3. Madre

19 5 0
                                    

Tercera parte: Madre.

***

Carta que alguna vez deseé entregarte...

Perdón, mami. 

Perdón por no ser la hija que usted deseaba, perdón por no ser el ejemplo a seguir de todos, o la más perfecta. Perdón por ser normal. Perdón por ser yo.

Porque así somos nosotros los humanos, imperfectos. Nos moldeamos de acuerdo a los años y a las cosas vividas. No es cosa de la noche a la mañana.

Porque así somos nosotros los jóvenes "inexpertos" en la vida. Nos caemos tres veces, y las tres veces esperamos que ustedes nos levante y nos den ánimo para seguir adelante, no que nos digan lo estúpido que somos por no llevarnos de sus consejos.

Lo que necesitamos es amor y comprensión, no palabras que hieran el alma y que te hagan sentir menos. No necesitan eso. Yo no necesito eso. Nadie lo hace.

Eso es lo que debe procesar. Que uno también siente.

Que como usted se sintió decepcionada, yo también me sentí triste por no ser "suficiente", cuando eso en primer lugar debería ser así.

La cuestión no debería ser "ser suficiente". No todos somos iguales. No todos podemos dar lo mismo. Hay personas que no aguantan lo mismo.

Esta es una de las cosas que quiero que se grabe: Que cuando cometa un error, no me grite o me regañe, que se siente a hablar conmigo y me pregunte qué me pasa.

Que aunque todo sea risas no necesariamente este feliz o aun desee estar viva.

Pregunte antes de hablar, investigue. No simplemente venga hablando como si lo supiera todo. Porque, aunque usted tenga muchos años y haya pasado por mucho, no lo sabe todo.

Que sea mayor no significa que sea yo la que está equivocada, porque ¡Bingo!, muchas veces construyeron su mundo a base de injusticias y mentiras, simplemente por no admitir que estaban equivocados.

Injusticias que únicamente iban dirigidas hacia mí, que en todas yo era la villana y usted la protagonista.

Nunca se detuvo a pensar cómo me sentía yo, si aún me quedaban fuerzas para luchar una batalla que simplemente no era mía. Eso es lo que causa la injusticia. Una amargura interna que le quita lo feliz y alegre a cualquiera.

Quiero que tome esta carta, que piense y que reflexione. Que se ponga solo por una vez en mis zapatos. Que intente mirar a través de mis ojos.

Y ahora para ti, el hijo/a que lo pasó todo, para el hijo/a que aún sigues aquí, aunque ya no podías. Te felicito, porque contra todo lo que has pasado, aun estás aquí conmigo.

Y no lo olvides: Procesa, respira y pasa página. Y aunque parezca que se va a terminar todo, respira, tú puedes seguir adelante.

Creo en ti.

***

Fecha de creación: Enero de 2019.

Palabras del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora