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JOSEPHINE L.

Veo a Hero mirar a Keyla, su mirada conecta con la mía y le sonrió, ella me devuelve la sonrisa.

Me siento agradecida con ella, busco auxilio, llamo a Hero y estuvo al pendiente de mi.

Entonces caigo en cuenta de que no está mi papá.

— ¿Y mi papá?

— Aquí — Dice Dakota alzando su celular. — Hola

— No si si yo estoy con ella

— Ah que en donde — la miró asustada. — En el hospital

Maldigo internamente, veo a Dakota salir por la puerta y no vuelve a entrar hasta minutos después. Iba a preguntarle que le había dicho mi papá pero él doctor me interrumpió.

— Aquí está tu expediente Josephine, te he dado una dieta para llevar en tu embarazo, no quiero hacerlos sentir mal pero es necesario que lo sepan

Me asustó. —: ¿Qué pasa doctor?

— Tu embarazo es altamente riesgoso, por que te recomiendo no trabajar por lo menos hasta tus primero tres meses, nada de emociones fuertes y reposo

Hero aprieta mi mano.

— En la receta te he puesto el reposo hasta los tres meses por si trabajas puedan dartela

— Si doctor pero todo está bien ¿verdad?

— No del todo pero lo estará Josephine, tu solo sigue mis indicaciones

Asiento un poco asustada, después le pregunto a Dakota sobre mi papá.

— Se asustó y ya viene para acá

— No le dijiste del bebé ¿verdad?

— No a ti te toca el griterío

La miró mal y regreso mi mirada a Keyla que se dirige a mi y Harper comienza a despertar.

No había pensado en cómo reaccionaria Harper ante la idea de un bebé, otro hijo de su padre con otra mujer.

— Me alegro que estés bien Josephine, puedes contar conmigo para lo que quieras y felicidades — le sonrió a Keyla agradecida por sus palabras.

— Muchas gracias Keyla — La mirada de Harper se encuentra con la mía y me sonrie, lucha con su madre para que la baje.

— Josephine — Dice subiéndose a la cama y sentándose acerca su carita yo trato de levantarme y un beso es depositado en mi mejilla. — Haz abierto tus ojitos

— Si Harper — le contestó sintiendo en mi estómago un zoológico completo.

— Creí que no pasaría, creí que nunca más abrirías tus ojitos — un nudo se instala en mi garganta cuando veo sus ojos humedecerse.

— Oh nena — hago que recueste conmigo. — Eso no va a pasar nunca

— ¿Lo prometes? — Dice levantando su dedo meñique.

— Lo prometo — le contesto entrelazando su dedo con el mío.

La puerta se abre salvajemente, por ella entra papá casi corriendo.

— Hija, ¿como estas mi amor? — le sonrió y asiento sintiéndome nerviosa, aunque se que papá me quiere mucho no sabía como reaccionaria ante la noticia de ser abuelo.

Keyla sale con su hija para ir a comprar algo en la cafetería.

— ¿Qué fue lo que pasó hija?

— Me desmaye de nuevo papá

— ¿Por qué? — muevo mis manos sobre mi regazo.

— Papá lo único que quiero es que me entiendas y que no te exaltes

— Josephine me estoy asustando

— Estoy embarazada — suelto brutalmente cerrando los ojos esperando su reacción.

— ¿Qué?

Es lo único que dice —: Eso papá estoy embarazada

— ¿Pero? ¿Cómo? ¿Hija?

— Lo sé papá se que te molesta pero es algo que paso y... — el simplemente no me deja seguir por que me abraza mientras susurra un te quiero.

— Hija esto es increíble, un bebé, voy a tener un nieto, voy a ser abuelo esta es la mejor noticia — Me río viendo como sus ojos se llenan de lágrimas.

Tal vez mi bebé era un milagro y una bendición para todos, por que a partir de ese momento todo mejoró.

Como el doctor me había dicho estaba en reposo, no hacía prácticamente nada en la casa, solo subía y bajaba las escaleras para desayunar, comer y cenar o algunas veces para ver la tele en la sala cuando con Dakota y papá hacíamos pijamadas.

Eso fue la primera semana que salí del hospital, la siguiente Hero me propuso que viviera con el, de todas formas ya íbamos a tener un hijo.

Yo dije que si en seguida, a papá le costó mucho trabajo aceptar sobre todo por que quería estar al pendiente de mi sin embargo al enterarse que la casa de Hero estaba a solo 20 minutos de la nuestra ya no pudo negarse.

Ya estábamos comenzando la mudanza todas mis cosas estaban en unas cajas esparcidas por mi habitación.

Sonrió con nostalgia, había llegado el momento de abandonar el nido como decía mi abuela.

Como me lo esperaba no me dejaron cargar nada más que mi bolsa de mano. Entendía la razón por la cual lo hacían pero a veces me desesperaba demasiado no hacer nada más que comer, leer y dormir.

Era frustrante, me sentia inútil, desde pequeña había mostrado ser una niña imperativa y estaba acostumbrada a hacer todo por mí cuenta y estar de aquí allá, así que ahora el no poder hacer nada me molestaba. Sin embargo no decía nada no quería que nada le pasara a mi bebé así que prefería hacer lo que me dijeran.

Todo parecía marchar bien.

Ojalá así hubiera sido siempre.


🔹D

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