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La vida, la vida... era divertida.

Cuando el sol bajaba y la noche empezaba a inundar el cielo, era placentero. La oscuridad de la noche en si misma era más que perfecta. A ojos de los demás está oscuridad otorgaba sensaciones escalofriantes, miedo o soledad.

Aunque si preguntabas cuál era su momento favorito, este siempre responderá son una sonrisa cálida y los ojos brillantes <la silenciosa noche, apacible y buena cómplice> jugando con su cabello albino, divertido.

Todo bien hasta ahora, hasta que por si mismo alargara la respuesta causando que el sudor frío bajase por la espalda de cualquiera con un buen juicio.

<El momento en que el silencio empieza a llenarse de dulces sonidos encantadores>

Todos sabían que esa respuesta no tenía ese significado, esa respuesta no era en ese sentido ni tenía ese significado dulce.

Solo guardar silencio era bueno, y mucho mejor si conseguias alejarte en su debido tiempo. Antes de que esos pensamientos afecten su cordura. Alejándose de esos siniestros ojos de purpura que mostraban con claridad sus intenciones.

Quizás se debía a esto que ninguna persona solía acercarse a él. No le afectaba, por el contrario, no hacía más que parecerle divertido.

Los humanos sí que son divertidos.

Jugar siempre es divertido.

No, no era momento para jugar tenia trabajo que hacer y por ello esperaba paciente. Jugando un poco a las cartas con la joven delante de él, llevaba ya dos partidas perdidas.

Su sonrisa traviesa no hacía más que fastidiar a su oponente. Ganar era tan sencillo que podría hacerlo incluso si le mostrara las cartas.

Patético, tan fácil.

Un juego fácil, dinero fácil.

Por ello no se cansaba de lo divertido que era descifrar y manipular a un humano. Juego entretenido.

Con las cartas en la mesa designó al ganador. La vigésima jugada de la noche y aún no lograban ganarle ni una sola partida.

El sonido de las cartas bailando avisaban el inicio de otra partida. Una partida de la cual no participaría por la reciente llegada de alguien en la taberna.

Con total calma se levantó de su asiento y diciendo su muy ya característico tono de despedida.

- Lo siento chicos es hora de irse. Gracias por el dinero.

Muy casual, aún recibiendo varios comentarios molestos y aburridos con el <no es justo> siempre igual. Tan monótono, ya conocía a perfección cada frase que estaban o decían las personas que dejaba atrás. No importaban.

Lo que importaba era quien lo estaba esperando en la salida, aunque ya se daba a la idea de quien podría ser.

Lo confirmo al ver el cabello rosa que tanto lo caracterizaba. Era el mensajero.

- ¿Se puede saber que asuntos tiene conmigo, joven felix? ¿Puedo ayudarlo en algo?

Cualquiera malinterpretaria aquellas palabras por el sensual tono de su voz acompañado de la mirada y sonrisa traviesa. Algo muy común en él.

La otra parte lo sabía, lo conocía muy bien para saber que solo estaba jugando con el, después de todo su vida era jugar con todos.

- Acabo de llegar y te encuentro jugando. ¿Que crees que diría mai si le dijera de su travieso hermano mayor?.

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2021 ⏰

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Leyenda o Legado (Golddy)...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora