Harry Potter y el Inefable (Severitus)

7.- Recuerdos

Pasó una semana y Harry se fue adaptando gradualmente a la familia Snape, ayudaba a Tobias a cocinar cada dos noches, o a Severus si estaba en casa, aunque Severus solía trabajar hasta tarde a veces y luego Tobias le dejaba un plato. A Harry se le permitió quitar el polvo y aspirar la casa los martes y jueves. También hizo que Severus le enseñara algunos trabajos básicos con varita, como el encantamiento de limpieza y un encantamiento de invocación. Severus le asignó algo de lectura para que se familiarizara con la historia y los términos actuales de los magos. Pero había dos áreas en las que Harry era deficiente, y ambas se debían a su horrible educación. Seguía teniendo miedo a las agujas, a pesar de haber recibido vacunas que antes apenas le picaban. Y todavía tenía pesadillas.

A su regreso a la oficina de Madame Pomfrey para la segunda ronda de vacunas, Harry todavía necesitaba sostener a Severus mientras se administraban las inyecciones, agarrando la pierna del Inefable con puños blancos y mordiéndose el labio hasta que sangraba tratando de no gritar. No era que las inyecciones dolieran terriblemente, sino el mero temor de que pudieran hacer que Harry reaccionara de forma exagerada y se pusiera tenso, empeorando la terrible experiencia.

Había rechazado el Calming Draft la segunda vez, y lo lamentó, porque descubrió que no podía permanecer lo suficientemente calmado y se puso rígido de miedo, a pesar de que Snape le dijo que se relajara. Así que la segunda ronda dolió más que la primera, pero una vez que terminó, Severus le preguntó a Harry si quería visitar Godric's Hollow, como recompensa por enfrentar valientemente sus miedos.

– Sí, me gustaría eso – Dijo Harry, frotándose el trasero y haciendo una mueca de dolor.

– ¿Estás preparado para volar allí, o prefieres Aparecer? – Harry lo consideró. Le encantaba volar y no parecía tener suficiente. Incluso con un trasero punzante, que debería haberlo mantenido alejado de la escoba, no pudo resistirse.

– Volar –

– Si estás seguro... –

– Lo estoy, señor. Volar es lo mejor del mundo –

– Tu padre también pensaba lo mismo – Respondió Snape, con una pizca de sarcasmo, ya que siempre había considerado a James Potter como un fanfarrón arrogante.

Pero el sarcasmo pasó por encima de la cabeza de Harry y no podía esperar para tomar su escoba y volar al pequeño pueblo de Godric's Hollow.

Severus estaba menos que entusiasmado con el viaje, porque Godric's Hollow tenía recuerdos que preferiría no recordar. Fue allí donde Lily rompió con él cuando tenían diecisiete años y luego James le propuso matrimonio, aunque no al mismo tiempo. Habían vivido en la cabaña como recién casados en su luna de miel, antes de mudarse a Potter Manor.

Harry había nacido en esa casa y fue allí donde Lily y James habían muerto. Severus había visto sus muertes, pero había llegado demasiado tarde para evitarlas. Era algo de lo que se arrepentiría hasta el día de su muerte. No, no quería volver a la aldea adormecida y recordar la última vez que Lily le dio un beso de despedida, o la terrible angustia que sintió cuando sostuvo su cuerpo sin vida en sus brazos por última vez. Pero le había prometido a su hijo, y Severus se enorgullecía de cumplir su palabra.

Godric's Hollow estaba ubicado en West Country, cerca de los páramos salvajes, como Exmoor, y era tanto un pueblo muggle como mágico. Era famoso por ser el lugar de nacimiento de Godric Gryffindor, así como el hogar de varias familias de magos notables, como Bathilda Bagshot, los Peverell, Bowman Wright, inventor de la Snitch Dorada, los Dumbledore y, por supuesto, los Potter. Había alcanzado aún más fama por ser el lugar donde Voldemort murió a manos de Harry.

– Hay varios monumentos a tus padres allí, así como sus tumbas. La cabaña sigue en pie, aunque parte de ella ha sido destruida como resultado del rebote de la Maldición Asesina – Le dijo Severus a Harry mientras volaban hacia la ciudad, que tenía más de mil años. Los tenía bajo un amuleto muy estrecho de Notarme, para que pudieran volar sin temor a ser descubiertos por los muggles.