poema VII - ¡Final divino!

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No hay final que termine
con amor, yo queriendo abrazar
el tiempo, bailando entre dolor;
pero al final sólo surca el silencio, y
un hasta luego.

Es tan intenso el hedor de tu adiós, y
tan eterno el recuerdo que late
al final de este tonto corazón.

Jazmines marchitos, y la inspiración
que en tus ojos murió, y yo cual
sombra de Ícaro: caí al punto final
del precipicio.

Ya sólo entre sueños te abrazo, y no
sabía que la ausencia fuera fría, aunque
calida fue tu compañía.

Es sombrío el olvido; y tan amargo es
lo dolido. Con dolor en el
interior; esto es un final sin
Amor.

                           Mauricio L. Martínez.

A La Orilla De Tu OlvidóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora