Capítulo 2

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Cuando miré hacia la dirección en la que apuntaba Judith, me encontré con una tienda de ropa de mi marca favorita, también conocida como "Flashey", a un precio extremadamente barato. Mi mejor amiga me conocía demasiado bien. Me asombré y pregunté a mi madre si podíamos entrar pero ella respondió que no porque nos teníamos que ir enseguida. Y, justo antes de que nos fuéramos en dirección a la casa, el chico de antes entró en la tienda mirándome.

Al llegar a la casa, quedamos sorprendidos todos incluida mi madre. Era una casa enorme (de dos pisos, en concreto). Tenía lo que parecía ser un gran jardín, pero no se veía muy bien porque aún nos encontrábamos fuera. Su color era blanco marfil y en el piso de arriba tenía un gran ventanal.

Mi madre sacó las llaves de la casa de su bolso y nos miró sonriendo.

- ¿Estáis listos?- preguntó ilusionada -Porque yo sí lo estoy.

A lo que respondimos todos al unísono:

- ¡Síííí!

Y abrió la puerta. Entramos con la boca abierta. Era inmensa, moderna, espaciosa y, además, se podía ver que en el jardín había una piscina. Quedamos atónitos al ver eso, pero todavía no habíamos siquiera explorado la planta baja: quedaba el segundo piso también. Mi madre dijo que dejáramos las maletas en nuestra habitaciones.

- Pero mamá- preguntó mi hermano -, ¿Cuál es la habitación de cada uno?

Fue entonces cuando ocurrió lo que menos me esperaba:

- Cariño- dijo sonriente mi madre -, cada habitación está decorada al estilo de cada uno.

Y, sin palabra alguna, subimos a buscar nuestra habitación. Enzo y Judith encontraron sus correspondientes cuartos rápidamente, lo supe gracias a los gritos de emoción que emitió cada uno. A mi, sin embargo, me daba "miedo" abrir alguna de las cuatro puertas que tenía delante. Al final, lo hice y me encontré con una habitación gris oscuro. Tenía una cama enorme (tipo matrimonio), su edredón color negro. Enfrente, se encontraba un gran armario color blanco. La verdad, traía muy poca ropa como para llenar ese armario entero. En general, la habitación era oscura (mi color favorito es el negro), y eso me encantaba. 

Estaba deshaciendo mi maleta cuando, de repente, irrumpe en la habitación mi hermano.

- ¿Qué haces, peque?- preguntó.

- ¿No crees que es un poco obvio?- respondí sonriendo - Estoy deshaciendo mi maleta.

Miré por la ventana de mi habitación que daba a la casa de enfrente y pude distinguir como alguien entraba con una maleta negra. Parecía un hombre, pero no veía bien.

- No sabía que tuviéramos vecinos- dije mirando a mi hermano -. Pero si son guapos me encantará tenerlos.

Mi hermano y yo reímos y, de nuevo, seguí con la tarea de deshacer mi maleta negra. Enzo me ayudó a terminar rápido. Y gracias a eso pudimos explorar lo que quedaba de la casa.

Nos dimos cuenta de que habían 3 habitaciones más en la parte de abajo; tenía un baño cada una. También, contenía dos grandes cocinas con todos los accesorios ya incluidos. 

Después de un rato, terminamos de deshacer todos las maletas y mi madre empezó a hacer la cena con la comida que traíamos ya en bolsas. Nos hizo fideos. En la cena estuvimos hablando de cuándo íbamos a empezar la carrera cada uno. Judith iba a ser cantante y bailarina; Enzo iba a ser traumatólogo, aunque dice que hay trabajos mejores; yo iba a ser herpetóloga, se especializan mayoritariamente en reptiles pero también en anfibios. Mi animal favorito es la serpiente de cascabel (Crotalus Durissus), una gran víbora. El caso es que íbamos a empezar los tres la carrera allí en EEUU.

Al terminar, me fui a la ducha a darme un baño y ponerme el pijama. Después, me dirigí hacia mi cuarto a dormir tranquilamente. Pero antes miré por la ventana y pude contemplar bien al vecino que vi anteriormente. Me asombré un poco ya que el vecino era el chaval que vi en el aeropuerto entrar a mi tienda favorita. Me apoyé en el poyete de mi ventana a contemplar qué hacía y mientras pensaba: "Es bastante mono, mañana le saludaré. Espero llevarme bien." De repente, el chaval hizo un giro brusco mirando hacia mi ventana y me vio. Me dio tanta vergüenza que me salió solo el saludar por los nervios. Él correspondió mi saludo extrañado (como es normal). Después de eso, me acosté pensando en cómo será tener una carrera en inglés y cómo saludaré a mi vecino mañana.




Nos vemos en el siguiente capítulo (no podré poner fecha exacta por problemas)

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