se tensó completamente ante el mínimo roce, y capaz la suave risa que escucho a su lado no debería haberlo relajado pero sintió cada musculo volver a la tranquilidad.

—Sabes… —una voz grave que tan suave como un susurro se escuchó cerca de su oído izquierdo y le erizo la piel. —. No siempre entendemos como Dios maneja nuestros caminos, pero termina siendo de la mejor manera…

Jungkook, un tanto estupefacto giro parte de su cuerpo obligando al otro a levantar la mano, y el ligero toque había generado un pequeño calor que él ya extrañaba, y no lo culpen, el capaz había pasado tanto tiempo en hospitales y trabajos que capaz el contacto humano no era el mas esperado para su cabeza, y el sentirse débil y (aunque de una forma que capaz no aprobaba) consolado, hizo que dos grandes lagrimas se deslicen por su pálida piel.

Piel prontamente sonrojada al percatarse de que el (asumía era el cura de esa iglesia) estaba de cuclillas a su lado y a su altura mirándolo fijamente a los ojos con un más que amable semblante aun con su seriedad en él. Pero esos ojos, joder, esos ojos parecían ofrecerte la más devota de las ayudas, el dar todo sin recibir nada. Y Jungkook se sintió un poquito patético por sonrojarse mientra lloraba rezándole a alguien en quien no creía.

Y jodidos sus grandes ojos que parecían ser los capaces de hacerlo ver transparente frente a las personas, porque cuando el rubio frente a él habló dijo una obvia verdad.

—Tu no crees pero aun así la desesperación te llevo a rezar… ¿verdad? — y la sonrisa que le ofrecio lo hizo sentir hasta mas hipócrita y culpable de sus actos y joder que se le notó—. Descuida, esta bien, —, quiso quitarle importancia con su mano y una ligera vista a otro lado para volver sus ojos al pelinegro—, ya he visto a demasiadas personas llegar aquí buscando perdón, exigiendo milagros o tratando de poner a prueba Dios.

Pero sus palabras no evitaron que Jungkook bajara la cabeza, avergonzado de si mismo, porque como lo decía ese cura, parecía que la gente se burlaba de sus creencias. Y él era uno más.

—No te juzgo, no soy quien, —aclaró rápidamente poniéndose de pie al arderle los muslos por la posición incómoda que había adoptado al ver al joven llorando cuando se acercaba a cerrar con llave la puerta de la iglesia. —, solo menciono que si prometes algo, debes cumplir a cambio de lo que te dan… — rápidamente decidió explicarse mejor— Dios no creara obstáculos para ti que no crea que puedes superar… y capaz los caminos que nos da pueden llegar a ser más cortos o largos que los de otros, sinuosos o rectos… pero si El cree que ya cumpliste tu objetivo capaz ya te quiera a su lado… —le sonrió poquito. —Soy Kim Taehyung…

Y Jungkook lo miró con ojos grandes, aun arrodillado, con su rostro bañado en lágrimas y capaz sin un real consuelo… y mierda que Taehyung no debería estar pensando lo que pensaba… y joder ¡concéntrate!

—Jeon Jungkook… —susurro el otro mientras se levantaba sin mucho esfuerzo secándose las mejillas con las mangas de su suéter gris oscuro, —, yo… la-lamento… eso.

Y su cuerpo capaz rogaba por contacto y por eso mismo se abrazó el abdomen tocándose los codos con las manos contrarias, y capaz se veía muy vulnerable porque el otro hombre frente a el se tomo el atrevimiento de abrazarlo también.

—Comprendo tu angustia, —susurro en su oído mientras daba pequeñas caricias en su espalda —, pero luego de la tormenta más oscura solo resplandece el más brillante y hermoso sol…

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Holaaa, mi nombre es Siku
Está historia va a tener tres partes aunque originalmente era una, espero les guste y disfruten.
Fighting ARMY 💜

"¿Es pecado?" [+18] [KTH+JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora