Capítulo IV

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¿Quieres decírmelo, Ryomen?

Con esas simples palabras el pelinegro destruyó las cadenas que mantenían atado su autocontrol.

— Hazte cargo de tus acciones... — Sin previo aviso atacó los labios del menor, devorándolos con fuerza y metiendo su lengua en la caliente cavidad bucal del otro.

Megumi sentía su cara arder en demasía, intentaba seguirle el ritmo a Sukuna pero se sentía tan débil, tan sumiso como si fuera un esclavo delante de su rey.

Largó un pequeño quejido al sentir como Ryomen destrozó su camisa y tomo sus caderas con fuerzas. Abrió un poco los ojos encontrándose con los luceros escarlata, su mirada cargada de lujuria y penetrando más allá de su ser, invitándolo a perderse en las mareas del placer y caer en un abismo de excitación pura.

Tomó los fuertes hombros del pelirrojo y cambio las posiciones con rapidez. Ahora el se encontraba encima del otro, no se dejaría dominar tan fácil. Rompió el caliente beso y lo miró desafiante.

— No te creas tanto, Sukuna... — Se sentó sobre el, sintiendo algo duro rozar su trasero y comenzó a recorrer el pecho del otro con su dedo índice. El mayor intento tomar el control pero fue abruptamente detenido, levantó la cabeza y se dió cuenta de que tenía las manos atadas a la cabecera de la cama. La maldita corbata. — Soy un sicario, ¿recuerdas?

Gimió roncamente al sentir como abrían y  bajaban su pantalón. Megumi mordió su labio con miedo al bajar el boxer negro, no entraría, definitivamente no entraría.

— ¿Que pasó, te asustaste pequeño? — Preguntó con sorna, las venas de sus brazos se marcaron con avidez y en un rápido movimiento destrozó la molesta corbata, liberándose. — Me toca a mi...

El pelinegro se tapó la boca, ahogando un gemido, al sentir la lengua del mayor en sus pezones mordiendo y succionando mientras pellizcaba con fuerza el otro. Lo estaba devorando pero solo podía sentir las incesables oleadas de placer recorrer su cuerpo.

Sukuna comenzó a descender dejando un camino de besos y mordidas, mordió la expuesta cadera del menor y luego arrancó los pantalones y la ropa interior del otro, dejándolo completamente desnudo ante él.

— Demonios, eres tan perfecto... — Subió con rapidez hasta encontrarse cara a cara con el ojiazul. Tomó sus manos con delicadeza de no lastimarlo y lo beso de nuevo, pero está vez con calma, lo último que quería era asustarlo.

Podría estar excitado y perder el control pero jamás le haría algo a Megumi, sentía la necesidad de protegerlo y no entendía el porque.

Por otro lado, Fushiguro se sentía a desfallecer, sus sentidos se habían nublado casi por completo. El beso lo trajo devuelta a la tierra donde estaba siendo devorado sexualmente por un dios griego.

— Si seguimos... — Comenzó el pelirrojo, de verdad que no quería hacerle daño al pelinegro y que este le tuviera miedo luego. — No se si podré detenerme...

Fue callado por un beso y al mirada llena de seguridad del menor. Sintió los brazos del otro pasarse por detrás de su cuello y alborotar sus cabellos.

Hazlo antes que me arrepienta — Luz verde para Sukuna.

Volvieron a besarse mientras el mayor se quitaba el boxer dejando expuesta su palpitante y dolorosa erección.

— Carajo... — "¿27 centímetros tal vez?" Eso fue lo primero que pensó Megumi al verla fuera de la tela, no era su impresión, si le metía esa cosa definitivamente lo partiría al medio. — Se que estas cosas no se preguntan en estos momentos pero... ¿Cuánto te mide, bastardo?

Sukuna río ante la pregunta y luego levantó las caderas del menor haciendo que ambos miembros se rozaran. Fushiguro se sostuvo de las sábanas a la vez que arqueaba ligeramente la espalda. Sintió el aire caliente en su mejilla y la ronca voz del otro destrozar su tímpano por el ardiente tono que había utilizado.

— Exactamente... 29 centímetros

Esta vez no pudo contener el agudo gemido, el pelirrojo había arremetido contra el en una embestida que hizo que sus sentidos volvieran a dispararse, inconscientemente enrollo sus piernas en la cintura ajena y se desmoronó por el incontrolable calor en su entrepierna. Podría correrse en cualquier momento.

— No te rindas tan fácil, recién hemos empezado... — Abrió los ojos de par en par al sentir como era dado vuelta y como su trasero era levantado. Su rostro explotó todavía mas en rojo si eso podía ser posible.

Quiso quejarse y preguntar que tenía pensado hacer cuando fue abruptamente callado por una superficie caliente y húmeda tanteando su entrada. Estaba depilado y limpio, siempre lo estaba por cualquier situación que podría presentarse.

— ¡Ryomen! — Gimió mientras apretaba con más fuerza las mantas color Borgoña, el pelirrojo, sin aviso alguno, había introducido su lengua.

Apoyó la frente contra el edredón mientras respiraba con dificultad. Su corazón latía a mil por hora y su cuerpo estaba siendo azotado por sensaciones tan placenteras que hacían que olvidará su nombre por momentos.

— !R-Ryomen, voy a correrme! — Sus piernas temblaron y su estómago se retorció con fuerza al sentir el climax cerca.

Con un par de suspiros más cerró los ojos con fuerza y se corrió manchando las mantas. Sukuna se separó del otro y luego relamió sus labios admirando la increíble vista, un Megumi totalmente sonrojado, con su cabello desordenado y una expresión de excitación pura en su rostro. Lo tomó del brazo e hizo que se sentará sobre él, el pelinegro apoyó su frente en el hombro ajeno mientras intentaba calmar su respiración. Sukuna mordió su hombro con suavidad dejando otra marca más en su cuerpo, se separó un poco y le dió un dulce beso para luego recostar al ojiazul en la cómoda cama.

— ¿Q-que haces? — Preguntó algo perdido, se sentía cansado.

— Dejémoslo aquí por hoy — Estuvo a punto de reclamar cuando fue abrazado por el otro. — Descansa, mañana empieza el trabajo duro.

La comodidad del ambiente junto con el tono amable y lleno de cariño lo habían llevado a cerrar sus hermosos ojos poco a poco. Antes de caer en el profundo mundo de los sueños logró acurrucarse en el reconfortante pecho del mayor.

Ryomen los tapó a manos y luego dejo un pequeño beso en la coronilla del pelinegro, para acto seguido cerrar sus ojos y sonreír ligeramente.

"Creo que me agradas, Megumi Fushiguro"

✨🤡✨

Holaa 👋 ¿Cómo están?

Lamento la tardanza, no doy a basto con los horarios de clases y deberes pendientes pero prometo que actualizaré un poco más seguido

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Bloody Lovers /// SukuFushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora