Uno

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Sus labios suaves y rosados se separaron suavemente antes de soltar un quejido mientras estiraba suavemente sus extremidades superiores con pereza, para proseguir con el resto de su cuerpo de manera sutil, aunque un poco rápido. Todo aquello era un ritual diario antes de salir de su casa para alejar la pereza mañanera que lo atacaba todos los días; sonrió energético al cielo, estaba emocionado, esa noche era luna llena y también su presentación por llegar a la mayoría de edad, había estado soñando con eso desde que tenía uso de razón.

Desde muy pequeño supo lo maravillosa que era la vida para él y más que todo aquella gran celebración que los adultos hacían a los jóvenes que llegaban a los 18 años; desde pequeño con sus ojitos brillantes cual amatistas irradiaban asombro y alegría ante las narraciones que su dulce y amada madre le contaba con cariño, como eran los sucesos que acontecían aquella celebración tan magnifica a la imaginación del pequeño, donde los galardonados pasaban a formar parte de manera formal en la manada y reclamaban del derecho de poder unirse a su alma gemela bajo la luz de la luna; aunque esto último casi no le llamaba la atención, aquel joven cambiaformas de Pomerania estaba emocionado por ya no ser tratado como un cachorro y ser visto como un adulto joven y dispuesto a darlo todo y apoyar a su manada.

Camino rápido ya que iba tarde a "S" una ciudad neutral para los cambiaformas donde se podía comercializar, socializar y aprender entre diferentes clases de cambiaformas sin problema alguno debido a que era protegido bajo un tratado de paz entre todas las mandas existentes; a pesar de que la manada de lobos era la más poderosa, los perros y gatos no se quedaban atrás, por lo que las tres convivían en armonía mientras se mantenían en esa ciudad. Suspiro con tranquilidad cuando logro sentarse cinco minutos antes de que la campana sonara, se sentó de manera adecuada mirando a su docente sin interés alguno en la materia.

– Mi nombre es Langa Hasegawa, soy un lobo – Se presentó con calma un chico de piel tan blanca y pura como la nieve, de cabellos celestes cual cielo en un día despejado y sus ojos de igual color reflejaban desinterés por sus compañeros.

– ¿No vas a decir nada más? – El docente miro al chico de cabellos celestes un poco anonadado por su forma de ser.

– Mmm Soy canadiense – Comento un poco extrañado, pero maniéndose tranquilo ante la pregunta del docente.

– ¿Nada más? – Nuevamente el cambiaformas gato lo observo.

– No – Contesto con simpleza.

– Bien, siéntate en el puesto libre junto a Kyan – El docente miro al lobo canadiense y luego tomo un marcador para colocar la fecha en el pizarrón.

Reki miro por el rabillo del ojo a su nuevo compañero el cual colocaba su mochila sobre la mesa de su escritorio, el chico parecía ausente o desganado, quizás el cambio de país le había afectado; centro su atención al frente para anotar lo que el profesor escribía, aunque poco a poco en un lugar de su pecho comenzaba a hormiguear y sentirse raro, su bestia interior estaba revoltosa y no tenía idea el porqué.

El día paso rápidamente y para sorpresa del hiperactivo pelirrojo Langa había sido un chico bastante interesante, habían hablado un poco debido a una actividad que requería trabajar en parejas, había descubierto el motivo de su mudanza y de paso algunos gustos que él canadiense tenia y que tenían en común, como algunas bandas de música, uno que otro anime y patinar; aunque Langa solía hacer snowboarding y el skateboarding, los consideraba hermanos, aparte que podían tomar el mismo camino de regreso antes de llegar al límite de la ciudad S y separarse a su región.

Cuando ambos iban caminando de regreso a sus respectivas zonas mientras charlaban animadamente a causa del hiperactivo pelirrojo el cual había llamado la atención por completo del lobo por lo que solo le prestaba atención hasta que vio sus cintas desatadas por lo que se agacho para atarlas, Reki continuo caminando más despacio para que el contrario lo alcanzara, de la nada tomo la noción de su entorno asustándose cuando escucho el claxon de un auto, había caminado hasta quedar en medio de la calle.

– ¡Reki! – Langa grito mientras se intentaba incorporar y alcanzar al mencionado el cual estaba a medio metro de distancia, pero de pronto el carro paso y el de cabellos color cielo se preocupó mucho más – ¡Reki! – volvió a gritar corriendo hasta donde estaba el pelirrojo.

Luego de que el carro pasara y se diera a la fuga Langa miro la ropa tirada en plena calle por lo cual dedujo que Reki se había transformado pero lo no veía hasta que noto un bulto moverse debajo de toda la ropa; se acercó rápido y tomando todo cargo en brazos a lo que sea que Reki se había transformado ya que seguían en plena calle, se detuvo al sentir el movimiento frentico, tuvo miedo de que se estuviera ahogando por lo que removió con su mano libre la ropa hasta que salió un lindo Pomerania de entre todo el relajo de prendas que tenían.

Los ojos de Langa brillaron con emoción al ver la forma animal que Reki tenía, era adorable, demasiado adorable para su salud; a pesar de que recién lo conocía habían congeniado demasiado bien para su gusto, incluso daba miedo ya que apenas era el primer día, pero atribuyo todo a que Reki era muy amistoso y tenía algo especial que no comprendía bien. Miro con atención al perrito y no evito acariciarle la cabeza, había quedado encantado con su forma animal; su lobo interior estaba más que exaltado, quería protegerlo por lo que inconscientemente comenzó a emanar feromonas mientras cubría a Reki con su propia ropa y comenzaba a caminar nuevamente.

– Buscare un lugar donde puedas transformarte y ponerte la ropa – Langa hablo mirando a todos lados mientras apoyaba al Pomerania contra su pecho.

Reki solo pudo dejarse hacer mientras disfrutaba la calidez y aroma de Langa, por algún motivo se sentía sumamente relajado y para nada enojado de que el contrario lo cargara relativamente desnudo. 

Plegarias para RekiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora