15 . -  ❀✿**

1.4K 175 50
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

.

.

.

.

.

"。・:*:・✿Fin del juego... "

.

.

.

.

.

La mesa delante de Jay estaba vacía.
Recuerda su generación: habían pocos alumnos. Su curso juntaba a los estudiantes del tercer semestre con los del sexto, el suyo, y seguían siendo pocos.

Once... ¿Cómo es que los nombres no se olvidan? Él, HeeSeung, Sunoo, SungHoon, Riki, Jake, TaeHyung, JungKook, NingNing, YuNa... JungWon. No han llegado muchos aún.

Es un evento organizado por SunWoo, como siempre... Y como siempre, es algo especial. Un salón de fiestas al aire libre, lleno de luces que pretenden encender cuando aparezca el atardecer por una de las vistas del lugar.
Jay se siente ansioso, sujetando entre sus manos ese peculiar cuaderno que le fue entregado veinte años atrás, así porque sí.

Ve que Sunoo da vueltas por ahí, esperando nerviosamente a HeeSeung con un vaso de jugo en sus pequeñas manitas. Ve que teme nadie más llegue, porque las chicas se adelantaron y después de la hora acordada nadie más apareció.

Pero eso se disipa a los pocos minutos; TaeHyung, SungHoon y Riki llegan juntos y se sientan en la misma mesa, luego aparecen HeeSeung y Jake. El primero besa cortamente los labios del anfitrión y enseguida se dirige a la mesa de Jay. Saluda y toma asiento a un lado; poco más lejos se queda Jake.

Tal vez es un poco incomodo; con muchos rompió lazos, pero es entretenido saber qué fue de sus vidas.

—Química —contesto Jake cuando HeeSeung pregunta por lo que ha estudiado.

—Sí, es curioso —agrego Jay—. Estudiamos un par de años juntos, pero yo me fui por astronomía.

—¡Todo eso es muy difícil!

—Lo es. ¿Qué hiciste tú?

—Con Sunoo pusimos una pastelería. Seguro no es la gran cosa, pero era su sueño y a mí me gusta atender.

—¿Vieron que YuNa está embarazada? —menciona Sunoo cuando pasa por su mesa—. Acaba de decirle a NingNing, ¿pueden creerlo?

—¡Deja de escuchar conversaciones ajenas, Sunoo! —regaña su novio.

—Igual iba a decirles, somos amigos.

Así que la reunión continúa cómodamente, con actualizaciones sobre las vidas tan largas que han llevado asta ahora. Y hay un problema: casi todos han llegado, pero entre esos dos que no lo han echo se encuentra JungWon. Y Jay esta preocupado.

Es hora del atardecer y han acordado verlo. Todos están ahí, todo luce bien. Disfrutando la reunión, después de todo.

El sol cae, las luces se encienden y una vez más la puertas se abren. Y ahí está: con un aura blanca que típicamente desprende, camina lento y bien iluminado aquel chico azabache que hoy en día ha dejado de usar brackets. Sus ojos rasgados, grandes y brillantes viajan por ahí, como si no supiera si está bien presentarse. Como si no fuera su lugar.

Jay recuerda eso del menor: es tímido.

El mayor no se mueve, no dice nada. Ve como JungWon se acerca al grupo y lo ve a cámara lenta, como si fuera el momento más importante de la noche, o tal vez de su vida, no sabe.

Pero los ojos del azabache recaen en él y se queda inmóvil. Hace cuentas en su cabeza y sí: han pasado 20 años y ahora Jay sabe todo lo que en su momento sintió, que ahora parece revivir pues no puede evitar sentirse como ese pequeño chico de quince años enamorado por primera vez. No sabe lo que debe hacer, sus manos tiemblan y su rodillas también. Quiere correr, desaparecer; quiere no haber abierto la puerta, no haber recibido a Riki y tampoco haber dejado que lo llevase ahí. Quisiera que sólo fuese un sueño más del que puede despertar y después escribir. Quiere ser un niño y así ser capaz de justificar su infantil comportamiento, pero no puede.

Como un atardecer que ocurre solo una vez al día, lo que siente por Jay fue de una sola vez en su vida. ¿Cómo lo olvidaría...? Incluso con todos esos ojos clavados en él y las luces, la música incesante y el frio de la noche: JungWon espera que el momento del día pueda concluirse.

Y es así como el último rayo de sol se disipa y un adorable rubio se para frente a él.

—Te traje esto —es lo primero que le dice mientras entrega el diario—. Léelo.

JungWon obedece. Pasando paginas con el rostro sonrojado llega a leer algunos de sus propias palabras y se siente idiota. No sabe porqué tuvo que dárselo. No sabe porqué le encanta hacer el ridículo, pero continúa. Llega al último escrito, con la fecha del día anterior y lee tan rápido como puede, sin dejar de temblar y sin poderlo creer—. Maldito Sunoo.

—Lo sé.

.

.

.

.

.

✩.。.:* Fin .。.:*✩

:*✩

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yyyy llegamos al final de la historia, como pudieron ver.

Ayyy, disfrute adaptar esto, me gusta mucho uwu
¿Disfrutaron de la historia?
Yo si lo hice al leerlo por primera vez.

Gracias por leer :3 ❤
Espero encontrarnos en otra historia uwu

Me despido y.y 🙋‍♀️

Sweet Night 。・:*:・✿ JayWonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora