|Capítulo Final|

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Fue otra noche de insomnio. No podía creer que Camila se iba con alguien más. ¡Mierda! ¡Camila ni siquiera se había ido a vivir con ella y la amaba! O al menos antes lo hacía.

¿Estaba jodidamente loca? ¡Apenas conocía a ese idiota! ¿Y qué si era una superestrella? ¿Realmente conocía a la Camila de verdad? ¿Sabría cómo lidiar con ella? ¿Cómo podría ponerse como una tigresa si se despertaba en el lado equivocado de la cama? ¿Comprendía que Camila podría fácilmente poner un agujero en su bolsillo en tan sólo diez minutos por ir de compras a Shibuya? ¿Él jodidamente entendía cómo hacer sonreír a Camila cuando estaba nostálgica? Lauren sabía todas estas cosas, pero eso no quería decir que la amaba.

¿Cierto?

Su pecho se apretó dolorosamente ante la idea de amarla. Normalmente, los pensamientos sobre el amor, serían de disgusto o de ira. Pero cuando se trataba de Camila... en realidad se estremecía de miedo y su corazón latía locamente. Era una amenaza, que no quería reconocer. El amor le daría poder sobre ella, de la misma manera en que Vanessa tuvo ese poder y después la lastimó.

¿Qué pasaría si Camila la dejaba en el futuro? Eso la mataría. ¿Estaría dispuesta a correr ese riesgo? Pero si no se arriesgaba la perdería de todos modos. Echó un vistazo al reloj. Al final, la elección era clara. Por el contrario, no había otra opción en absoluto.

Sabía lo que sentía, por mas miedo que hubiera dentro de ella. Le costaba admitirlo, pero no podía perderla sin siquiera intentarlo.

Se levantó de la cama justo cuando alguien golpeó a la puerta de forma brusca. Déjà vu, pensó, un poco desconcertada.

Lauren abrió la puerta y sólo tuvo un segundo de advertencia, antes de que Camila se lanzara sobre ella, llenándole la cara de besos. Perdió el equilibrio y ambas cayeron al suelo, pero aun así Camila no dejó de besarla. Lauren le devolvió el beso, tirando de ella con fuerza, gimiendo ante el sabor y la sensación que se había perdido cada maldita noche de tenerla así de cerca.

Y entonces la morena se apartó y Lauren gimió en señal de protesta, pero Camila se movió un poco más lejos, poniendo las manos sobre sus hombros.

—¡Besé a Kim!

—¿Hiciste qué? —Tiró de ella hacia atrás y la besó con fuerza, estúpidamente quería borrar el beso de aquel idiota. Camila luchó por su libertad y por fin la dejó.

—¡Dos veces!

—¿Estás jodidamente loca? —gruñó.

Ella ni siquiera se inmutó. Su mandíbula estaba tensa y una mirada terca dibujaba el rostro de Camila.

—Seguro que sí, porqué estoy aquí por ti. Y te sigo amando, pero ahora quiero saber la jodida verdad. ¿Tú me amas? —La voz de Camila era firme y feroz. Ya no había miedo al acecho en sus ojos, ni una enorme cantidad de inseguridad.

Inseguridades que ella había causado, pensó sombríamente.

Lauren simplemente lo dijo, dejando al descubierto su corazón ante sus propios ojos.

—Te amo. Te amo tanto que me asusta hasta la muerte. —Quería decir más, pero los labios de Camila estaban de vuelta en los suyos y luego estaba sonriendo, llorando, y la besaba al mismo tiempo. De repente la golpeó en el abdomen.

—¿Por qué te tomó tanto tiempo admitirlo?

—Yo era una maldita idiota. —No se detuvo tratando de desnudarla mientras le contestaba la verdad. Camila se echó a reír.

—¿Puedo grabar eso? —Quería tomarle el pelo un poco más, pero su voz ya estaba temblando tanto, por el alivio de escucharla finalmente decir que la amaba, lo que le provocaba ganas de llorar. Oh Dios, ¿esto era realmente cierto?

Lauren & CamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora