Soportar las pocas dotes musicales de las señoritas Rolay, quienes año tras año se superaban en destrozar toda composición musical que representaran, era poco castigo en comparación a la emoción que sintió Meredith en el momento en que el conde de Vander hizo acto de presencia.
El caballero en cuestión entró a la estancia en donde estaban distribuidos los asistentes ya sentados frente a la tarima en la que ejecutaban la pieza musical las jovencitas, un poco avanzada la velada y acompañado del duque de Fisherton y del conde de Luxe, ambos amistades muy cercanas del conde de Vander.
No aparentaban estar muy a gusto, pero como todos los allí presentes sabían que aquel compromiso era ineludible si se quería iniciar la temporada social con exito. Asistir a la velada musical de las Rolay era casi una tradición que se pasaba de una generacion a otra.Los tres caballeros se ubicaron en la primera hilera de asientos, tal y como su procedencia y el protocolo indicaban, sitio ideal para ella que cuatro filas atras podia admirar la elegancia y apostura del conde a gusto.
Para el común de la gente, Meredith podía pasar por una dama hermosa y poco inteligente, pues jamás se le ocurrió dar su opinión sobre ningún tema, ni mucho menos contradecir a un caballero importante, algo que por otra parte horrorizaria a sus padres. Pero eso no significaba que ella no tuviera algo más que cabellos debajo de sus tocados, como solía criticar su padre cuando creia que ella no lo oía.
Meredith sabía muchas cosas, o al menos sobre los asuntos del mercado matrimonial y sus artilugios, tenía desde hacía mucho tiempo un plan perfectamente trazado, el cual tenía como único objetivo final hacer un matrimonio ideal, con el caballero perfecto.
Y aquella noche, claro está, pensaba ponerlo en práctica y lograr su cometido.La primera vez que había visto al conde de Vander, había sido la segunda noche de su presentación en sociedad. Acababa de ser presentada después de que su hermana hubiera logrado milagrosamente, a su parecer, conquistar a un marqués viudo pasando de ser una simple hija de barón a una marquesa en toda regla.
Desde entonces sus vidas habían cambiado para siempre, con ayuda del Marqués de Garden su estatus había subido a lo alto del escalafón social.
Los invitaban a lugares a donde solo asistía la creme de la creme, y en consecuencia sus perspectivas y posibilidades a futuro eran mucho mas altas de lo que siendo simplemente la hija menor de un barón habría podido lograr.Meredith había recibido desde el primer momento de su debut social la atención de muchos caballeros deseosos de ganarse su mano, puesto que además de su belleza, tenía buenas conexiones sociales y su dote era generosa; pero no queriendo malgastar su buena suerte de manera apresurada, ella había rechazado todas las invitaciones para bailar un vals, esperando al caballero que mas le interesara y así darle aquel honor.
Hasta ese momento ninguno había estado a la altura de sus expectativas, todos eran en pocas palabras, simplones y poca cosa.
Pero cuando su cuñado, se acercó llevando del brazo a su hermana, y acompañado de otro hombre mayor y dos jovenes gallardos y sumamente atractivos, su ilusiones se renovaron.
Tenía ante ella al caballero mas hermoso que sus ojos habían visto jamás. De un rubio impoluto, rostro masculino y definido, y unos ojos tan celestes como el mar, los cuales la miraron de arriba a abajo fuzgamente pero no lo suficiente para que ella no se percatara de aquel gesto, y del brillo jugueton y pícaro que estos ocultaban.
Fueron presentados, y al saber que el joven era el conde de Vander y futuro marques de Somert, su corazón se aceleró.
Él era simplemente perfecto, no dudo en aceptar su petición de baile.
Mientras giraba en sus brazos, fue cuando decidió que Lord Colin Bennet sería el hombre que la desposaria, y no se conformaría con nadie más.
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LA PERDICIÓN DEL CABALLERO*EL CLUB DE LOS MALOS PARTIDOS*RETIRADA*
Ficción históricaADVERTENCIA: HISTORIA RETIRADA, CONTIENE CAPÍTULOS DE MUESTRA. En una sociedad donde lo que importa es el status, lo que abre puertas es la riqueza, y lo que asegura un futuro importante es acordar un buen matrimonio; no es nada fácil ser un caballe...