con más de quinientos años siendo hermanos era bastante obvio que min yoongi y min jimin iban a compartir absolutamente todo, incluso a cierto dragón albino.
; o.s dedicado a mi mami ari, espero que lo disfrutes.
; fantasy! AU
; relación poliamor s...
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Un suspiro pesado se escapa de entre sus labios naturalmente rosados, el vapor del agua caliente llena el cuarto de baño creando una blanca y espesa nube que humedece su piel y cabello. ¿Cuánto tiempo ha pasado ya? Se preguntó a si mismo mientras miraba su cabello flotar. ¿Cuándo había crecido tanto? Su mano derecha subió para tomar un mechón de un lindo color blanco, estaba bastante seguro de que el largo ya debía pasar su cintura.
"Él solía cortar mi cabello." Recordó sonriendo levemente antes de que lágrimas cristalinas abandonaran sus ojos, llevaba así tanto tiempo y vaya que se sentía patético. Llorando en su soledad hasta por la cosa más pequeña como el largo de su cabello. Tampoco podía evitarlo, todo a su alrededor le recordaba a su difunto esposo, no había forma de hacer que el recuerdo de su rostro sonriente abandonara su mente.
Mucho menos con la herida en su espalda que aún debía ser tratada por curanderos, el arma con la que había sido hecha seguía bajo la revisión de los magos del consejo, todo apuntaba a que había sido envenenada especialmente para acabar con la vida de Taehyung. Claro estaba que los atacantes no habían contado con que él despertaría y, por supuesto, el veneno restante había sido clavado en su espalda. No sabía si era por fortuna o por desgracia pero había sobrevivido —obviamente—, aún había veneno en su sistema, hasta que este no fuese sacado por completo tenía prohibido cambiar a su forma dragón o usar sus poderes en gran medida.
Se sentía aún más inútil al recordar que por el momento era el consejero quien se encargaba de los asuntos externos del reino. No podía hacer nada más que llorar en su habitación. Estaba cansado, tan cansado.
Otro suspiro salió de sus labios, a continuación hundió la cabeza en el agua de nuevo antes de salir de la tina. Envolvió la toalla alrededor de su cintura a la vez que usaba otra más pequeña para secar su cabello, las lágrimas continuaban bajando por sus ojos incluso si en más de una ocasión se dijo que nada de lo que estaba ocurriendo era su culpa, incluso si se repetía que debía preocuparse primero por su salud. No era de naturaleza egoísta.
Abandonó el cuarto de baño siendo seguido por un par de guardias que estaban resguardando la entrada desde afuera, ninguno de los dos dijo nada con respecto a que era obvio que de nuevo estuvo llorando, sus ojos hinchados lo delataban. Caminó al criadero del castillo, donde la líder del clan dracónico cuidaba de los pequeños bebés que apenas aprendían a volar, los dragoncillos aullaron cuando le vieron entrar y él, en respuesta saludó a cada uno por su nombre.
Se había hecho una costumbre que luego de un largo tiempo de ahogar sus penas en su propio llanto pasara el resto de su tiempo libre cuidando de las crías de la líder, los tres pequeños parecían amarlo y reconocer su olor incluso antes de que entrase al criadero, la madre le había tomado tanto cariño que a veces olvidaba que no era una cría y le hacía acurrucarse con los demás pequeños cuando era su hora de dormir. Estar con los dragones le hacía sentir una calidez enorme que solo podía compararse a aquella que su esposa le otorgaba cuando ambos se acurrucaban para dormir.
