Ya había pasado un poco menos de un mes que habían comenzado su noviazgo y era bastante notorio para el equipo y algunos de sus compañeros de clases; si bien el "cállate Yamaguchi" no había quedado en el olvido pero había "disminuido" de cierta manera.
El rubio se notaba más tolerante con el resto de seres humanos en el planeta además tenía un poco más de paciencia con el dúo de raros pero no todo era perfecto, cada vez que lo molestaban con respecto a que siempre miraba embobado a su pareja Kei siempre soltaba uno que otro comentario sarcástico para desquitarse, mientras que Tadashi parecía que estaba viviendo un bonito sueño del cual nunca quería despertar.
Se preguntarán quien fue el primero en dar el paso... Pues fue Tsukki, en una tarde a principios de invierno en la casa del rubio, estaban viendo un programa de comedia y Kei no podía dejar de sonreír y de mirar al pecoso cuando reía a carcajadas de algún chiste —algo bobos, a su criterio— o broma en el programa. Ambos con una taza de chocolate en sus manos, cubiertos por una manta bastante gruesa que cubría sus espaldas y sentados cómodamente en el sofá, no había nadie en esa casa aparte de ellos dos.
— Yamaguchi, me gustas mucho — soltó el rubio justo cuando el nombrado daba un pequeño sorbo a su taza.
Para Tadashi fue inevitable no atragantarse, su temperatura corporal se elevó debido a la vergüenza y por su tos, Kei daba pequeños golpes en la espalda del peli verde, arrepintiéndose por soltarlo sin más.
Tampoco le diría que aquella frase había salido por culpa de que estaba embobado mirándolo mientras reía a carcajadas, simplemente callo con la idea de que lo había soltado a propósito, pero tampoco esperaba que el pecoso casi muriera.
— Tu... También me gustas... Mu-mucho — dice Tadashi ya más calmado pero con un leve dolor en la garganta.
Ambos se miran directamente a los ojos para luego acercar sus rostros y por fin juntar sus labios en un lindo y rápido beso, para luego desatar una sección de besos en medio del sofá, Tadashi sin darse cuenta comienza a derramar el líquido caliente sobre el piso pero sería un problema que resolverán más tarde.
Su noviazgo dio comienzo después de que ambos limpiaran el piso, después del que el megane le preguntara tan casualmente mientras ayudaba al pecoso a limpiar.
Ya con el pasar de los días y que la mayoría se dieran cuenta del gran cambio que había en el ambiente, muchas chicas miraban mal al pecoso por quitar al rubio de la lista de solteros del salón, y Tadashi estaba bastante contento de que olvidarán o que respetarán el hecho de que el rubio estuviera en una relación.
Tadashi se le había escapado su relación con el rubio frente a Yachi; la pareja había decidido mantener su relación a escondidas hasta que ambos se sintieran a gusto y decirlo frente al equipo que había pasado a ser su segunda familia para el pecoso —Kei también los veía de esa manera pero no lo diría en voz alta—.
Yachi y Tadashi habían decidido reunirse un día sábado en el centro comercial, específicamente el cine; ambos eran fans de una saga de libros sobre magia y guerra, y para felicidad de ambos se estrenaría justo una película basada en el primer libro de dicha saga, emocionados habían comentado de la película Justo antes del entrenamiento y al darse cuenta de que ambos estaban esperando con ansias decidieron ir juntos —ya que, para mala suerte de ambos, eran los únicos interesados en ir—.
Cuando la película había terminado y Yamaguchi como tan buen chico que era, había decidido acompañar a su pequeña compañera hasta su casa y no le importaba si le quedaba bastante lejos de su hogar, lo único que quería era hablar y hablar de lo que habían visto y comparar entre libro y película. Justo en mitad de camino el móvil del pecoso había comenzado a sonar y no con el típico sonido de las llamadas del resto de personas, era la canción especial que había escogido para su pareja. Entre pequeñas disculpas, se separa de la rubia pasa hablar cómodamente con su novio.