El callejón

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   Eran cerca de las 3 de la tarde cuando la noticia se esparció por redes sociales, nadie tenía idea de lo que había ocurrido en la hórrida escena del crimen. En el momento que llegó la PDI analizaron los cuerpos, eran de 3 hombres  y una mujer no mayores a 30 años, sus extremidades habían desaparecido, en las zonas carentes de estas estaban cubiertos por vendas teñidas de sangre; sus rostros estaban más ensangrentados aún por los estallidos oculares, las orejas cubiertas de profundos cortes, las bocas tapadas con cinta aislante y sin sus lenguas. Por tal brutalidad se asumió que fueron por lo menos 3 individuos que atacaron

   Por delante de la multitud de gente que observaba el desastre se hallaba una señorita de pelo teñido rojo con chasquilla, andando de la mano con su hija de 4 años. Rompió en llanto al ver el cuerpo de su pareja y acompañantes, tirados en el suelo como bolsas. La niña solo miró hacia otro lado, asustada ante cruel espectáculo. Entre el escándalo que realizaba la chica por ir a acercarse a los cuerpos y los encargados tratando de mantener a compostura para no interrumpir su investigación ella gritó cuando observó que aún ellos respiraban. Siendo percibido la gente se puso a grabar por la impresión, no tomó más de una hora para que se hiciera viral.

   Todos los agredidos fueron llevados a la clínica más cercana, luego de una operación de urgencia quedaron en una camilla con reposo. Los familiares llegaron para visitarlos, sus rostros estaban completamente tapados con vendas. No podían mover sus cabezas, los médicos estimaron que la apertura de la nuca puede estar relacionada con una parte del sistema nervioso atrofiado; les llenó de impotencia no solo el daño irreversible, también fue no tener pistas de los culpables.

   Las pruebas que se llevaron a las oficinas de la PDI no resultaban muy satisfactorias en el intento de buscar a los responsables; no habían rastros de sus pisadas ni marcas en las paredes o si quiera gotas de sangre que pudiesen servir de ayuda. Peor fue no saber donde estaban las extremidades perdidas.

Peor que la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora