Capítulo 7

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Hooola, perdón la tardanza pero definitivamente no tuve tiempo e incluso los jueves no seguiré subiendo capítulos o me explotara la cabeza y tendría que pausar la historia por un tiempo y dudo que quieran eso, no? xD Bueno, lamento el capítulo aburrido pero algo es algo uwu ...Gracias a las 100 personitas que leen los capítulos<3 y no me hago cargo de antojos por los chocolates! x3 Adiós!

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-NO ESTUPIDA! NO LE ABRAS! ¿¡¿QUE NO VES QUE AHORA VAN A MATAR A TU FAMILIA SI NO LO ENTREGAS?!?

-Igna cálmate un poco es solamente una película!

-Pero es que no se puede ser tan idiota! Dime tu si le abrirías la puerta a un hombre que está siendo perseguido por medio mundo en el día de la purga ¿eh?

-Pues no lo sé, yo creo que me daría lastima y lo salvaría

-Pero luego te matarían a ti y a toda tu familia solo por salvar a una persona que ni conoces

-Bueno en ese caso no lo hago, pero igualmente tendrían que agarrarme por si le abro la puerta…

-Ay Amanda, tan corazón de abuelita que eres… Mejor pausa un poco la película que me dio hambre y quiero comer algo

-Okay, vamos a la cocina para ver qué hay de comer

Bajamos a la cocina y revisamos que había, el refrigerador estaba casi lleno pero no teníamos ganas de comer nada de lo que había en el. Así que cada uno revisamos los otros muebles que había en la cocina hasta que Igna se quedó callado un largo tiempo

-¿Igna? ¿Qué te pasa? –me miro asombrado

-No es por nada, pero… ACABO DE ENCONTRAR EL PARAÍSO

-¿De qué hablas?

Me acerque a ver el mueble que él revisaba y quede atónita, estaba lleno de chocolates, era un verdadero paraíso para engordar ¿Cuándo habían comprado todo eso mis padres y para qué?

-Amanda, dime por favor que podemos comernos todo lo que hay

-No lo creo a lo menos que después lo repongamos, cosa que dudo porque ya gaste mi dinero el mes pasado

-No te preocupes, tengo ahorros –me dijo mientras guardaba todos los chocolates en una bolsa que acababa de sacar quizás de donde

-Está bien, pero entonces mañana casi en la madrugada tendremos que partir casi corriendo a comprarlos de nuevo porque no sabemos cuándo mis padres se darán cuenta de que no están

-Trato echo, pone la alarma en 4 horas y yo te invito todos los chocolates

Subimos a mi habitación sin hacer ningún ruido, nos sentamos en la cama y esparcimos todos los chocolates que había en la bolsa

-Okay, pásame la libreta que está al lado tuyo

-Toma, ¿Para qué la quieres?

-Tenemos que anotar las marcas de los chocolates y sus características para que al comprarlos no se den cuenta que son otros

-Bien, pero no te demores que ya tengo ganas de comerme estos deliciosos bebes -dijo Igna acariciando los chocolates y haciendo caritas graciosas

Me puse a escribir y al final los conté todos, eran 12 tabletas grandes de chocolates con diferentes rellenos, 2 conejos grandes de chocolate, 4 cajas largas de bombones, 6 paquetes de huevitos de chocolate, 4 sobres de monedas de chocolates, 8 frascos de pelotitas de chocolate rellenas y 9 bolsas de trufas. ¿Y ahora cómo nos comeremos esto?

-¿Igna crees que podamos con todo esto?

-Me encanta el chocolate así que supongo que si

-Entonces prepárate para odiarlo

Pusimos la alarma que sonaría a las 5 y le dimos play a la película mientras empezamos a comer las bolsas con trufas, la verdad el chocolate era mi debilidad pero después de esto de seguro lo odiaría.

Luego de un tiempo no llevábamos ni un poco más de la mitad de la película y ya habíamos hecho desaparecer las trufas, los conejos, las monedas y los bombones pero aun así seguíamos con la ansiedad del chocolate y no nos aburríamos de comerlo

-¿Es normal seguir amando al chocolate después de lo que hemos comido? –le pregunte a Igna que tenía todos la boca con chocolate

-No lo sé, pero por mí no hay problema con seguir comiéndolo –hizo una pausa para mirarme fijamente

-¿Qué? ¿Qué tengo?

-Nada, solo que… -paso su dedo delicadamente por mis labios y luego lo probo –Mmm, sabe a chocolate… y a Amanda

-Estúpido ¿Qué haces? –dije riendo como foca

Él solo río conmigo y se acostó en mi cama para luego yo acostarme al lado de él apoyando mi cabeza en su brazo. Siempre hacíamos esto cuando niños y me hacía sentir segura, luego llegaba Ángel y se tiraba sobre nosotros cuando estaba muy feliz o se acostaba sobre mi apoyando su cabeza en mi estómago cuando estaba triste o pensativo, eran tan lindos tiempos. Me volví a enfocar en la película y seguí comiendo claro que ahora ya habían desaparecido 3 tabletas rellenas… Verdaderamente a Igna le encantaba el chocolate y no había quien lo negara.

Tiempo después acabo la película y mientras pasaban los créditos nos terminábamos de comer los huevitos que ya eran lo único que nos faltaba por devorar.

-Definitivamente no quiero escuchar la palabra chocolate por mínimo un mes

-¿Quién eres y que le hiciste a Ignacio? –dije haciendo una cara aterrorizada

-Jajaja, lastima que lo digo de verdad

-Pues lo que soy yo, aún me gusta el chocolate pero no pienso comer nada más por lo menos esta semana, acabo de subir todos los kilos que debería subir en 3 años y no tengo ni el más mínimo pensamiento de querer comer

-Te apoyo en eso, ven botemos los papeles al basurero y acostémonos a dormir

Guardamos todos los papeles en una bolsa y luego Igna salió a la calle a botar los papeles en el basurero del vecino, después de todo no queríamos que mis papas se encontraran con los papeles de los chocolates en cada basurero de la casa. Luego subió a mi cuarto y se metió en su saco de dormir

-Afuera hace un frío que te cagas

-¿De verdad? –le toque el brazo –Si, es verdad

-Bueno, mejor durmamos que en 2 hora tenemos que levantarnos

Apague las luces y nos pusimos a dormir. No me acuerdo que estaba soñando pero justo en la mejor parte la alarma empezó a sonar ¿Por qué siempre será así?. Me di una ducha y me vestí, luego empecé a mover con el pie a Igna que aún seguía durmiendo

-Despiértate señor chocolatito, tenemos que ir a comprar

-No menciones chocolates frente mí y vayamos, después de todo yo ya estoy vestido –dijo refregándose el ojo

Sacamos la lista del cuaderno y partimos a su casa, no podíamos entrar a la cinco de la mañana a la casa y despertar a sus padres solo por ir a buscar algo de dinero y luego irnos. Así que trepo por un árbol que tiene en el patio trasero, hasta llegar a la ventana de su habitación y sin ruido saco el dinero que tenía guardada en ella y nos fuimos hasta una chocolatería conocida que había a 15 minutos de la ciudad, ya que a esta hora ningún lugar estaba abierto y esa tienda abría muy temprano debido a la sobredemanda de pedidos que recibía

Secuestros, Amistades y Verdades (LCDL 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora