Capítulo 6: El tren

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Leonix estaba en su tren camino a la capital. Su tren era lujoso, no tanto, pero si lo suficiente para un lord como el, este tren era propulsado con magia, los maquinistas en vez de usar el carbón para generar el vapor, usaban sus propios hechizos de agua y fuego, para crear vapor.

En el tren personal de Leonix habían varios vagones, Leonix se encontraba junto a su más fiel guardia, Mike y el mensajero en la biblioteca del tren, Leonix tenía bibliotecas en todos lados ya que le encantaba estudiar.

Su vagón biblioteca era grande, tenía varias estanterías con todo tipo de libros acerca de magia, medicina y otras cosas, en el mismo vagón tenía un mini bar, esencial para viajes largos como este.

Leonix se encontraba sentado en una de las mesas de el vagón. Junto a él estaba sentado Mike, siempre atento a todo lo que pasará. El mensajero estaba sentado en el bar, agotado, tomando lo que parecía ser ron para aliviar su sed.

Leonix ve al mensajero cansado, y la curiosidad lo consume

Leonix: Mensajero, ven, siéntate junto a nosotros -dijo haciéndole una seña para que se sentara-

Mensajero: Claro mi señor, muchas gracias.

El mensajero se sienta de frente a Leonix y su guardía.

Leonix: cuéntame mensajero, ¿Cuál es tu nombre?

Mensajero: Me llamo Oka

Leonix: ¿Con que Oka eh? Extraño nombre para ser proveniente de la capital.

Oka: La verdad señor, soy proveniente del país vecino, Farandil.

Leonix: ¿Farandil? Tenía entendido que era una nación de orco y solo orcos podía vivir ahí.

Oka: Por eso mismo estoy aquí mi señor, mi padre era un orco y mi madre humana, lo único orco que heredé de mi padre fue este color tan extraño, lo demás soy un humano totalmente normal.

Leonix: ¡Oh claro! tu color, estaba tan concentrado en mi investigación que no me di cuenta, ¿eres un poco verde oscuro no?

Oka: Si, podría decirse así mi lord, la verdad ni yo sé de qué color soy.

Leonix: No te sientas mal mi querido Oka, abajo de la armadura de Mike hay un elfo del bosque de piel oscura, la verdad es que es uno de los pocos elfos que logro tener ese color de piel.

Mike asintió con la cabeza sin agregar nada más.

Oka: Me alegra saber que no soy el único raro aquí.

Mike: ¿A quien le dices raro? - Dijo con una voz gruesa y enojada parándose de su asiento-

Leonix: Tranquilo Mike, no sabe que todos somos personas comunes, no importa lo que somos en el exterior, en el interior todos somos iguales, solo personas con el deseo de mantenerse con vida.

Oka: Sin ofender, pero para usted es fácil decirlo, es lo que un humano normal tendría que ser, piel blanca, cabello castaño con unas canas por su vejez.

Leonix: Vejez no hijo, sabiduría.

Oka: Claro mi lord, pero usted no entiende lo que es ser diferente.

Leonix:Claro que lo entiendo joven, yo fui un fenómeno mucho antes que tú si quiera existieras, en mi pueblo fui el primer humano capaz de dominar el arte de la magia de destrucción, pero esa es una larga historia.

Oka cruza sus brazos y se hecha para atrás en su asiento.

Oka: La verdad mi señor, me gustaría escucharla.

Leonix: Pues soy proveniente de un lugar fuera de mos, un antiguo pueblo de humanos, ahí nadie sabía lo que era la magia, hasta que yo un día, solo, nací con ese don. Un don o maldición, como quieras verlo, lo cierto es que mis poderes eran únicos en mi tierra, y poco después descubrí que son únicos en todo este mundo, yo nací con poderes de la destrucción, de pequeño no pude controlar mi poder y....

Oka: ¿Y que mi señor?

Leonix: No pude controlar mi poder y terminé destruyendo mi propio pueblo, asesinando a todos en el pueblo, los únicos que sobrevivieron a esa masacre fueron mis padres, quienes me mandaron en el primer barco a Mos, dónde aprendí a controlar mis poderes y me jure a mi mismo que sería doctor y daría mi vida para curar a los demás, para saldar la deuda que tengo con el mundo al haber cometido esa masacre.

Oka: Espero que jaspe lo perdone mi señor.

Leonix: No creo en dioses joven, pero si existe, espero que así sea.

Mientras hablaban ocurre una gran explosión en el tren, descarrilandolo fuera de de las vías.

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