Secuela de MOVING ON
Kamille Ali se consideraba afortunada por poder encontrar una segunda familia en un mundo que constantemente le robaba. Encontró una segunda madre, encontró a una chica a la que amaba mucho y finalmente había aprendido la verdad...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Kamille estaba mirando la pegatina cursi junto a la puerta principal que recordaba el impulso de su madre comprando en el supermercado. Era la cosa más de clase media, madre blanca que vive en los suburbios que Kamille había visto en su vida, detallando las reglas de la casa, que incluían decir la verdad, crear recuerdos, trabajar duro y cualquier otra declaración vergonzosa que se pueda pensar.
Ella miró hacia otro lado y reconoció el pasillo hacia la casa de su familia, confundida por cómo había terminado allí. Se veía igual que siempre, antes de que el mundo cambiara para peor. Había llegado a extrañarlo, sorprendida de recordar todos los detalles que podía, ya que rara vez pensaba en ello.
Sus pies se movieron de repente, llevándola a la puerta de la sala, que abrió con facilidad.
"Kami, cariño, ¿Cómo estuvo tu día?".
Kamille abrió la boca para hablar, aunque no salieron palabras mientras su madre la miraba expectante desde el sofá. Se veía perfectamente sana, radiante, viva. Su padre también estaba allí, sentado junto a la mesa de café con su computadora portátil, probablemente haciendo algún trabajo. Pero instantáneamente sonrió a Kamille cuando ella se paró en la puerta.
"Debería haber sacado lo imbécil como yo". Adam estaba allí, burlándose de ella juguetonamente junto a su madre, quien le dio una mirada de complicidad.
"Hemos estado esperando que te apresures a volver, Kam".
Alicia también estaba allí, levantándose de su asiento en el sofá y acercándose a Kamille con una hermosa sonrisa en los labios. Cuando se detuvo frente a ella, la acercó por el cuello y se acercó a la oreja.
"Te ves muy linda con tu uniforme". Susurró, antes de darle un beso en la mejilla.
Mientras envolvía un brazo alrededor de sus hombros y miraba a sus padres, Kamille frunció el ceño y miró hacia abajo, notando su antiguo uniforme escolar: esa desagradable falda a cuadros, blusa blanca y fea corbata. No se había puesto eso en años, desde antes de que se mudaran a Estados Unidos.
