Prefacio

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Una mañana como todas, tranquillas y ventosa. Las gaviotas revolotean en la costa cerca de la bahía, la marea suave golpea los barcos de poco en poco, mientras la brisa salada penetra en cada rincón del lugar hasta esparcirse por todo el ambiente.

A la distancia, una pareja disfrutaba caminar al amanecer disfrutando una de sus tantas mañanas juntos caminar sobre la cálida arena, sentir la brisa sobre sus rostros y sobre todo, disfrutar su vida junto a su pequeña hija. Con 12 anos de casados, habían hecho una vida juntos. Jane y William, sentían tenerlo todo. No les faltaba nada, aunque a veces les hubiese gustado agrandar un poco la familia.

-Sally, no corras!- le grito su madre. Sally, una niña alegre y dulce que cada mañana le gustaba correr por la arena y soñar con ser la mejor surfista de todos los tiempos. Con apenas 6 años le gustaba admirar y observar como los niños mas grandes se adentraban al agua y jugueteaban en las olas.

Con grandes sueños, y un deseo tiro una piedra al agua seguido por escuchar un quejido. Miro a todos lados y no vio nada, desvió la mirada hacia sus padres quienes le miraban de lejos. De la nada, volvió a escuchar algo mirando una vez mas a sus alrededores hasta observar algunas piedras y un trozo extraño en la arena, se acercó a este escapando de la mirada de sus padres hasta que observo lo que pudiese ser una mano pequeña. La Niña grito al verlo y corrió lejos en busca de sus padres. Quienes al tomar a su hija en brazos esta se echó a llorar. Los padres, pensando que algo había pasado la miraron asustada. Jane, trato de calmar a su hija hasta que la pequeña logro bajar un poco las ansias y señalar el lugar donde estaba.

La mujer al llegar al lugar no dudo en marcar al 911 y pedir una ambulancia.

-911, cual es su emergencia?

-si-tartamudeo la mujer - entre nervios, logró dar dirección del lugar mientras asistía al pequeño niño inconsciente. Rápidamente colgó arrodillándose para jalar al pequeño y darle primeros auxilios. Presionó sus manos sobre el pecho del menor varias veces y logrando que escupiera agua. El menor al abrir sus ojos dejo un alivio en el corazón de la mujer que dejo caer lagrimas de felicidad al saber que le salvo la vida a un pequeño. Jane, por un instante miro las facciones del niño, rubio, sus ojos azules como le mismo cielo reflejado en el mar y una piel blanca y suave a pesar de estar quien saber cuanto tiempo allí varado. Pero así como el niño abrió los ojos volvió a cerrarlos. La mujer se altero buscando como tomar su pulso. Tan enfocada estaba en el pequeño que no se dio cuenta que a su lado estaban varios paramédicos y un oficial de la policía británica.

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La familia había pasado todo ese día en el hospital hasta que algún pariente del muchacho se apareciera, pero nadie apareció. Jane, tuvo el corazón de quedarse esa noche con el pequeño hasta que despertara y tuviera conciencia lo cual los médicos le daban pocas esperanzas al niño.

Con el alma en la mano, y varias lagrimas rozando sus mejillas. Jane, rezo toda la noche junto al menor, ver como un niño postrado en una camilla se le hacia agua el corazón.

-señor, cuida a este niño, que despierte y pueda tener una vida llena de paz, amor y alegría como muchos lo merecen.- rezando, se quedo dormida esperando un milagro.

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La mañana siguiente sus plegarias fueron escuchadas, aún dormía cuando el pequeño despertó, sintió una cálida mano aguantarle suave, no sabia donde estaba pero se sentía bien y le agrado sentir calor en su manita. De moverla un poco despertó a la mujer que le sostenía su mano.

Jane se quedo a conversar con el pequeño quien le reconoce. Jane sentía que de algún lado había visto su rostro pero no recordaba hasta que llegó uno de los médicos con unos documento en mano.

Ambos adultos salieron de la recamara, mientras el pequeño solo miraba a través de la pared de cristal las emociones de la mujer y sus gestos. Parecía que cambió su mundo porque ella no dejaba de mirarlo con lágrimas en los ojos.

-no puedo creerlo- dijo en lágrimas.

-es el, sobrevivió a un accidente y la corriente lo trajo a la orilla, es un milagro- respondió el médico antes de retirarse. Jane, entra por unos minutos ya sabiendo quien es el pequeño.

-Greg, pequeño.- le llamo siendo respondida con una sonrisa cansada del niño. Jane con un nudo en la garganta y un mar de sentimientos alojados en su pecho, se inclinó dejando un beso sobre su frente. En ese instante llega el esposo de la mujer quien le hace gestos de salir con el un instante.

Esa tarde, la pareja o más bien Jane estaba dispuesta a dar todo con tal que Greg viviera con ella para poder criarlo como su madre lo hubiera querido. A lo que el oficial que estaba a cargo le cuestionó.

-porque quiere hacerse cargo de un niño que encontró en la playa?

-porque es mi ahijado, su madre era mi mejor amiga y yo, como mujer, como madre de una niña deseo cuidarlo y darle todo lo necesario así como yo se que su madre haría por mi hija si estuviera en mi lugar. -

El oficial permaneció en silencio mientras terminaba su informe. El hombre, en su larga carrera nunca había conocido una madre como ella, decidida, fuerte de carácter y sobretodo, una mujer que se da su lugar como madre.

Keep my secretWhere stories live. Discover now