Capítulo 4 - La reunión con Cyanspring I

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Unos días después de la fuga de Sarah, el Conde consiguió convencer al Marqués de Cyanspring para que sus hijos se reunieran. Claro está, que la situación había cambiado.

El primer cambio es que el marqués les visitaría previamente para "evaluar" a la joven. El segundo cambio es que si consigue el favor del marqués, deberá conocer al hijo mayor y comprometerse obligatoriamente.

En el caso en el que Sarah no sea del agrado del marqués sigue estando obligada a reunirse con el hijo mayor de éste y a comprometerse.

Eso sí, ambos tienen la posibilidad de romper el compromiso sin ningún problema si encuentran a un pretendiente mejor, si se enamoran y son correspondidos o si se ven envueltos en cualquier tipo de escándalo.

-Esos son los cambios que ha notificado el Marqués.

-Pero haga lo que haga terminaré comprometida.

-Es el precio a pagar por nuestra lentitud al responder, aún así sigue siendo generoso con nosotros. -Concluyó

-Según tu, el Marqués está siendo generoso. ¿Porqué está siendo tan generoso y benevolente con unos simples condes?

-Digamos que tenemos un negocio familiar muy rentable -Dijo orgulloso el Conde.

Sarah suspiró y preparó su siguiente pregunta.

-Entonces, ¿Cuándo vendrá el Marqués?

-En la carta pone que vendrá... ¿¡Mañana!?

-Hay tiempo.

-Oh, querida, te quiero mucho pero no podemos darnos el lujo de ser tan optimistas -Dijo la Condesa.- Mari, llévate a Sarah para empezar a prepararla para mañana.

-Si, señora. -Respondió la sirvienta de cabello castaño.- Por favor, sígame, señorita.

La joven asintió algo extrañada sin saber qué tenían en mente para la preparación. Se levantó suavemente y siguió a Mari, la misma doncella que la aconsejó el primer día que despertó en ese lugar extraño.

Fueron a la biblioteca y sentó a Sarah en las cómodas butacas. La miró con una expresión seria.

-Veamos... ¿Qué expectativas puede tener el marqués sobre una chica de 14 años? -Preguntó Mari

-Supongo que... ¿Ser bonita? -Contestó Sarah dudosa

-Puede ser, pero lo más importante es la etiqueta y lo segundo más importante la inteligencia. Se puede disimular el poco conocimiento en etiqueta siendo elegante y mínimamente educada.

-No entiendo por qué es más importante la etiqueta que la inteligencia.

-Verá, la etiqueta se puede aprender, igual que se puede aprender a evitar ciertas situaciones. En cambio la inteligencia no se puede fingir, es preferible callar antes de dejarse en evidencia.

La conversación para evaluar el nivel de conocimiento de Sarah duró horas, dejando exhaustas a ambas. La evaluación concluyó en que Sarah es mucho más inteligente de lo que creían los condes pero no tiene conocimiento alguno cultural.

Tiene conocimientos básicos de etiqueta, que sumado a su elegancia natural podían hacerla pasar por una joven no demasiado ingenua. Al informar de ello a los condes, ambos sonrieron ampliamente.

Después de terminar las preparaciones mentales, tocaba preparar el cuerpo. Limpiaron a Sarah más cuidadosamente que nunca, olía a flores, su cabello estaba sedoso y brillaba y su piel tenía un aspecto inmejorable.

La protagonista no teme a la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora