Capitulo 10: atentados

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Fonxiest y Junix fueron a buscar a Heyrk en una caravana de carros, era 3 carros, el primero iba Junix junto a Arkamides, en el segundo iban Fonxiest y Deion y el tercero iba vacío, para recoger a Heyrk en la estación.

Mientras se dirigian la gente veía pasar a su rey y a el Lord Fonxiest y se impresionaban, les aplaudían y se amontonaban al ver pasar al rey.

Los 3 carros llegan a la estación de trenes de la capital, son estacionados en frente de la estación, mientras se ve el tren lujoso de Heyrk parándose, dejando el humo del vapor en los alrededores.

Fonxiest y Junix se bajan de sus respectivos vehículos para recibir a Heyrk

Las puertas del tren se abren y hacen ver a un   Heyrk vestido de una manera muy elegante, con una casaca larga y dorada, con hombreras de maya doradas, denotaba empoderio y riqueza.

Al bajarse Heyrk extiende sus brazos y grita.

Heyrk: ¡Mis viejos amigos! ¡Que alegría verlos al fin!

Junix: Que placer tenerte aquí, viejo amigo.

Heyrk se acerca a junix y le da un abrazo corto, luego se acerca a fonxiest y realiza lo mismo.

Heyrk: ¿Como han estado? ¿Cómo está tu familia Fonxiest?

Fonxiest: Muy bien, todo bien mi amigo.

Junix: Heyrk, tengo asuntos importantes de los que hablar contigo, la recepción de hierro ha Sido escasa estos días por no decir nula.

Heyrk: lo sé Junix, he tenido problemas en mi comarca.

Junix: bueno de eso hablaremos en el palacio, anda, entra en tu vehículo.

Heyrk venía con su general de confianza, Battaglia, ellos dos se dirigían directos a su carro, cuando de repente suena una explosión a lo lejos.

Junix: ¿Que fue eso?

Rápidamente los guardias se alertan y se ponen en posición rodeando a los tres fundadores para protegerlos de cualquier ataque.

Arkamides: Montemos en los carros mientras los guardias los protegen.

Heyrk y su general se acercan a su vehículo. Cuando iban a entrar una pólvora proveniente de atrás del vehículo se activa realizando una explosión, causando una  onda expansiva que tira en el suelo a Heyrk y su general. Los choferes de los vehículos de Fonxiest y Junix reaccionaron rápidamente y se apartaron.

El vehículo de Heyrk estaba quemándose con el cadáver del chófer quien fue quemado vivo por la explosión.

Arkamides: ¡Mierda! ¡Rápido, rodeen a los fundadores! -grito desesperado-

Los soldados armados con mosquetes rodearon a los fundadores.

Fonxiest y Junix quedaron perplejos al ver a Heyrk caer en el suelo.

Junix: ¡Que alguien recoja a Heyrk! ¡Ya!
-grito de manera autoritaria-

Heyrk es recogido por unos guardias que vinieron con el en su tren, Heyrk solo estaba desmayado por el golpe, pero su general perdió el brazo ya que alcanzó a tocar el vehículo antes de montarse, otros guardias recogieron al general y se metieron dentro del círculo de soldados junto a Fonxiest y Junix.

Arkamides: Hay que irnos, ¡Ya!

Junix: no vamos a dejar a Heyrk.

Arkamides: Obviamente no mi rey, pero mientras yo busco una solución, ¡Usted procure mantenerse con vida!

Junix: Arkamides recuerda a quien le hablas. -dijo autoritariamente-

Arkamides: Lo se mi rey, solo intento protegerlo.

Arkamides se dirigió a los guardias.

Arkamides: Guardias, rápido, llevence al rey a el palacio, yo me llevo a Heyrk y su general.

Guardias: ¡Si señor!

Los guardias sin dejar de rodear, se llevan a Fonxiest y a Junix a sus respectivos vehículos, dónde los montan y se van rápidamente de ahí.

Mientras otro grupo de guardias se quedó con Heyrk, su general y Arkamides.

Arkamides ve a un ciudadanos con un carro de 4 puertas.

Arkamides: Necesito que me des tu carro para salvar a el Lord Heyrk.

Ciudadano: ¡Oh por jaspe! Gran general, claro, yo puedo llevarlos.

Arkamides se monta en la parte delantera junto a el desconocido y atrás montan a Heyrk y a su General herido.

Arkamides: Vamos al palacio, rápidamente plebeyo.

Ciudadano: como usted ordene gran general.

El vehículo arranco lo más rápido que podía al palacio.



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