II: La segunda cita

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En la segunda cena absolutamente todo evolucionó, esta vez lo invité yo, realmente quería ser yo la que preparará la cena, así que vino a comer conmigo a solas para estar más cómodos.
Los nervios de que la comida no salga bien y el estar solos en el departamento estaban presentes en todo momento, hasta que llegó y fui a abrirle la puerta. Nunca supe como explicar el hecho de que todos esos nervios previos a verlo desaparezcan al tenerlo al frente, era simplemente mágico. Mis preocupaciones se iban al solo ver esa sonrisa que tanto me gusta. Pero volviendo a la historia, mientras charlábamos, terminaba de preparar la comida. De hecho abrí horriblemente el paquete de fideos y me olvidé de cuántos minutos eran para cocinarlos. Pero aún así esa noche fue inolvidable. Cenamos fideos con salsa mientras que platicábamos cosas tribales. De hecho para mi buena suerte cocine bien esa noche, obviamente que iba a preguntarle. Después de cenar fuimos a comprar unos chocolates (spoiler nunca los comimos) y al volver vimos una peli en Netflix. El eligió la peli y en la incomoda silla, con la tablet en la mesa empezó la película. Durante la película moría de nervios de que se diera cuenta que por partes lo observaba por el reflejo, me gustaba ver su consentracion aunque ya había visto la película. Así pasó un largo rato, sentados en las sillas, hay que admitir que era realmente incomoda, por un momento inconscientemente me abrace a mi misma y me preguntó si tenía frío, y ahí los nervios volvieron a apoderarse de mi cuando me rodeo con sus brazos. ME RODEÓ CON SUS BRAZOS!!
En esos momentos intenté quedarme lo más quieta posible y de una forma en donde ambos nos sintiéramos cómodos. Y si llegó el fin de la peli, junto con las 3 de la mañana si no mal recuerdo. Me despedí deseándole buenas noches y volví a dormir con él.

Si volví, no hice más que cruzar la puerta para cambiarme, lavarme los dientes y volver a salir a preguntarle si le molestaba dormir con él. Aunque literalmente lo que menos hicimos esa noche fue dormir y lo digo realmente. Hasta ese momento no habíamos tenido nada más que dos abrazos y miradas cómplices. Pero al tocar la cama matrimonial y mirarnos a los ojos nos dijimos todo. Nunca supe porque el se aguanto tanto hasta ese momento, pero aquel beso que me dio fue wow. Mi mente no podía de dejar de repetirme si lo estaría haciendo bien, aunque supongo que si. Esa noche fue mi primer beso y mi primera vez.
Ese beso apasionado llevó a que estorbara la ropa.
Cualquiera diría que fue muy rápido pero sentí que ese momento era el indicado. Como siempre dije él tiene algo que amo, esa manera de que con solo mirarte ya te sientas la persona más afortunada del mundo. Y esa noche con solo mirarnos no hubo duda de nada, el deseo estaba y las dudas no tenían tiempo de existir. Realmente fue una noche maravillosa. Absolutamente todo desde como empezó con la cena hasta el haber terminado durmiendo supongo que 4 horas juntos.
La mañana siguiente o mejor dicho las horas siguientes fueron igual de mágicas, ambos estábamos entrando en una nueva etapa juntos.

Un amor de verano como los de Wattpad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora