𖤐⤸₊˚. Un excéntrico magizóologo británico llamado Newt Scamander siempre lleva consigo una maleta llena de animales mágicos que ha ido salvando durante sus viajes por el mundo. Cuando las criaturas mágicas terminan huyendo de su maleta en Nueva Yo...
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Las gélidas olas de viento besaron la piel del pálido rostro de la mujer justo cuando doblaba la esquina hacia su lugar de trabajo, el Congreso Mágico de los Estados Unidos de América. Desde que se trasladó de Londres a Nueva York en busca de nuevas oportunidades y experiencias, la mujer de pelo castaño oscuro había ocupado el puesto de auror en el establecimiento.
Como era de esperar, las calles estaban abarrotadas de personas de todas las edades que caminaban buscando realizar sus actividades cotidianas. Mientras se dirigía al MACUSA, Eudora se distrajo intentando adivinar quién era quién en la multitud.
—Absolutamente muggle —se mordisqueó el labio inferior, mirando discretamente a un señor de mediana edad que cruzaba la calle en compañía de un perro—. Quiero decir, no-maj.
La mujer sintió un duro golpe en el hombro mientras dirigía su atención a otra persona en la calle. Debido a su distracción y a la cantidad de gente que la rodeaba, Eudora no pudo identificar quién se había chocado con ella, pero escuchó un murmullo lleno de maldiciones.
—Pensaba demasiado alto —ella amplió sus ojos—. Por muy maleducados que sean todos los muggles, me arriesgaré a hacer como si yo también fuera una —susurró, pero se detuvo antes de corregirse—. No-majs, Eudora, aprende el nombre correcto.
—¿Hablando sola, señorita Birdwhistle?
La voz femenina hizo que Eudora se sintiera intrigada y enarcó una ceja debido a su curiosidad. Miró a su alrededor y encontró a Porpentina Goldstein, una antigua compañera de trabajo, con un sombrero bien calado y el cuello del abrigo levantado. Se está comiendo un perrito caliente, y tiene un poco de mostaza en el labio superior.
—¡Tina! —exclamó ella, sonriendo—. A veces la gente piensa demasiado alto y yo también, ya sabes cómo es.
—Deberías tener un poco más de cuidado en público —Tina miró a los no-majs que circulaban por la calle—. Alguien podría escucharte y pensar que es extraño. Nunca se sabe cuándo se convierten en una amenaza.
