Un suceso inevitable.

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Por un breve instante lo consideró.

Por un breve instante casi pareció una buena idea.

El enojo y el impulso causado por ese último comentario lo llevó a llegar hasta el techo de su secundaria y simplemente se paró justo al borde del barandal para contemplar el paisaje desde arriba. Apretó los labios repitiendo en bucle las últimas palabras de Kacchan. ¿Realmente era una buena idea? ¿Esperar a la suerte que tendría en otra vida? Sabía lo ridículo que sonaba aquello y aun así...

Dio un último suspiro y cruzó el barandal parándose en la cornisa del edificio.

Tres.

¿Era realmente una buena idea? Su respiración estaba comenzando a acelerarse.

Dos.

Nunca antes se había dado cuenta de lo alto que era el edificio de su escuela.

Uno.

Algo ocurrió. Repentinamente ya no estaba en el edificio de su escuela y no era el paisaje de su ciudad lo que veía, sentía el viento a su alrededor, rodeado por nada más que nubes y a lo lejos la imagen de una ciudad hecha escombros. Además, ¿estaba flotando?

Sin embargo fue algo más lo que llamó su atención. Era Kacchan. Se veía mayor y vestía un traje extravagante, pero era plenamente consciente de que era Kacchan.

Un detalle aún más alarmante.

Estaba herido.

Había sangre, raspones y moretones por todo su rostro pero aquello que más resaltaba era una herida en su hombro y otra que atravesaba por su estómago.

Entonces cayó. Vio como Kacchan cayó al vació herido mientras era incapaz de alcanzarlo.

—¡Kacchan! —un grito de terror puro e Izuku volvió a estar en su escuela, en la cornisa pegado al barandal de la azotea. Miró hacia abajo descubriendo que la altura se había vuelto aún más aterradora que antes. Llevó su mano derecha a su pecho para darse cuenta de lo rápido que su corazón estaba latiendo.

Estaba aterrado.

Pero no por él.

Entonces corrió, bajó las escaleras a toda velocidad y salió del edificio hasta encontrarse con el estanque en la planta baja en el cual había caído su cuaderno de análisis.

—¡Kacchan! —él estaba parado justo frente al estanque. Estaba bien, no había ninguna herida en su hombro, no había moretones en su rostro, no estaba cayendo al vació sin salvación aparente.

Kacchan le dirigió una mirada y lo inspeccionó rápidamente:

—Tsk —dio media vuelta y se marchó sin mirar atrás. Izuku únicamente parpadeó tratando de darle un sentido a todo lo que había visto. Desde su extraña visión en el techo de la escuela hasta el hecho de que Katsuki parecía casi aliviado de verlo.

«¿Me estaba esperando?»

Podría parecerle tonto a cualquiera, tal vez podrían considerarlo poco saludable, pero una sonrisa se formo en su rostro, al menos ahora sabía que Kacchan no lo quería muerto. Que a pesar de sus duras palabras al menos se aseguró de verlo abajo.

Entonces recogió su cuaderno y camino de regreso a su casa tratando de ser un poco más optimista pero sin ser capaz de sacar esa imagen de su mente.

No esperaba que, más tarde ese mismo día, volvería a encontrarse con la imagen de Kacchan a punto de morir.

La situación era diferente, totalmente diferente, un villano, aquel que lo había atacado unos minutos atrás había capturado a su amigo de la infancia. Vio el fuego a su alrededor, vio a Kacchan luchar, vio a los otros héroes a su alrededor esperando la llegada de alguien con "un quirk apropiado", pero sobre todo vio una mirada de desesperación que gritaba por ayuda.

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