𝐍𝐔𝐍𝐂𝐀 𝐌𝐄 𝐅𝐔𝐈 ||J-Hope||

Cap. 3

Era hora de dormir. Me despedí de mis compañeros de habitación y caí rendido. Un hermoso recuerdo vino a mi en forma de sueño.

Era sábado por la tarde, yo estaba en mi estudio afinando los detalles de una nueva canción. De pronto escucho que la puerta es golpeada sutil aunque desesperadamente. Dejé de hacer lo que hacia al escuchar su voz.

—HoSeok oppa~—me llamó y después entro en mi estudio con un libro en sus manos.

—¿Qué pasa cariño?

—¿Puedo quedarme a leer aquí? no quiero estar sola—me pareció muy tierna la forma en que me lo dijo. 

Ella traía puesto un mameluco de Mang que yo le había dado, por alguna razón aunque ella no era muy fan de los conceptos tiernos, le gustaba usar mamelucos.

—Sabes que si puedes hacerlo—con una sonrisa se acurrucó en el pequeño sillón de mi estudio.

—¿Qué libro estas leyendo?—le pregunté curioso al ver las expresiones de molestia y tristeza que hacia mientras leía.

—Sheccid.

—¿De que trata?—quería saber el porque de sus expresiones tan repentinas.

—¿Recuerdas que la semana pasada leía un libro llamado "Los ojos de mi princesa"?

—Si.

—Pues ese libro es la historia de "amor" de José Carlos e Irene o Sheccid como el la llama, el libro es narrado por José Carlos. Este libro es la historia desde la perspectiva de Sheccid, prácticamente. 

—Si su nombre es Irene ¿por que la llama Sheccid?—le pregunto un tanto confundido.

—Según José Carlos, Sheccid es la princesa en una historia de su abuelo, quien era escritor, esa princesa fuel la inspiración de un prisionero para salir de la cárcel y ser mejor persona, superarse a si mismo para así poder estar con ella. El dice que Irene es su Sheccid. Y ella termina por darse cuenta de que también es un prisionero y José Carlos es su Sheccid. 

Vi cierto brillo en sus ojos al recordar la historia. Me di cuenta de algo, T/N es mi Sheccid. Ella me ha inspirado a ser mejor que yo mismo.

—Entonces... tu eres mi Sheccid T/N—ella se levantó y me abrazó. Después me soltó y volvió a sentarse.

—José Carlos es poeta y escritor. El compone poemas hermosos, así como tu compones canciones hermosas—dice emocionada.

—¿Me leerías alguno de esos poemas? 

—¡Si!—y comenzó a buscar alguno en su libro.

Verla tan feliz, me hacia feliz. Así sabes que estas enamorado; no necitas nada mas que la sonrisa de esa persona para cambiar tu animo de un enojo de los mil demonios, a una alegría sin igual. Yo la amaba, la amo, y siempre la amaré. Solo espero no hacerle mas daño...