Capítulo 1

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Narrador.

Los primeros rayos de luz empezaban a iluminar Kattegat. Era un amanecer frío, a pesar de que el sol prometía brillar con fuerza, una brisa helada sacudía todo el lugar.

La gente todavía dormía, menos algunas personas que madrugaban para trabajar. Pronto todo el mundo estaría despierto y moviéndose de un lado a otro. Los guardias no tardaron en cambiar turnos, había algunos que se quedaban a vigilar de noche y necesitaban descansar.

Pasaron los minutos y todo parecía ir como siempre, no había ninguna novedad más allá de las típicas. Sin embargo, eran ignorantes del cuerpo de la joven en mitad del gran salón. La chica permanecía inconsciente y su sangre había formado un charco de considerable tamaño, incluso su cabello estaba empapado.

Los esclavos habían comenzado a trabajar desde hace rato, su vida solo consistía en eso. Los hermanos Ragnarsson estaban despertando, al igual que su madre.

Una esclava se encontró con la chica, por la sorpresa tiró al suelo el bol de madera que tenía en sus manos, ocasionando un ruido que retumbó en la vacía sala. Se quedó paralizada unos segundos, pero rápidamente reaccionó y fue corriendo en busca de alguien para avisar.

La primera persona que encontró fue a la reina, al principio miró extrañada a la joven. Si hubiera alguien muerto en el gran salón, los guardias lo sabrían y habrían avisado. De todos modos, decidió seguir a la esclava para asegurarse, encontrando el cuerpo del que hablaba. Hizo llamar a sus hijos, los cuales todavía no habían aparecido.

―¿Qué pasa? ―preguntó Ubbe con curiosidad. Sus hermanos también estaban presentes.

Los cinco observaban a la joven con sorpresa al verla a los pies de su madre. Aslaug se agachó examinando más de cerca su cuerpo. La ropa estaba rasgada mostrando las incontables heridas que cubren su piel, aunque ninguna parecía demasiado profunda. Los hermanos se acercaron para ver mejor. Ivar era el que más cerca se encontraba, por lo que extendió la mano y retiró el pelo manchado mostrando el rostro de la chica.

―No me suena ―comentó Ivar, los demás asintieron dándole la razón.

Ubbe abrió las puertas y llamó a los guardias que vigilaban en el exterior. Una vez dentro, se sorprendieron al encontrar el cuerpo y se pusieron tensos.

―¿Cómo ha llegado aquí?

―No lo sabemos, no estábamos en el turno de noche ―excusó uno de ellos, mentalmente maldecía a sus compañeros por ser tan incompetentes.

―Traedlos ahora mismo.

Los dos guardias salieron inmediatamente en busca de los otros. Una pequeña conversación se formó entre los hermanos, preguntándose quién es y cómo había llegado hasta ahí.

―No hay rastros ―interrumpió Ivar ganándose la mirada de todos―, nada en el suelo y nada en las paredes. Ni siquiera en la puerta.

Examinaron el alrededor confirmando las palabras del tullido. Al fin y al cabo, siempre ha sido el más observador de todos.

―Puede que la hayan dejado entrar y la mataran aquí. ―Ubbe se cruzó de brazos.

En ese momento, las puertas se abrieron lo suficiente para que dos guardias entraran. Se detuvieron a cierta distancia con la cabeza agachada. Aslaug fue la primera en hablar.

―Estabais por la noche, ¿verdad?

Ambos asintieron con la cabeza.

―¿Qué significa todo esto?

𝐒𝐀𝐕𝐈𝐎𝐑 | Ivar The BonelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora