No tan evidente

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A los dos días de haber sido internados en el hospital sus familias fueron de visita por sus familiares. Sentados a la espera de su turno de visitas hubo miradas incómodas, sin importar lo tétrico que resultaba todo el ambiente de a poco se hablaron los familiares; en un principio sacaron como tema el donde vivían, sus intereses en común y temas del país. Los niños no ocultaban en sus rostros el aburrimiento e incluso el desagrado de estar en el centro médico, algunos alegaban por volver sin mostrar algo de importancia por el estado de sus conocidos, varios fueron reprendidos por sus padres y otros ignorados.

Una de las madres no aguantó más ver a su hijo protestando por dejar el lugar y le levantó la voz:

-¡Agustín, ya córtala! Este no es el momento para andar haciendo show.- Su frente se arrugaba lo suficiente para ser notoria de lejos.

-Pero si no me gusta estar aquííí.- Al final sollozó.

-¡No llorís que la gente te ve!- Esa frase llamó más la atención del resto.

Todo empeoró cuando resto de los niños se sumó en el mismo interés. Una señora de 50 años, de cabeza redonda, con ojos grandes y un peinado de pelo corto con rulos se apartó un poco de la multitud, tomó un largo respiro antes de hablar.

-¡¡¡A ver, todos ustedes compórtense como la gente que son!!!- Su tono resultaba más grave de lo esperado y fue suficiente para mantener el orden junto a la atención. Esbozó una leve sonrisa cuando la miraron. -Ahora que tengo su atención, quisiera sugerir que le podríamos dar unos lápices y papeles a los niños para tranquilizar toda esta lesera que sucedió.- Con una pequeña risa terminó su anuncio y una persona del montón decidió llevarle la contra al sentirse atacada:

-Ya, ¿Y acaso vos te creís el hoyo del queque vieja con...-

La señora lo interrumpió en aquel momento con una mirada fija y sin miedo. -Pues supongo que todos mis años de cuidar niños son por algo y aportan mejor que tu chachara, desubicado.- Su postura reflejaba una total firmeza. El tipo no encontró ningún otro argumento, por lo que bajó la mirada molesto.

Al final unas personas fueron a la librería más cercana para comprar los útiles y dárselos a los hijos y sobrinos de las víctimas. Una vez con los útiles entregados los niños liberaron su estrés en las hojas. Los rallados, como cabría esperar, eran de proporciones grotescas; por alguna razón todos los personajes retratados eran pequeños y ubicados en la parte de abajo. Destacaban los ojos en algunos, otros tenían personajes demasiado amontonados o pegados, rayados rojos de forma grotesca y borrones en las piernas.

Un neurocirujano se apoyaba en la pared, había observado todo lo acontecido sin alterar su ánimo tan sereno. Miró el celular para corroborar la hora, dieciocho minutos para terminar su horario de colación, lo único que lo distraía para aquel momento se había apaciguado por la señora con rostro tan amigable, para si mismo de broma la maldijo. Un colega suyo, también aburrido le hizo compañía para matar el tiempo, tomó la iniciativa de la charla.

-Casi queda la embarrá con la patota.-

-Ojalá, yo le hubiera apostado al loco con la polera de la u.-

-Igual el del colo le gana-

Unas risas adornaron el tema por unos momentos. No veían otro tema de conversación, por lo que el hombre observador sacó otro tema.

-¿Ves los dibujos de esos cabritos?-

-Mas o menos.-

-Más o menos a la primera. ¿Cachai que pueden...no sé...decir de ellos mismos? Tu igual has estado estudiando para eso.-

-Está un poquito lejos, pero como que son más o menos chicos los dibujos.- 

-Anda a sapear po'.-

-Igual si, una miradita piola.-

Fue y volvió luego de hacer como que buscaba algo, fue más desapercibido de lo esperado, luego de tener un análisis más detallado su mirada se notaba más sorprendida, se devolvió lentamente.

-¿Y que onda?-

-Se me hace parecido a los dibujos del cabro del otro día.-

-El Miguelito, si me acuerdo algo. ¿Al final que era?

-Bueno, es que el cabro se mostraba bastante inseguro y preguntaba para cualquier cosa, no así por curioso. Al final se descubrió que el papá lo violó.-

-Bastante brígido la verdad, apuesto que los dibujos de ese chiquillo se parecían a los de estos.-

-Eso mismo.-

-Cuático, incluso noté que querían puro irse de acá. No les importaron si quiera sus seres queridos.-

-Con lo que dices dudo que lo sea.-

-Todo caso, ese cabro gordito de ahí se me hace familiar.- En su mente continuó: "Más de lo que piensas"-

-Como sea, no sé si vaya a ser el momento de prender la mecha en una situación tan delicada.-

-Todo caso.-

Al final se devolvieron para continuar su labor. El neurocirujano miró un poco inquieto los dibujos, no dejaban de ser algo inquietantes, pero tampoco quería armar un alboroto por una idea no corroborada del todo.

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⏰ Última actualización: May 01, 2021 ⏰

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