Querido Vladimir

237 11 4
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


.

El presidente argentino se encontraba de gira en Rusia. De por si el clima allí era muy frío, pero Alberto se encontraba buscando la casa presidencial por medio del frío. Finalmente entre un revuelto de nieves y vientos encontró aquella estancia donde Vladimir lo había invitado.

-Ahí es- dijo Albert parando al chófer.
Esté solo obedeció.

.

Alberto entro a aquella casa presidencial rusa la cual estaba vestida y decorada de colores amargos, y alguna que otra cosa de oro o plata, entre trofeos de guerra y otros.

Algunos sirvientes llevaron a Albert directo a la habitación donde yacía Vladimir, durmiendo, pero en fin.

Alberto miro alrededor de la habitación, no quería despertarlo, aquel lugar estaba repleto de fotos de la vicepresidenta argentina, posando, bailando, etc.

Entre el despistar de Alberto, Vladimir ya había amanecido de su siesta.

-En realidad este problema con Ucrania me tiene agotado- dijo sincero el ruso.

Alberto miro con sorpresa a Vladimir.

-Si, lo sé, aún sigo pensando en Cristina aún que ella no me ame como yo a ella.- dijo Vladimir con su típico acento.

-Yo creí, que ella...- Alberto Fernández torno en un silencio sutil.

-En verdad, ella me rechazó, bueno no me rechazó del todo así que aún tengo esperanza no?-.

-No, no simplemente olvídala Vladimir- le recontesto Alberto en el fondo estaba celoso.

-Pero es que yo...- protestó Vladimir.

-Solo olvídala quieres?- le gritó Alberto con lágrimas en los ojos.

Vladimir quedó sorprendido, como nunca pudo ver así a Alberto.

-Ella no te ama, yo si Vladimir- dijo Alberto huyendo de la habitación.
Pero su par ruso lo detuvo.

Cruzaron miradas, por segundos, Alberto sentía su cuerpo desvanecer e irse a otra ciudad, cuando Vladimir le dió un suave beso en los labios.

-Albert yo también te quiero- le contesto su par ruso.

Alberto estaba sonrojado. No sabía que contestarle.

Finalmente las horas pasaron el presidente de Rusia y el argentino se encontraban en el patio.

Alberto ya había dejado en paz algunos tratados diplomáticos. Y se dedicó a cantar una canción en su guitarra, creyendose el mismo Spinetta.

"Querido Vladimir, mí querido Vladimir"

Esas eran algunas de las estrofas que compuso para el ruso.

.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 07, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

• 𝘾𝙤𝙧𝙩𝙤𝙨 • ᴘᴏʟɪᴛɪᴄᴏs/ᴘʀᴇsɪᴅᴇɴᴄɪᴀʟᴇsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora