Bienvenido al burdel

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Jung JaeHyun no era de esas personas que recurría a aquellos lugares para saciar algo tan natural como el deseo, la pasión y las ganas de divertirse un rato; sin embargo esa noche rompería un poco las reglas. Unas horas atrás tomó una ducha caliente, lavó sus cabellos y puso sobre su cuello un rico perfume. Buscó en su armario un pantalón de vestir, una camisa y una campera de cuero color marrón. Se miró al espejo al estilo narcisista y notó que sería mejor no abotonar el último botón de la camisa dejando un poco expuesta su piel. Tomó su bolso y puso sobre él una grabadora de voz, una libreta, un bolígrafo y nada más. El resto de sus pertenencias las llevaría dentro de su chaqueta o en el bolsillo trasero de su pantalón. En especial esa pequeña bolsita que contenía un fino polvo blanco. 

—Hasta la avenida 46 por favor —indicó Jung al taxista. Mientras el automóvil hacía su trabajo en transportarlo hasta el burdel tomó un cigarrillo de su campera, lo tocó y lo olió. Lo puso entre sus labios y su acción llamó la atención del chofer.

—Señor no está permitido fumar dentro del auto. 

—Lo sé, yo no fumo. Dejé ese hábito hace tiempo, pero no se asuste no lo prenderé. 

Era verdad, el JaeHyun de su adolescencia era un completo adicto al tabaco, pues era lo único que lo mantenía despierto en las noches cuando escribía. Se había propuesto dejarlo hace ya bastante por un gran motivo; sin embargo, esto no lo hizo deshacerse de el hábito de llevar consigo un cigarro y, aunque no lo prendiera, sabía que el enrollado estaba listo para ser encendido en caso que la bomba explotara.

Cuando se bajó en la avenida 46 tuvo que caminar un par de metros, la ciudad de Nueva York no iba a permitir que un burdel esté al alcance de cualquiera de sus ciudadanos tan fácilmente. Gracias a una fachada en medio de un callejón estaba la entrada, custodiada por unos hombres altos y anchos que radiaban un poco de temor al verlos. Sin embargo éstos no impidieron el paso al escritor, y una vez dentro caminó directo a la recepción. 

—Buenas noches caballero, ¿en qué puedo ayudarlo? —saludó una mujer o mejor dicho un hombre vestido de mujer con peluca colorida, grandes labios pintados de rojo y exceso de maquillaje por donde quieras contemplarlo. Llevaba un corset y en la parte baja JaeHyun no podía describirlo porque estaba detrás del mostrador. 

—Vine por el servicio de la 1408 —pronunció. La sonrisa de su proveedor se borró un poco, giró su vista a la computadora de su izquierda y comentó que no estaba disponible aquella habitación. Jung se quejó.

—Puede pasar al gran salón, allí podrá conseguir lo que le guste y llevarlo a alguna otra habitación. Podemos ofrecerle las suits con...

—Quiero la habitación 1408 y el chico que está en ella.

¿Cómo era que funcionaba verdaderamente ese burdel? se preguntó el pelinegro, mientras hacía una mueca. Según lo poco que le había comentado Johnny y lo que agregó investigando por allí el lugar era una especie de hotel pero que a la vez cada habitación poseía un prostituto o una prostituta para satisfacer al cliente como éste quería. Sin embargo a lo que la recepcionista le dijo; probablemente el chico que andaba buscando el de la 1408 estaría en el salón de baile. A no ser que le estén mintiendo y le impidan la entrada a aquella habitación donde quería estar en ese momento sin dar tantas vueltas al asunto. 

—Por favor, no me comprometa... 

—Entonces hablaré con su gerente —habló con decisión JaeHyun, al cabo de unos minutos se le presentó un hombre de unos 40 a 50 años denominándose a si mismo como el gerente Kim, éste le dijo que a su disposición estaría cualquier habitación con los mejores prostitutos del salón/ burdel pero el escritor rechazó cualquiera de las propuestas establecidas por el otro. El mayor notó la insistencia del pelinegro y lo invitó a hablar en un lugar más reservado y privado; la oficina de éste. 

—Siéntese por favor señor...

—Jung JaeHyun, ese es mi nombre. Escritor.

—Claro, por favor disculpe pero la habitación 1408 no está habilitada y se encuentra desocupada. ¿Quiere un trago? —ofreció, el adulto se notaba nervioso.

—Sí, acepto el trago. Pero déjeme advertirle que además de ser un catador de aventuras, yo no creo hasta verlo con mis propios ojos. Así que pondré sus palabras en dudas si es que no le molesta. Por otro lado, estuve investigando y según lo que leí; el chico de la 1408 es un poco exigente con sus clientes. 

—Nadie ha aguantado más de una hora ahí dentro. Por favor acepte otro servicio —habló Kim convencido que no iba a dar su brazo a torcer con el asunto de la habitación. Le acercó al otro el vaso con el líquido adentro; un buen licor de los años 80 conservado y delicioso en sabor y color.

—No lo sabré hasta comprobarlo por mi mismo.

—Bien, si usted tiene para pagarme doscientos mil dólares, la habitación será suya. 

"Buena jugada del maldito tipo" pensó JaeHyun. Claro que él no tenía esa cantidad de dinero, pero tampoco era estúpido para desconocer que esa cantidad no era lo que costaba una habitación simple en un lugar como ese. El gerente Kim parecía dispuesto a hacer hasta lo imposible con tal de no entregarle las llaves de aquella habitación y eso solo aumentaba las ganas de obtenerla.

—Qué lástima, tendré que utilizar mis medios para hablar de su nefasta atención y del burdel claro. ¿Usted sabe lo que podría pasar si en mi próxima historia relato los hechos del Burdel NEO ZONE? La gente podría enterarse malas cosas, pero si usted desea lo contrario lo beneficiaré. Quizás no económicamente; pero publicidad gratis le vendría como anillo al dedo, ¿no cree?

—Creo que es hora que se marche. 

—No me diga por favor señor Kim que tendré que rechazar a la invitación que recibí esta mañana—. JaeHyun sacó de su bolso la portal del burdel, aquella que nombraba al sujeto de la 1408. El gerente abrió los ojos con sorpresa, la jugada del escritor no se la esperaba. Aquella invitación solo indicaba una cosa.

—Permítame hacer una pregunta Jung ¿usted viene aquí por sexo o para hacer un experimento?

—Por las dos.

Kim giró sobre sus talones; buscó en una caja en la biblioteca que tenía atrás de su escritorio una llave y le indicó a JaeHyun que lo siguiera, que lo iba a acompañar hasta el decimocuarto piso donde estaba la habitación requerida. 

HABITACIÓN 1408 - JaeYongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora