Sabia que algún día, la muerte me llegaría...
No era algo extraño pensar eso, después de todo, a todos y a cada uno de nosotros nos llega en algún momento, ya sea en el final de nuestras vidas o en el comienzo, nadie podía escapar de la muerte. Lo sabia muy bien, lo sabia mejor que nadie en este mundo, conocía a la muerte muy de cerca y sabia que ella codiciaba mi vida... Pero aun así...
Había cometido muchos errores, muchos pecados, roto muchas leyes, causado mucho sufrimiento, arruinado muchas vidas. Si alguien merecía la muerte entre las millones de personas que viven en esta tierra, ese era el maldito Hiroshi... Pero aun asi...
Siempre me había preparado para el día que tuviera que pagar por mis pecados, con el pasar de los años espere y espere, siempre expectante, siempre consciente de que llegaría el día. Acostumbraba a pensar como seria mi muerte, tal vez seria un accidente, tal vez moriría en manos de una persona buscando venganza, tal vez de una enfermedad. Las miles formas en las que podría morir me fascinaban y entretenían por noches y noches, puede que solo tuviera dieciocho años, pero ya había pasado mas años muerto que vivo. La muerte era parte de mi y esperaba el día en el que pudiera unirme a ella. Sabia que ese día seria desagradable, horrible y asqueroso, pero eso era lo menos que el se merecia... Pero aun asi...
Cuando el día finalmente había llegado... Todo había estado mal...
"¡No debía ser de esta forma!", pensé mientras las ascuas de las llamas que incineraban el lugar hacían que mi vista se nublara y mi rostro ardiera.
Las llamas convulsionaban con fuerza, chocando entre unas y otras mientras devoraban todo a su paso, con ferocidad, las llamas tomaban lo que le pertenecían, mesas, sillas, ventanas, paredes, todo sucumbía ante el calor del fuego, nada podía pelear contra el fuego... Su cuerpo no era la excepción, podía sentir como parte de su pantalón se quemaba poco a poco y un poco de su piel desaparecía lentamente mientras esta se quemaba causando un dolor infernal.
Entre las muchas formas que había vislumbrado mi muerte, el fuego siempre había sido una de las mas comunes, por lo que no me pareció extraño que así fuera a morir... Pero había un problema, un problema muy grande, no me importaba morir, ya lo había aceptado... Pero lo que no podia aceptar eran esos gritos...
—¡Ayuda!
—¡Me quemo...! ¡Me quemo...!
—¡Duele!, ¡Duele mucho!
Esos gritos eran horribles, eran cortantes. Era una cornucopia de todo tipo de gritos, cientos, no, miles de gritos de personas llorando, sufriendo, maldiciendo, suplicando. Miles de personas sufriendo igual que yo, miles de personas siendo también devoradas por las llamas, siendo tomadas junto a el...
"¡Así no... No así maldición!", no era capaz de pensar en nada mas que no fuera maldecir. Sentía una furia increíble nacer desde mi interior. No se suponía que muriera así, no se suponía que tantas personas sufrieran mi mismo destino, no se suponía que personas inocentes sufrieran por mis pecados. Todo estaba mal, mi cuerpo ardía en llamas mientras mi corazón ardía en rabia. Todo parecía una broma, una muy mala broma...
Y todo era culpa de ellos... De esos malditos...
—¡Ustedes...! ¡Hijos de puta! —exclame con el poco aire que tenían mis pulmones y es que había tanto humo a esas alturas, que apenas podía respirar, mucho menos hablar, pero aun así, estaba demasiado enojado...
Mire a los desgraciados con mis ojos, a esos malditos con esas sonrisas malévolas y ruinosas. Sentía como esas estúpidas sonrisas me mataban por dentro. Sentía un deseo terrible por crujir y destrozar esas risas.
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Mi condena en otro mundo
FantasyHiroshi siempre había esperado el día de su muerte, siempre había esperado el día en el que pagaría por sus pecados. Pero cuando unos hombres entran en su escuela y matan a todos, Hiroshi jura que se vengaría de aquellos extraños hombres, aunque tuv...