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El aire que pegó en su rostro una vez que descendieron del avión hizo que su cuerpo se envolviera en un escalofrío, tal vez era por la hora y la falta de luz solar que calentara su cuerpo o eran los nervios que no lo habían dejado descansar en todo el camino. El simple hecho de saber la razón por la que estaba ahí le ponía los vellos de punta. Siempre creyó que la primera vez que visitaría Seoul sería porque por fin había terminado la universidad y tenia un trabajo estable que le hubiera permitido mudarse hasta la capital del país para perseguir sus sueños y convertirse en una figura de entretenimiento. Le había prometido a su madre tener una carrera que le asegurara un futuro antes de aventurarse en la busca de una audición en una de las tantas empresas de entretenimiento que destacaban el país, por eso se había estado esforzando tanto en la semana de exámenes, sus padres siempre se habían encargado de darle la mejor educación y de apoyar sus sueños, lo único que debía hacer era tener algo que lo respaldara si llegara a fallar en el camino al estrellato. Le hubiera gustado más conocer la ciudad con otro motivo.

—Jeonggukie... —El llamado de su mejor amigo hizo que entrara en sus cinco sentidos, buscándolo casi de inmediato con la mirada. —¿Estas bien? —La calidez de su voz provocó que el menor suspirara.

Sinceramente no estaba bien, y su mejor amigo lo sabía después de la charla que habían tenido en el trayecto hacia la gran ciudad. Jeongguk no había tardado mucho en expresar su mezcla de emociones a su acompañante, que lamentablemente comprendía muy bien el cómo se sentía en ese momento.

Ambos eran un desastre. Sus pensamientos estaban tomando lo mejor de ellos, haciéndolos crear escenarios inimaginables en su cabeza, de todas las cosas que podrían o no ocurrir una vez que se encontraran con sus amigos, después de hablar de lo que estaba pasando, cosa que ambos habían provocado, al no ponerse un alto en cuanto se trataba de divulgar su vida en redes sociales. Nunca habían tenido un filtro y no tenían alguna razón para no expresarle al mundo que su vida estaba yendo de maravilla o incluso cuando estaban teniendo malos días, por supuesto que sabían cuál era su lugar, sabían las cosas de las que podían hablar y que cosas debían mantenerse para si mismo, tal cual les había pedido Taehyung, ya fuera por contratos de confidencialidad que se los prohibían o por el simple hecho de respetar la vida privada de uno de sus mejores amigos.

Pero el destino no había jugado a su favor esa vez, la culpa los estaba comiendo vivos y era fácil de notar a kilómetros. La piel pálida de los dos solo era un reflejo de la lucha interna que estaban llevando en ese momento. Lo único que necesitaban era aclarar las cosas, hablar con sus amigos y pedirles disculpas, con suerte podrían salir de esa.

—Hey... —Murmuró el pelinaranja intentando despejarlo de sus pensamientos. Si bien sabía por lo que pasaba, Jimin estaba consiente de que eran cosas que ninguno de los dos podía controlar y siendo él el mayor, debía intentar tranquilizar al menor, jamás había sido fan de ver a sus amigos sufrir y esa vez no era la excepción. No tardó mucho en entrelazar su brazo con el del castaño, intentando reconfortarlo, para así adentrarse juntos al interior del aeropuerto, no sin antes agradecer al personal.

El recorrido hacia el interior del lugar fue relativamente corto, no llevaban mucho con ellos, más que una pequeña mochila cada uno, con lo que sería necesario pasar un par de días ahí. Para ser de madrugada, el aeropuerto estaba a reventar, había gente por todos lados casi corriendo por los pasillos para llegar a su destino, pudo haber prestado atención a la multitud de no haber sido por su mejor amigo, quien los guió sigilosamente entre la gente hasta llegar a una pequeña habitación dónde la primera persona que captó su mirada provocó que el aire abandonara sus pulmones.

—¿Qué hacen aquí? —Fue lo primero que el mayor logro articular en cuanto los brazos del menor lo rodearon, haciendo que se balanceara en su lugar pero terminando por corresponder el abrazo de una manera casi fugaz, buscando respuestas en el pelinaranja que solo veía la escena desde lejos. —Jimin.

¿Qué hice? (Taegi/Yoontae AU) TERCERA PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora