Maestro De La Muerte

Capítulo 8

Corrían por un pasillo abierto, los Orcos seguían su rastro, tratando de no quedar atrapados. Los Hobbits continuaron rezagados, incapaces de seguir el ritmo de nuestros pasos más largos. Mantuve mi respiración constante, lista para ayudar a cualquiera que cayera demasiado atrás, no podía arriesgarme a que lo atraparan. Se sintió como si hubiéramos corrido durante horas antes de que los Orcos finalmente lograran atraparnos. Estábamos rodeados de Orcos, todos gruñendo, rechinando los dientes, algunos incluso sonrieron. La confraternidad se preparó para luchar. Esta vez deslicé la Varita de Anciano en mi mano en lugar de usar la espada. Todavía tengo curiosidad por saber si puedo manejarlo tan bien. También parecía el momento de usar la varita más poderosa jamás creada.

Mientras me preparaba para lanzar un hechizo y Legolas agarraba dos flechas, el aura más oscura se movió de repente. Me tensé, no queriendo enfrentarlo. Había una sensación de miedo inexplicable que venía con la atmósfera. Legolas y Aragorn notaron mi postura tensa.

Entonces ruge. El sonido hizo vibrar mis huesos y todos se pusieron instantáneamente a la defensiva. Incluso los Orcos se apresuraron a escapar de la bestia.

"¿Correr?" Pregunté con voz suave.

"Corre," repitió Aragorn.

Damos media vuelta y corremos por el pasillo lo más rápido que pudimos. Sin embargo, nos vimos obligados a reducir un poco la velocidad cuando llegamos a los estrechos senderos de piedra que conducen a la salida, los Orcos disparándonos en la distancia. Avanzamos a trompicones, Gandalf estaba al frente y Aragorn al final, tratando de mantenernos juntos. 

Las cosas iban bien hasta que notamos que había una gran brecha en nuestro camino, seguía creciendo con cada segundo que pasaba, las rocas se desmoronaban en lo que parecía ser una caverna sin fin. Gandalf fue el primero en cruzar, seguido de Boromir. 
Antes de que alguien más pudiera saltar al otro lado, otra masa de roca se desmoronó al otro lado. La brecha ahora era enorme, y había más de unos pocos pies para saltar. Legolas saltó con gracia, aterrizando suavemente frente a Gandalf antes de darse la vuelta; naturalmente, lo hizo parecer sin esfuerzo.

"Tendrás que tirar a los Hobbits. Los atraparemos." Legolas extendió los brazos, decidido.

"Sam, ven aquí." Aragorn reunió al más grande de los Hobbits, arrojándolo suavemente a los brazos que esperaban de Legolas. Una vez que Sam estuvo a salvo en el otro lado, repite la acción con Merry y Pippin, luego se vuelve hacia Gimli.

"¡Oh no! Nadie lanza a un enano." Gimli resopló, luego retrocedió para empezar a correr. En el segundo en que su pie dejó el camino, supe que se quedaría corto en el otro extremo.

"Wingardium Leviosa," balbuceé, ayudando al obstinado Enano a ponerse a salvo. Gimli me fulminó con la mirada, pero yo me encogí de hombros y miré a Aragorn.

"Deberías ir a continuación", le dije, con una sensación de urgencia que me recorría.

"Tú -" Aragorn cortó, una gran roca repentina que se desprendió del techo, destruyendo el camino detrás de nosotros, inclinando la pieza en la que estábamos hacia adelante.

—Oh, maldita sea.

Me estabilicé, volviendo a mirar al Ranger, Frodo a su lado con los ojos muy abiertos por el miedo.

"Ve, estaré bien," dije de nuevo, esta vez Aragorn no discutió y saltó, Frodo lo agarró con fuerza.

La pieza en la que estoy parado se inclinó hacia adelante más rápido por el impulso de Aragorn. Espero hasta que esté en el ángulo correcto, tan pronto como esté alineado correctamente, salto, aterrizando en los brazos de Legolas, nuestros pechos chocan levemente y nuestros brazos se envuelven uno alrededor del otro. Me aferro a él un poco por miedo mientras veo caer los escombros por el pozo sin fin.