Desde que era pequeño, a Nanon le asustaba ver lazos de color rojo colgando de los dedos meñiques de las personas. Cuando podía, interrumpía los besos de las parejas, porque una especie de luz dorada comenzaba a brotar de sus lazos, y le estorbaba o lastimaba la vista cuando era muy fuerte.
Creció viendo esto, y comenzó a preguntarse por qué él no tenía uno. Descubrió que era algo que unía a las personas, por lo que hizo todas las piruetas posibles tratando de ver el suyo, pero jamás apareció.
¿Y si no había nacido aún? ¡No, no podía ser eso! ¡Él no era un pedófilo! Comenzó a pensar en todas las respuestas posibles, llegando a una conclusión. Si él podía verlos, quizás hacía que no viera el suyo, así que tampoco vería el de su pre-destinado, pues tendría que unirse a su mano y si se cortara a medio camino sería sospechoso.
Y ahí estaba, dedicándose a tocar discretamente las manos de las personas que no contaban con un lazo, para ver si el toque ocasionaba que un lazo brotara de ambos. Pero nada, eso no provocaba ninguna reacción en lo absoluto.
Y es que no es como que hubieran muchas personas sin lazo, ha visto pocas a lo largo de su vida, pero aún así ninguna resultaba ser su amor. Y por eso andaba buscando a esa persona de esa forma; una de ellas debía ser.
¿Acaso jamás encontraría a su pre-destinado?
Algo golpeó su hombro y al girar su rostro vio a Chimon de pie junto a él claramente molesto. Frunció el ceño confundido hasta que recordó que el mayor le estaba contando algo pero terminó sumido en sus pensamientos, por lo que no le prestó atención. Sonrió levemente a modo de disculpa y lo haló del brazo para que se sentara de nuevo.
—Nunca le prestas atención ni a la mitad de las cosas que digo.
—Por supuesto que sí, tan solo esta vez me quedé pensando en una cosa que debo hacer, lo siento.
—Te pregunté si puedes salir conmigo mañana.
—¿Salir a dónde?
—No puedo decirte.
—¿Por qué no?
—Porque es vergonzoso decírtelo, tú solo ven conmigo.
—Está bien, como desees.
—Nanon, ¿no has pensado que quizás seas tú quien decida quién será la persona con la que compartas tu lazo?
—¿Qué? No, nuestro destino ya está escrito y por ende el amor de nuestras vidas está pre-destinado.
—Dame tu mano. —Nanon la levantó lentamente, Chimon entrelazó sus dedos con los suyos y miró la unión fijamente—. ¿Estás seguro de que es así?
—B-Bueno, todos tenemos creencias diferentes, quizá me equivoque, no puedo asegurarte nada.
—¿En verdad no tengo un lazo?
—Ya te he dicho que no, no veo ninguno.
—No entiendo cómo funciona esto. —Se removió incómodo—. Por más que lo intente, nada me une con quien deseo, pero tampoco tengo una persona pre-destinada, así que ¿cómo diablos va a aparecer mi lazo? ¿Y si nunca aparece y tengo que quedarme solito?
—No lo sé, me pasa lo mismo.
Chimon se levantó de repente causando que él casi se cayera, pero terminó levantándose junto a él y comenzaron a caminar en dirección a sus hogares con sus manos aún entrelazadas. Ni siquiera se percataron de ello, caminaban en silencio aunque el simple hecho de estar juntos hacía el ambiente cómodo y tranquilo. Al llegar a su destino, Wachirawit se despidió de él brevemente advirtiéndole que pasaría por él temprano al día siguiente y desapareció de su campo visual.
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❛ pre-destination ❜ ⚘ namon
Fanfic¿Qué ocurriría si Nanon pudiera ver los lazos rojos de los demás, pero no el propio?