Carnaval

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Prohibición de los festejos de carnaval

“¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los salvajes unitarios! Departamento de Gobierno, Palermo de San Benito, febrero 22 de 1844, año 35 de la Libertad, 29 de la Independencia y 15 de la Confederación Argentina. Las costumbres opuestas a la cultura social y al interés del Estado suelen pertenecer a todos los pueblos o épocas. A la autoridad pública corresponde designarles prudentemente su término”.

Está era la nota que se encontraba, en todas las puertas de los bares y negocios. El carnaval estaba completamente prohibido apartir de hoy.

Las noticias de esto llegaron hasta Sarmiento quien hoy se encontraba en Chile, por el exilio el ser unitario.

-P-pero cómo es esto posible, mis juegos de la infancia abolidos por un barbario federal...- decía Sarmiento al leer la nota, callendosele algunas lagrimas.

-Sí ya sé, Sarmiento estoy de acuerdo con vos hasta esa parte de los federales barbaricos y que se yo...- dijo Urquiza consolandolo.

-Urquiza nesesito hablar con ese ingrato...-

-Pues... escribele una cartita no?-

-Pero no es más facil que me lleves a Argentina- dijo Sarmiento y Urquiza lo miro de reojo

-Ah claro... que estoy desterrado- reflexiono el unitario.

Dijo Sarmiento mientras procedia a escribir la carta.

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Finalmente luego de unos días a Rosas le llego aquella carta, y en su papel decia;

“¿Quién ha olvidado aquella alegría infantil en que haciendo a un lado la máscara que las conveniencias sociales nos fuerzan a llevar en el largo transcurso de un año mortal, se abandonan a las inocentes libertades del Carnaval?”.

“¿Quién es que no ha saboreado en aquellos tiempos felices, el exquisito placer de vengarse de una vieja taimada que nos estorbaba en los días ordinarios, el acceso al oído de sus hijas, bautizándola de pies a cabeza con un enorme cántaro de agua, y viéndola hacer horribles gestos, y abrir la desmantelada y oscura boca, mientras los torrentes del no siempre cristalino líquido descendían por  su cara y se insinuaban por entre sus vestidos? ¿Quién no se ha complacido contemplando extasiado las queridas formas que hasta entonces se substraían tenaces al examen, viéndolas dibujarse a despecho del empapado ropaje, en relieves y sinuosidades encantadoras?¿Quién que tenga necesidad de decir dos palabras a su amada, no echa de menos aquella obstinada persecución con que separándola del grupo de las que hacían acuática defensa del carnaval, la seguía por corredores, pasadizos y dormitorios, hasta cerrarle toda salida, y verla al fin escurriendo agua, y con las súplicas más fervientes, pedir merced al mismo con quien antes no la había usado ella, y dejarse arrancar acaso un pequeño favor como precio de la capitulación acordada?”.

“¡Oh, felices tiempos de nuestros padres! Tiempos de inocencia y de festiva folganza, en que si no era permitido dar el brazo a las señoritas, ni dirigirles desembozadamente tiernos cumplidos, había tres días al año en que todo el mustio aparato de la terca etiqueta y gravedad española, cedían a impulsos de torrentes de agua que en todas direcciones se cruzaban, y que servían a ablandar los corazones de las esquivas y desdeñosas beldades… ¡Días de verdadera igualdad y fraternidad, en que no había puerta cerrada, ni necesidad de más títulos ni pasaportes para presentarse en una casa, que la provisión de agua ligeramente saturada de colonia o lavanda, y en los que le daban la bienvenida con un duraznazo o un jarro de agua!”.

- la nota aparecida en El Mercurio de Santiago de Chile el 10 de febrero de 1842, en la cual Sarmiento –su autor- exiliado a la sazón, tras atacar con su espíritu combativo al “carnaval de Rosas”, recordaba entre nostálgico y jovial aquellas jornadas anteriores al advenimiento del régimen federal.

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Rosas al leer esto se le cayo una lagrima, y penso sobre su infancia.

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Flashback infancia de Rosas

-Ja, ja Rosas es rojo, como los tomates de mi abuela- se reian los otros niños.

Pues le habían hechado encima un balde lleno de salsa de tomate frío.

-Basta...- lloraba Rosas.

-Encima de que ya era rojo ahora lo es más- se reían los demás niños

La causa de la burla venia desde hace tiempo por el hecho de que él era pelirojo y tenia la piel algo rosada.

Finalmente para completar su burla, los demás niños le tiraron petalos de Rosas y le arrojaron más tomates de forma hiriente.

El resto del carnaval Rosas lo paso solo.

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Lo mismo eran todos los años Rosas simplemente odiaba el carnaval.

Así qué se prometió que esto no pasaria durante su gobierno, aquel sueño de ser virrey lo tenia hace tiempo.

Fin del flashback

-Ché aca te traigo unos papeles- entro Facundo Quiroga a la habitación sin antes pedir permiso alguno.

Rosas se encontraba rojo y envuelto en lagrimas por aquella nota de Sarmiento.

-P-perdón no, no sabía que... estabas- Facundo fue interrumpido por Rosas.

-No te preocupes no pasa nada, solo estaba recordando cosas...- dijo mientras se limpiaba las lagrimas el caudillo.

-Rosas que pasa?...-

-Nada simplemente recorde aquellos tiempos de carnaval...-

-Oh, no te procupes yo estoy aquí para defendernos- dijo Facundo mientras le daba un beso en la frente y lo abrazaba, Rosas ya le había contado antes de eso.

-Gracias Facu- Entre Rosas y Facundo había una relación demasiado especial, por eso ambos su cariño.

-No pienso que vuelva el carnaval nunca, nunca más-

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- JAJA! Tu cartita no funciono Sarmiento- dijo Urquiza entrando de un zapataso a la casa del mencionado.

-Sí ya sé, no entiendo por qué prohibir algo tan hermoso- dijo Sarmiento casi susurrando y enojado.

-Había que hacerlas cosas por la fuerza como lo digo YO, no atravez de cartitas-

-Sí, Sí... algún día Urquiza...-

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• 𝘾𝙤𝙧𝙩𝙤𝙨 • ᴘᴏʟɪᴛɪᴄᴏs/ᴘʀᴇsɪᴅᴇɴᴄɪᴀʟᴇsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora