🍁 4. 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 🍁

210 136 205
                                    

Le rogué a mi padre que no lo hiciera, le rogué que no dejara entrar a esas personas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Le rogué a mi padre que no lo hiciera, le rogué que no dejara entrar a esas personas.

Pero ya era muy tarde.

El chico que se coló por mi balcón estaba sentado justo al frente mío. Con sus padres al lado y los míos por igual.

—Bien...— comienza mi mamá—, señora...

Mi madre se dirige a la mujer frente a ella.

—Marian— se presenta—, Marian White.

Ya veo porqué el apellido... los tres son de tez blanca, muy blanca.

También noté que él tiene los ojos de su mamá, miel intenso.

—Marian. Yo soy Katrina, ella es mi hija Hester, y él mi esposo Nick— mamá no se molesta en presentarnos como si nosotros dos no tuviésemos boca.

Me ahorra el esfuerzo en vano de hablar.

Todos estamos en pijama, digo, son las dos de la madrugada y a esta hora es que se les ocurre hacer una junta con nuestros vecinos. Genial mamá y papá.

—Bruce y Neizam— termina el esposo.

Con que Neizam, pequeño pedazo de mierda.

Mi padre se levanta y en ese momento supe que la cosa se iba a armar.

—Su hijo ha entrado a mi casa, al cuarto de mi hija en plena madrugada— no espera un segundo más para quejarse de manera educada pero intimidante.

—Y pido disculpas por eso, Neizam aveces se porta como un crío— se levanta también el señor Bruce.

Miro a Neizam quién tiene su vista fija en mi, bueno, más bien no en mi, detrás de mi.

No se inmuta, no cambia de expresión, nada, solo está ahí, escuchando como nuestros padres discuten.

—¡Es un vagabundo! —brama mi padre.

—¡Usted no tiene la menor idea de quién es mi hijo para estar hablando de él de esa forma!— grita devuelta.

Mis brazos se envuelven en mis cortas piernas mientras escondo mi cabeza entre ellas.

Dios.

—¡Mi hija estaba casi desnuda y él se atreve a entrar de esa forma!— levanto mi cabeza ya comenzando a sentir mis mejillas acalorarse.

Tengo una tez blanca-morena. Y cuando mis mejillas se tornan rojas se ve, no lo suficiente pero es notable.

Mi madre y Marian no dejan de echarse ojeadas incómodas, en cuanto a Neizam, sigue ahí, sentado en el sofá con la vista no sé en que diablos y pareciendo un maldito muerte viviente.

Bruce le dice cosas hirientes a mi padre y mi padre le dice cosas hirientes a Bruce.

Miro a Neizam como por quinta vez en lo que tenemos aquí, pero está vez no está mirando en el limbo, me mira a mi, y una sonrisa de suficiencia se forma en sus labios.

No sé en que momento pasó, o como ocurrió, pero, Bruce y papá ya no era los que discutían.

—¡Él entró por mi maldito balcón!— vocifero sintiendo como la rabia es poseyente de mi alma.

No podía creer esto, de verdad no podía creer esta mierda.

—¡No fue a propósito! ¡¿A demás, quién se masturba frente a un espejo que da hacía fuera?!— recalca con el mismo elevado tono de voz que el mío.

Mi mandíbula cae casi literalmente, al piso y mi dignidad junto a ella.

—¡¿Y eso te da derecho de entrar a mi habitación de esa forma?! — respiro hondo—, ¡¿Sin conocerme?!

Miro a mis padres quienes no pueden pronunciar nada luego de ese golpe, muy, pero muy bajo de ese chico contra mi.

—¡Me equivoqué, lo hice! ¿De acuerdo?— volvió a gritarme—, no tenía idea de que ustedes se habían mudado aquí.

—¡Llevamos casi dos días viviendo en este lugar! ¡Dos!— interfiere mi padre.

Ya no podía más, realmente no podía.

Ahora mismo lo único que quiero, es tirarme del  mismo maldito lugar en donde comenzó todo. Mi  estúpido balcón.

(...)

Abro mis ojos con el cansancio saliendo de mis poros, estaba realmente agotada.

—Buenos días.— Saludo pasando por la pequeña cocina de la cual mi madre se ha hecho propietaria.

Desde que llegamos no deja de limpiarla y asegurarse de que quede reluciente. Es su parte favorita de la casa.

—Te toca lavar los platos hoy.— Responde la señora Katrina con una mueca de enojo plasmada en el rostro.

—Pero mamá— intento quejarme pero pasa a mi lado con una de sus manos levantadas.

Y se atreve a ignorarme.

Papá sale de su habitación y me fijo en el moretón que reposa en su ojo izquierdo. Formo una mueca y él se da cuenta, ups.

—Buenos días pa— sonrío.

Pasa de largo, toma la caja de conflé, se sirve, y vuelve a cruzar por mi lado sin si quiera mirarme.

Mis padres me odian. Tiro mi cabeza en el mesón y la escondo entre mis brazos.

Se preguntarán, ¿Qué pasó anoche luego de que el chico y yo comenzáramos a discutir diciéndonos hasta del mal que nos vamos a morir?

Pues la respuesta es,
Mi padre se enojó más de la cuenta y se alteró demasiado, el señor White también se alteró igual y se entraron a puñetazos.

Una escena, fua, horrible.

Mis padres buscaron maneras de castigarme, pero como "no tengo amigos, casi no uso mi celular, y no conozco nada de este vecindario", pues lo único que me ordenaron fue dejar la casa impecable por dos semanas completas.

Odiaba limpiar y más si era excesivo.

Todo era culpa de Neizam White.

No sé quién se creía para entrar a mi habitación de esa forma y meterme en problemas, pero de alguna forma tenía que cobrármelas.

No sé quién se creía para entrar a mi habitación de esa forma y meterme en problemas, pero de alguna forma tenía que cobrármelas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bueno aquí, perdón, sé se que están muy corto pero prometo que los demás serán más extensos.

¡¡Ya 100 vistas, muchas gracias por leer!!

Nos leemos en el otro cap <3

El Amor a Través de ti (pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora