Ryomen lo miro atónito para luego estallar en risas recibiendo un golpe en la coronilla de la cabeza de parte del menor.
— T-Tu la cosa más adorable e inofensiva que eh visto... ¡¿U-Un sicario?! — Y volvió a reírse a carcajadas. Megumi lo miro con una expresión de molestia total y Sukuna paró en seco. — ¿Espera, era en serio?
Megumi asintió, todavía molesto y el pelirrojo se sintió un poquito imbécil. Se apenó un poco por su actitud infantil, recapacitó en que Megumi no tendría porque mentirle con algo así.
— Lo siento... — Se disculpó, no quería ofenderlo. — No fue maduro de mi parte...
— Concuerdo... — El pelinegro apartó la mirada e infló sus mejillas en un puchero. No estaba molestó, era algo normal en su trabajo que se rieran él, en realidad se sentía avergonzado porque le había dicho adorable. — T-Te lo dejare pasar, solo esta vez...
— Señor, hemos llegado. — Ryomen asintió y ambos bajaron del auto, encontrándose de frente un enorme edificio repleto de tiendas caras.
— No te preocupes por el dinero, no es un problema... — Aclaró dándose media vuelta encarando al pelinegro pero apartando la vista cuando vio el brillo en sus ojos y la clara emoción que este tenía. — Elije lo que quieras...
Megumi asintió con una sonrisa y lo tomó del brazo adentrándose en la primer tienda de ropa. Estuvieron allí media hora y salieron con casi 4 bolsas de ropa de la marca "Prada". Se metieron en exactamente 14 locales más y Sukuna ya no sentía los brazos por el peso de las incontables bolsas que sostenía.
— ¡Ryomen! ¡¿Mira, no son lindos?! — Sukuna dirigió su mirada a la gran vitrina de una joyería. — Comprare algunos... — Habló refiriéndose a los elegantes aretes.
Cuando terminaron de comprar Jane los paso a buscar y tuvieron que pedir una 4x4 para cargar las bolsas allí.
— Recuérdame nunca salir de compras contigo... — El pelirrojo estaba tirado sobre el asiento y usando el regazo de Megumi como almohada, quién sonreía como un niño pequeño cuando le dan un juguete nuevo. — En serio, compramos un montón...
— Lo se, pero tú dijiste que el dinero no era un problema... — Sukuna susurró un "Touche" al aire y luego cayó profundamente dormido, las caricias en su cabello le dieron demasiado sueño. — Hasta cuando duermes tienes esa expresión amargada...
Al volver a la mansión Marie los estaba esperando, se acercó a abrirles la puerta y al ver al pelirrojo dormido suspiró, Megumi le sonrió.
— Ese mocoso, nunca aprende... Keith, llevalo a su habitación por favor. — Megumi no se había percatado de la mujer rubia a su lado cuando dejó de sentir el peso de Sukuna sobre sus piernas y lo vio.
Ryomen Sukuna estaba siendo cargado al estilo nupcial, con la cabeza apoyada sobre el hombro de Keith y roncando suavemente. También apreció cuando sonrió ligeramente y se acomodó mejor contra el cuerpo ajeno, parecía feliz y un poco nostálgico.
El pelinegro se bajó del vehículo y siguió a la mujer por las escaleras, los tres entraron al cuarto y Keith dejo al dormiránte cuerpo sobre la cama. La rubia acarició sus hebras unos segundos y pudo apreciar la expresión maternal en su rostro. Luego de hacer una pequeña reverencia y volver a su cara inexpresiva se retiró, dejándolos a ambos solos.
— Me pregunto qué habrá sido eso... — Megumi alzó los hombros restándole importancia y acto seguido se acostó al lado del pelirrojo. Quién se despertó al instante, algo extrañado se giró sobre su lugar y sus ojos se encontraron con un profundo lago en forma de orbes azules. — Buenos días señor mafioso~
— ¿Como llegué aquí? — Fushiguro no tuvo tiempo de contestar cuando el otro ya lo había hecho — Fue Keith ¿verdad?, es la única que puede levantarme
Asintió y en un rápido movimiento se subió arriba de Sukuna, dejando sus piernas a los costados del mismo y sentándose encima de su entrepierna. El otro, alterado, intento levantarse pero fue empujado hacia abajo por la mano del pelinegro.
— Ryomen... Tengo ganas de jugar~
Sukuna tragó en seco, el sexi pelinegro refregándose lentamente sobre sus caderas, su nombre siendo pronunciado de esa forma tan lasciva y vulgar y esa mirada llena de esa lujuria y pasión que hacían avivar el infierno dentro de él lo estaban haciendo perder los estribos.
El ambiente en la habitación se volvió sofocante, exitante casi tan caliente como la alba de un volcán y ellos eran dos locos bailando sobre el fuego, quemando las plantas de sus pies y dando inicio a algo extraordinario.
Ryomen no lo resistió más y tomó al pelinegro por las caderas fuertemente deteniendo sus movimientos, sentía sus pantalones doler y el calor esparciéndose por su cuerpo. Megumi quedó debajo de él, con la espalda pegada al colchón y, en un reflejo, el pelinegro colocó sus brazos alrededor del cuello ajeno dejando ambos rostros a pocos centímetros de distancia. Jadeó suavemente al sentir como Ryomen había empujado su parte baja sobre la propia simulando una embestida por encima de la ropa. Era una sensación exquisita, tan deliciosa y delirante que creyó volverse loco.
El pelirrojo respiraba pesadamente, hace rato había perdido el poco autocontrol que le quedaba. Ya no se echaría para atrás, ver al pelinegro de esa manera, con las mejillas sonrojadas, los primeros botones de su camisa desabrochados mostrando una parte de sus apetecibles clavículas y esa maldita expresión de placer plasmada en su bello rostro.
— ¿Sabes que pasará si seguimos así? — Pregunto en el oído del menor, con voz ronca y soltando aire caliente sobre la oreja del otro. Megumi sonrió con perversidad, si quería jugar con fuego, lo llevaría al mismo infierno.
— No lo se... — Desabrochó la camisa y tiro la corbata por algún lado, tocó con lentitud su pecho y abdomen pasando sus dedos por el perfecto six-pack, se acercó al oído ajeno y, al sentir otra embestida, gimió con lascivia.
Ambos se miraron fijamente con sus respiraciones agitadas, hechos un desastre, en ese preciso momento habían convertido eso en un enfrentamiento entre un mar de lujuria y un incendio de pasión.
— ¿Quieres decírmelo, Ryomen?
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Bloody Lovers /// SukuFushi
De TodoLos personajes no me pertenecen, son propiedad del Autor oficial de Jujutsu Kaisen: Gege Akutami.