◈ CINCO ◈

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La temporada de invierno comenzó, los días de nieve y vientos helados no tardaron en formar parte del día a día y alguien como Layla siempre lo pasaba más o menos mal en estos fríos. Le encanta la nieve pero la baja temperatura suele calarle hasta los huesos. Las actividades deportivas serán movidas al interior del gimnasio en unos días por lo que ahí esta ella en el balcón, tratando de darle calor a sus manos expuestas mientras observa a Chuuya jugando. Olvidó sus guantes en un descuido por la mañana antes de ir a la preparatoria.

— Úsalos —dice Akutagawa naturalmente luego de lanzarle un par de guantes negros los cuales impactaron en su hombro— No son muy "lindos" pero evitaran que tus manos se enfríen.

— Yei —canturrea de forma algo infantil mientras se los pone— Gracias. Realmente son muy cálidos.

Akutagawa se paró y se acerco a la barandilla que les separa, recargó sus brazos en la antes mencionada y comentó.

— Es porque los estaba usando yo antes de que vinieras, Layla.

— Eh... así que es por eso —coloco sus manos en sus mejillas y riendo con dulzura musito— Entonces es la calidez de Ryunosuke.


Había cerrado sus ojos mientras le sonreía, no esperaba nada más, quería hacerle una pregunta sobre el libro que le prestó hace unos días pero esta quedó en el aire y a medias pues la expresión del varón la dejó perpleja «¿Por qué esa reacción?» se cuestiona a si misma ante el sonrojo de Ryunosuke. Sinceramente quería reírse por lo raro que le resulta verlo así y no pudo contenerse de hacerlo más que por un par de segundos.

— Deja de reírte —dice seriamente tratando de volver a su semblante de siempre pero Layla tarda un poco más en ponerse seria. Sus ojos grises la observan y se dejan encandilar por el aura tan agradable de la joven. Akutagawa sonrió disimuladamente— Ven, tienes pelusa en el cabello.

Extendió su brazo hacia ella quien se ha quedado quieta y expectante. Estaba por alcanzar su mechón de cabello.

— ¡Es tu momento, Chuuya! —gritó algún jugador en la cancha.

— ¿Chuuya?


Y como si fuera instinto o el poder de la gravedad Layla se acercó a la barandilla de enfrente y buscó a Chuuya con la mirada mientras sonríe entusiasmada. Los ojos de Akutagawa se nublaron poco a poco e hizo una mueca luego de que su brazo se quedara extendido a la nada.

— ¿Se supone que eso es amor? —cuestiona con la voz ligeramente alzada. Layla le mira.

— ...Sí —dudó.

— Dilo con firmeza —reclama manteniendo un tono más imponente y claramente irritado— Incluso alguien como yo sabe que eso no es amor ¿solo mirarlo te hace feliz? ¿sin si quiera intentarlo? No seas cobarde y confiésale tus sentimientos.

Layla quedo aturdida «¿Por qué de pronto se puso así?» estaba muy confundida. Akutagawa se alejó de la barandilla y le dio la espalda, pero aun no ha terminado de confundirla. Se dió media vuelta para mirarla de nuevo.

— Y entonces sé rechazada —sentenció.

El tiempo contigo 『 Ryūnosuke Akutagawa 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora